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No dormir puede matar lentamente o disminuir esperanza de vida, según experta

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No dormir ocho horas continuas durante la noche puede matar lentamente o, al menos, disminuir la esperanza de vida, advirtió hoy Guadalupe Terán Pérez, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

“El sueño perdido jamás se recupera por tratarse de un proceso natural cuya función principal es la de restaurarnos”, señaló la doctora en ciencias biológicas y de la salud.

El sueño es algo poco valorado, que en muchas ocasiones es visto como un símbolo de debilidad o es considerado de poca utilidad.

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“Se tiene la creencia de que una persona eficaz y productiva no puede darse el lujo de dormir”, detalló.

Terán Pérez explicó que el descanso constituye una necesidad vital para el organismo como lo es beber o comer y que de ello dependen procesos complejos de nuestro cuerpo.

“Aprender nuevas cosas, memorizar, planear, responder a enfermedades y amenazas externas, así como regular la temperatura y el peso, son las funciones del sueño, por lo que es indispensable para vivir”, remarcó.

La coordinadora de atención de la Clínica de Trastornos de Sueño de la UAM explicó que un adulto necesita entre siete y nueve horas de sueño al día, ya que de lo contrario aumentan las probabilidades de desarrollar hipertensión, diabetes, infartos y obesidad, entre otras enfermedades cardiovasculares y metabólicas.

Recalcó que el uso de la tecnología previo al sueño afecta el descanso de las personas, pues cada minuto frente a dispositivos electrónicos prolonga el tiempo que tardan en dormir y es causa de despertares nocturnos.

Otros efectos inmediatos de no dormir son las alteraciones cognitivas, es decir, las relacionadas con la atención, percepción, memoria, planeación y resolución de problemas.

“Por eso no es de extrañarse que una persona que no ha dormido lo suficiente se distraiga con facilidad, cometa más errores, sea incapaz de desarrollar estrategias, resolver problemas y, en general, sea menos productiva”, recalcó.

Esto puede llevar a que un trabajador no sea productivo, se incrementen los accidentes y haya ausentismo laboral por enfermedad, “lo cual le cuesta a las empresas”.

La especialista señaló también que no dormir afecta el estado de ánimo “aumenta la irritabilidad, impulsividad, las conductas agresivas, además de que se pueden desarrollar trastornos de ansiedad y depresión, que aunado al estrés cotidiano afecta y demerita la calidad de vida”.

Por ello, recomendó mantener horarios de sueño, procurar despertar temprano y evitar por la noche café, té, refresco de cola y tabaco, entre otras sustancias estimulantes.

“Prescindir de dispositivos electrónicos al menos 30 minutos antes de ir a la cama y no tenerlos cerca, reservar para la noche un momento o rutina para desconectarse del estrés del día como tomar un baño caliente, leer un poco, respirar y relajarse”, indicó.

Del mismo modo, la investigadora pidió dejar de lado la idea de que dormir es una pérdida de tiempo.

“Dormir es la posibilidad de restaurar nuestro cuerpo, equilibrar nuestro sistema, recuperarnos de enfermedades, desintoxicar nuestro organismo y aumentar nuestra esperanza de vida”, señaló.

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