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Estudio: ¿Los adultos mayores LGBTQ están muriendo de soledad?

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“Al menos alguien sabe que estoy vivo”.

Karen Fredriksen Goldsen leyó esa línea en un formato de encuesta y supo que había descubierto algo. Durante los últimos 10 años, la profesora de trabajo social e investigadora de la Universidad de Washington (UW) realizó el primer estudio longitudinal nacional sobre miembros de la tercera edad de la comunidad LGBTQ llamado Envejecer con Orgullo (Aging with Pride).

Hace dos años, los datos de la encuesta mostraron que los adultos LGBTQ de mayor edad y casados eran más felices y más sanos que sus compañeros solteros.

La encuesta de Fredriksen Goldsen mostró que más de un tercio de los encuestados eran solteros y se aislaban tanto que sus vidas podrían estar en peligro.

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“El aislamiento social es un problema de salud pública”, comentó Fredriksen Goldsen, quien también es directora del Centro Hartford de Excelencia en Salud Generacional (Healthy Generations Hartford Center of Excellence) en la UW.

Las investigaciones han demostrado que el aislamiento social pone a las personas en mayor riesgo de contraer enfermedades cardiacas, demencia y de pérdida de memoria, así como mortalidad prematura. Lo comparó con fumar 15 cigarrillos al día.

El mes pasado, Fredriksen Goldsen anunció planes para una conferencia el 25 de abril en el Auditorio del Museo Frye llamado “Vinculando vidas: Interrumpiendo el ciclo del aislamiento social”.

Las entradas se agotaron en un día, lo cual expone, en su opinión, que la soledad no es solo un problema de la comunidad LGBTQ.

“Lo que aprendemos de esta población es similar a todos los demás adultos”, señaló Fredriksen Goldsen. “Y me alegra que la gente esté interesada porque aprender sobre estas cosas puede ser el primer paso para hacer un cambio”.

El problema del aislamiento social se intensifica para las poblaciones marginadas como la comunidad LGBTQ, cuyos miembros de mayor edad han experimentado la exclusión social en épocas y lugares menos tolerantes; no podían casarse hasta hace algunos años; se les desanimó de ser padres y no siempre podían hablar libremente sobre sus relaciones.

La vida los preparó para retraerse.

Todos los adultos mayores están en riesgo de aislamiento y soledad, pero es peor para las personas LGBTQ, especialmente a medida que envejecen.

Tal vez tengan que mudarse a una comunidad de jubilación o de vida asistida, sugirió Fredriksen Goldsen.

En lugar de exponer quiénes son, algunos se deslizan de nuevo en el armario y cierran la puerta detrás de ellos.

“Esto puede hacer que sean dependientes de sí mismos”, dijo. “Pero eso también te hace vulnerable, es una barrera para pedir ayuda”.

Durante la última década, Fredriksen Goldsen ha encuestado a dos mil 450 personas LGBTQ de entre 50 y 102 años de edad cada dos años.

“Quieren compartir su experiencia de vida para mejorar el envejecimiento y el estilo de vida en esta comunidad”, aseguró.

Así fue como descubrió que los adultos LGBTQ de mayor edad y casados experimentan mejor salud física y mental, más apoyo social y mayores recursos financieros que aquellos que son solteros. Sus hallazgos fueron noticia internacional.

Dos años después, Fredriksen Goldsen descubrió que más del 55 por ciento de los ancianos LGBTQ viven solos.

El 64 por ciento sufrió discriminación o han sido víctimas tres veces en sus vidas: de insultos verbales, amenazas de agresión física, problemas con la policía y violencia física. Sorprendentemente, más del 25 por ciento informó haber sufrido amenazas en el trabajo.

La ciudad se centró en las necesidades de la ola de trabajadores tecnológicos que impactó hace aproximadamente cinco años. Pero incluso ellos pueden apreciar la información que muestra que otros también necesitan atención.

“Siento que tenemos que descubrir qué queremos, obtener los datos y construir”, añadió Fredriksen Goldsen.

“Tenemos qué demostrar que los ancianos son un recurso importante para obtener datos y generar una acción. Los datos crean posibilidades, la acción genera cambios”.

Con ese fin, Fredriksen Goldsen ha fundado un centro para adultos mayores LGBTQ sin fines de lucro en Capitol Hill, llamado GenPride Center, que proporciona una sensación de comunidad y actividades a las personas LGBTQ mayores.

La ciudad de Seattle acaba de otorgar 200 mil dólares a GenPride para desarrollar programas de nutrición, recreación y socialización.

El plan es asociarse con centros para personas de la tercera edad en toda el área e incluir a estudiantes, jóvenes y profesionales de la UW en el trabajo.

“Quiero ayudar a construir un Seattle amigable para las personas mayores”, agregó Fredriksen Goldsen.

“No solo para los LGBTQ, sino para todos los ancianos. Tenemos que pensar en soluciones e intervenciones intergeneracionales para demostrar que los ancianos son un recurso importante”.

“No son solo números en una página o palabras dolorosas en un formulario de encuesta”, concluyó.

“Es un llamado a la acción”.

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