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¿Una bacteria intestinal como fuente de la juventud? Bueno, empecemos por revertir la resistencia a la insulina

Una nueva investigación sugiere que una disminución en una bacteria beneficiosa en el intestino podría ser responsable del aumento en la resistencia a la insulina comúnmente asociada con el proceso de envejecimiento.

Una nueva investigación sugiere que una disminución en una bacteria beneficiosa en el intestino podría ser responsable del aumento en la resistencia a la insulina comúnmente asociada con el proceso de envejecimiento.

(Darryl Leja / Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano / Institutos Nacionales de la Salud)
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Háganse a un lado Bifidobacterium y Lactobacillus. Hay una nueva bacteria intestinal que promueve la salud en la ciudad y se llama Akkermansia muciniphila.

No encontrarás sus beneficios en el fondo de una taza de yogur. Pero un nuevo estudio ha identificado más de una forma de fomentar su crecimiento en el intestino y ofrece evidencia de que puede mantener, e incluso restaurar, la salud a medida que envejecemos.

Publicada en la revista Science Translational Medicine a mediados de noviembre, la nueva investigación encontró que en ratones y monos cuyo metabolismo se había vuelto irritable con la edad, tomar medidas para aumentar la Akkermansia muciniphila en el intestino redujo la resistencia a la insulina de los animales.

La resistencia a la insulina es el deterioro gradual de la capacidad del cuerpo para usar eficientemente los alimentos como combustible. Es mejor conocido como una estación de paso en el camino del paciente para desarrollar diabetes tipo 2.

Pero la resistencia a la insulina también está vinculada a una galería de enfermedades, desde la obesidad y la inflamación hasta la inmunidad y la fragilidad que vienen con el avance de la edad. Si se pudiera identificar un medio fácilmente disponible para reducir o revertir la resistencia a la insulina, podría tener efectos antienvejecimiento amplios y potentes (además de proteger a algunos de los 650 millones de adultos del mundo que son obesos contra el desarrollo de la diabetes tipo 2).

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Identificada por primera vez en 2004, la Akkermansia muciniphila habita en el intestino grueso y se cree que representa entre el 1% y el 5% de todas las bacterias intestinales en adultos. Los científicos sospechan que ayuda a preservar la capa de moco que recubre las paredes de nuestros intestinos. También puede jugar un papel en hacer que los polifenoles que comemos en alimentos de origen vegetal estén más disponibles para nuestras células.

Cada vez hay más evidencia de que la Akkermansia muciniphila está involucrada en la obesidad, el metabolismo de la glucosa y la inmunidad intestinal.

Por ejemplo, un estudio de 2018 de pacientes con cáncer sugiere que desempeña un papel en la respuesta inmune. En comparación con los pacientes que no recibieron ayuda de una nueva generación de inmunoterapia, los que sí la recibieron tuvieron una mayor abundancia de Akkermansia en sus intestinos. Cuando los investigadores tomaron las heces de un paciente que respondió positivamente a la terapia de lucha contra el cáncer y lo trasplantaron en animales de laboratorio con cánceres humanos, los receptores tuvieron más probabilidades de responder positivamente al mismo tratamiento.

En la nueva investigación, un equipo del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento examinó la cadena molecular de eventos que parece resultar del agotamiento de la Akkermansia muciniphila en ratones y monos macacos. Y evaluaron los efectos de restaurar este microbio intestinal en animales de edad avanzada.

Primero, documentaron que los intestinos de los animales más viejos tenían poblaciones marcadamente más pequeñas de Akkermansia muciniphila que las de los animales jóvenes, y que a medida que la Akkermansia muciniphila se hacía más escasa, también lo hacía el butirato, uno de los protectores clave de los intestinos.

La deficiencia de estas dos sustancias hizo que las paredes mucosas de los intestinos de los animales envejecidos se adelgazaran y crecieran con fugas. Ese proceso corrosivo desencadenó una serie de eventos que generó la inflamación, provocó una respuesta inmune y, en un paso final, aumentó la resistencia a la insulina.

La clave para ese paso final fue la acumulación en el intestino de un tipo específico de célula inmune llamada células 4BL. Si la cadena perjudicial de acontecimientos se iba a interrumpir, la acumulación de esas células 4BL probablemente tenía que detenerse, según los investigadores.

Los investigadores también documentaron lo que parecía ser un papel para la Akkermansia muciniphila en el fomento de una diversidad saludable entre el jardín de otros microbios que colonizan el intestino. En animales con escasas poblaciones de Akkermansia muciniphila, una gran cantidad de otras bacterias intestinales comunes, así como sus subproductos beneficiosos, particularmente el butirato, también sufrieron.

Cuando los investigadores dieron a los ratones de edad butirato, el resultado fue niveles más altos de Akkermansia muciniphila y niveles de resistencia a la insulina que se acercaron a los observados en los animales más jóvenes.

Obtuvieron los mismos resultados cuando administraron a los ratones de edad y a los monos macacos el antibiótico enrofloxacina, un antibiótico de amplio espectro utilizado en la medicina veterinaria. En ambos animales, la enrofloxacina, que no se considera segura para el uso en humanos, eliminó de manera rutinaria las células 4BL que se consideraban un eslabón clave en la cadena que conduce a la resistencia a la insulina. Con ellos fuera de escena, los niveles de Akkermansia muciniphila aumentaron y la resistencia a la insulina desapareció en gran medida, lo que demuestra su papel fundamental.

Los resultados sugieren que “la resistencia a la insulina y otras patologías asociadas con el envejecimiento e incluso la fragilidad pueden aminorarse centrándonos” en la cascada de eventos que fluyen desde el agotamiento de la Akkermansia muciniphila, escribieron los autores del estudio.

El investigador belga Patrice Cani, quien está explorando una forma probiótica de Akkermansia que podría incrementar su presencia en el intestino humano, dijo que los nuevos hallazgos están “perfectamente en línea” con los estudios que han demostrado el impacto de la bacteria en la sensibilidad a la insulina.

Encontrar el poder de esta bacteria intestinal en los monos macacos es un avance particularmente importante que apoya “aún más la necesidad de futuras investigaciones en seres humanos”, agregó Cani, quien tiene su sede en la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica.

Cani y sus colegas acaban de terminar un pequeño estudio en humanos para investigar la seguridad y la viabilidad de tomar Akkermansia en una forma que aumentará sus poblaciones en el intestino, por primera vez. Los resultados hasta la fecha han sido alentadores, dijo.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

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