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El piojo que está provocando un aumento sin precedentes en el precio del salmón

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Tiene poco más de un centímetro, pero su diminuto tamaño no le ha impedido causar estragos en la industria del salmón.

Es el llamado piojo de mar o piojo del salmón, un ectoparásito que está atacando principalmente al salmón atlántico y empujando su precio a niveles históricos.

Un brote severo de esta epidemia de piojos en Noruega y Escocia sumados una explosión de algas tóxicas en Chile (segundo mayor productor mundial después de Noruega) en 2016, hicieron caer la producción global del salmón en un año cerca de un 9%.

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Y, según analistas de la industria pesquera, se espera que la producción continúe cayendo durante la primera mitad de 2017 por cuenta de este piojo.

Esta infección que también afecta a otras especies de salmón y a peces como el róbalo, la lisa y el mero, entre otros, puede generar pérdidas económicas anuales de más de US300 millones.

¿Pero de dónde ha salido este parásito y por qué ahora parece estar afectando en mayor medida a los peces?

Confinamiento

Hay que recordar que estos parásitos siempre han estado presentes en los ecosistemas marinos, donde no representan necesariamente un problema.

Cuando se adhieren al salmón, se alimentan de su sangre, su moco y sus aletas. Aún así, un pez adulto silvestre puede sobrevivir con uno o dos individuos sobre su cuerpo.

Y, además, cuando el salmón sube al río a desovar, los piojos acaban muriendo al entrar en contacto con el agua dulce, ya que para sobrevivir dependen de la salinidad.

“El problema surge cuando tenemos poblaciones de salmones confinados en sistemas intensivos donde hay miles de peces”, le explica a BBC Mundo Fernando Mardones, epidemiólogo y profesor asistente de la Universidad André Bello en Chile.

En esta situación, “el parásito se reproduce, crece y acaba produciendo un gran daño en los peces porque se alimenta básicamente de su sistema de defensa, que es el mucus”.

Con las defensas bajas, el salmón queda vulnerable a sufrir otros tipos de infecciones.

Y, aunque el pez sobreviva, si tiene un determinado número de piojos baja de categoría y ya no se utiliza para consumo humano.

Dawn Purchase, de la Sociedad de Conservación Marina de Reino Unido, compara esta situación con el contagio de la gripe.

“Si te agarras una gripe y estás solo, te afectará únicamente a ti. Pero si te subes al metro y viajas por todo Londres, al final del viaje habrá mucha gente con gripe”, le dice a la BBC.

En pie de guerra

Desde los años 70, las piscifactorías han estado buscando una solución al problema, pero hasta el momento ninguna de las estrategias ha resultado 100% efectiva.

Uno de los métodos que se emplea para controlar al piojo es el uso de parasitarios en forma oral que se incorporan al alimento de los peces.

Pero el problema es la resistencia.

“A pesar de los intentos de usar, en la mayoría de los casos, las drogas antiparasitarias de forma responsable y de rotar los tratamientos, el piojo del salmón se está volviendo resistente”, le explica a BBC Mundo Daniel Merrifield, profesor de salud y nutrición de los peces de la Universidad de Plymouth, en Reino Unido, en referencia al caso de Chile.

“Y aunque los organismos reguladores implementan programas cabales de monitoreo, es el desarrollo de esta resistencia lo que hace que el piojo del salmón sea todavía un problema”, añade el científico.

“Además, algunas de las sustancias que se usan son tóxicas para los peces y debido a su modo de acción pueden ser también tóxicas para los crustáceos”.

Mardones menciona otra forma de control mediante baños parasitarios, como cuando a un niño se le lava la cabeza con un champú para los piojos.

Pero esto dice puede actuar como un agente estresante y el pez puede acabar contrayendo otras enfermedades.

El principal problema es que el uso de estos productos químicos repercute en el medio ambiente, dice el epidemiólogo, y “puede generar un daño importante en el fondo marino, la fauna circundante y en la calidad de las aguas”.

Un método novedoso, que se presenta como una alternativa a los químicos es “el uso de peces limpiadores como el durdo que se comen los piojos”, le dice a BBC Mundo Merrifield.

“Esto está ocurriendo en Escocia y Noruega, pero el éxito de esta estrategia parece ser más limitado en Chile donde se necesita una especie nativa para cumplir esta función”, agrega.

Y de todos modos, agrega, “esto tampoco es una solución perfecta ya que atrapar peces limpiadores silvestres para usar en el salmón puede tener efectos nocivos, y el pez limpiador puede convertirse en un vector de la enfermedad”.

Cambio climático

Según Mardones, el problema no está controlado pero se ha mejorado bastante.

Sin embargo, dice, “el aumento de las temperaturas está propiciando la abundancia de este parásito”.

Carlos Sandoval, médico veterinario e histopatólogo del laboratorio Vehice Ltda, concuerda con Mardones.

“Las temperaturas superficiales de las aguas oceánicas están mas cálidas por el calentamiento global y esto hace que el ciclo de vida del piojo se esté acortando. Eso, según muestran estudios que aún no han sido publicados, aumenta la población de parásitos en el agua”, le dice a BBC Mundo.

Por otra parte, añade Sandoval, “el aumento de la producción de salmónidos podría tener una relación con el aumento de la parasitosis debido a que las aguas necesitan descansos sanitarios”.

“En Noruega se ha aumentado en forma exponencial la producción de salmónidos llegando casi al millón de toneladas. En Chile, en 2016, por efecto de las microalgas (Dinoflagelado pseudochattonella) en el verano del hemisferio sur, se produjo una mortalidad masiva en salmónidos. Eso permitió controlar de manera natural la producción, que alcanzó aproximadamente las 600.000 toneladas”.

Entretanto, los precios continúan en alza. Así que a los amantes del salmón no les quedará otra alternativa que pagar un poco más por su plato favorito o buscar una alternativa quizás menos sabrosa pero más barata.

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