Anuncio

Payaso humanitario: viaja entre Arizona, Marruecos y Perú provocando risas en cárceles, hospitales y albergues

Share

Siguiendo la estela de Hunter Doherty, el médico de la risa conocido como “Patch Adams”, la joven Hayley Shapiro se mueve entre Arizona, Marruecos y Perú para regalar risas en cárceles, hospitales y albergues, con la reconocible nariz roja y unos grandes dientes postizos.

Con 24 años, esta nativa de Phoenix pasa largos periodos en el extranjero en su esfuerzo por llevar salud a personas necesitadas por medio del humor, enmascarada en el payaso “Muelas”, junto a otros centenares de payasos humanitarios.

“No somos payasos escénicos. Cuando eres un payaso humanitario ocupas un espacio distinto, tu propósito en la vida es saltar las fronteras o encontrar formas de conectar con la gente y no seguir las reglas”, señaló.

Anuncio

Shapiro empezó a los 16 años como voluntaria en el Instituto Gesundheit, fundado en 1971 por el reconocido “Patch Adams”, a quien el actor Robin Williams inmortalizó en una película del mismo nombre estrenada en 1998.

“Patch Adams” es un allegado a la familia de Shapiro, ya que su abuelo Carl Hammerschlag, un reconocido psiquiatra de Arizona, es amigo del famoso médico que defiende la risa y la alegría como parte integral de un proceso de curación.

“Lo recuerdo desde pequeña haciendo cosas locas, como comiendo un sandwich de atún con mermelada”, comentó la joven clown, que en Phoenix organiza el “Clown Town Healing Fest” y acaba de estar por siete meses en Belén, uno de los poblados más pobres de Perú y en donde desarrolló un proyecto comunitario.

“Sólo necesitas conectarte con la gente y hacerlo con compasión y amor. En ocasiones es duro, no es un trabajo fácil, estás viendo cosas que jamás hubieras pensado que verías, pero es un trabajo maravilloso”, aseguró.

Defiende que “el payaso no juzga” y que en sus recorridos por cárceles, hospitales orfanatos, clínicas de salud mental y albergues, ya sea en Ariozna o en el extranjero, solo busca conectar “con las necesidades de la comunidad”.

“Al ir a la cárcel yo no pienso que las personas son malas, para nosotros todos somos iguales”, señaló esta joven, que a su corta edad ha pasado mas tiempo “afuera de Phoenix”, siempre con el apoyo de su familia, y cada vez tiene menos tiempo para las fiestas y las salidas.

No obstante, cada experiencia en el extranjero significa un “revelador” aprendizaje que luego vuelca en su labor en Arizona con el “Clown Town Healing Fest”, la culminación de su experiencia en otros sitios del mundo, afirmó.

“Cuando inicié con esto no iba con la idea de ayudar a la gente más pobre, porque no es así, todos somos pobres en algún sentido. Lo que sí puedo decir es que he aprendido más de la gente de Perú, ellos son los que me han enseñado”, manifestó.

“Tenemos que estar abiertos a aprender de otras formas de vivir (...) Debemos aprender a curarnos como comunidad”, aseveró.

Anuncio