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Empresa estadounidense en Tijuana prospera a pesar de amenazas de Trump

Mark Field, jefe tecnológico y vicepresidente de servicios informáticos de Thermo Fisher Scientific posa en la oficina de Tijuana con Margarita Andonaegui, encargada de desarrollo de la empresa.

Mark Field, jefe tecnológico y vicepresidente de servicios informáticos de Thermo Fisher Scientific posa en la oficina de Tijuana con Margarita Andonaegui, encargada de desarrollo de la empresa.

(John Gibbins / San Diego Union-Tribune)
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La India, Vietnam y Europa Oriental fueron todos los lugares considerados para un nuevo centro de ingeniería de software planeado por la compañía estadounidense Thermo Fisher Scientific. El centro de México, con su fuerte sector de software, también fue una posibilidad.

“Estábamos pensando en Guadalajara, pero espera, Tijuana está aquí enseguida”, dijo Mark Field, director de tecnología de la compañía con sede en Carlsbad.

Más de un año después, el centro de software de Thermo Fisher ocupa dos pisos en un rascacielos en la Zona Río, donde grandes ventanas enmarcan vistas que llegan hasta la frontera de los Estados Unidos.

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Más de 50 ingenieros de software mexicanos y algunos diseñadores, la mayoría en sus 20s y 30s, trabajan en programas para el laboratorio de la compañía y en instrumentos médicos que se venden en todo el mundo. En unos meses, la compañía espera tener a 110 personas en su plantilla, con una visión a largo plazo de llegar hasta los 250.

El presidente electo Donald Trump anunció que tomará medidas contra las compañías estadounidenses que envían trabajos al extranjero a la que impondrá aranceles de importación del 35 por ciento a los productos manufacturados. Pero aquí, en la frontera entre San Diego y Tijuana, los líderes empresariales y políticos quieren contar una historia diferente: que la ganancia de México también genera beneficios al norte de la frontera. Ellos muestran la decisión de Thermo Fisher de ubicarse en Tijuana como un ejemplo.

“Aumenta nuestra competitividad como región, nuestro atractivo para más inversión extranjera que podría venir como resultado”, dijo Sean Barr, vicepresidente ejecutivo de desarrollo económico de la Corporación de Desarrollo Económico de San Diego. “Somos mucho más competitivos como región debido a nuestra relación con Tijuana, eso es indiscutible”.

La fase piloto inicial de la compañía, lanzada en septiembre de 2015, involucró la contratación de 30 ingenieros. Satisfecha con los resultados, la compañía avanzó con una presencia más permanente, abriendo formalmente su centro de Tijuana en septiembre.

“Nos ha sorprendido el talento, y la rapidez con que se han adaptado al trabajo”, dijo Field en una entrevista la semana pasada.

La elección de Trump “no ha cambiado nuestra visión”, dijo Field. “Si la gente realmente viera lo que está pasando, verían que es una relación beneficiosa para todos”.

Durante mucho tiempo Tijuana ha sido conocida como un importante centro de manufactura maquiladora, atractivo para empresas que quieren cercanía al mercado de los Estados Unidos y una fuente abundante de mano de obra barata. Inicialmente consideradas como plantas de ensamblaje que emplean trabajadores poco calificados, las maquiladoras han evolucionado en las últimas cinco décadas con procesos de producción más sofisticados y más empleos para los profesionales mexicanos.

“Más y más, se ve una mayor capacidad para lo que se puede desarrollar en México”, dijo Jorge Carrillo, académico del Colegio de la Frontera Norte.

La llegada de Thermo Fisher marca otro paso adelante para la ciudad, pero también para la región, dicen defensores del desarrollo económico en ambos lados de la frontera. Si Thermo Fisher encuentra el éxito, otras compañías podrían seguir, piensas algunos expertos. “Es posible que reciba mucha atención de otros líderes en la industria de software, quienes dirán: ‘Mmmh, tal vez yo también podría hacer esto’”, dijo Barr.

Thermo Fisher no discutió acerca de los salarios que pagan en Tijuana, pero los de la industria dicen que un ingeniero contratado recién egresado podría ganar cerca de 9 000 al año, mientras que ingenieros con experiencia podrían ganar hasta 30 000 dólares.

San Diego tiene unas treinta mil personas empleadas en la industria del software, con un ingreso promedio de más de 121 000 dólares, dijo Kelly Cunningham, jefa de economía del Instituto Nacional de Sistemas de Investigación Política.

“Ciertamente preferiríamos ver estos trabajos en San Diego”, dijo Cunningham. “Si no pueden hacerlo aquí, es mejor abrir en Tijuana, donde tenemos algún efecto por derrame, eso es mejor que la alternativa de ir a Asia”.

Con sede en Waltham, Massachusetts, Thermo Fisher tiene más de cincuenta mil empleados en todo el mundo y ventas anuales que superan los 17 mil millones de dólares. Al igual que otras empresas que se están transformando a la tecnología digital y basada en la nube, Thermo Fisher tiene necesidades de software cada vez mayores, y la competencia por ingenieros de software talentosos ha sido feroz.

La contratación de ingenieros en Estados Unidos “es prohibitivamente costosa”, dijo Field. Sin la opción de ir al extranjero, “no estaríamos haciendo las cosas que estamos haciendo, la innovación no estaría sucediendo”, dijo Field.

Establecer un centro en Tijuana crea empleos en San Diego, donde actualmente trabajan más de 15 ingenieros de software en la oficina de Carlsbad, dijo Field. “Hemos contratado a más personas en los Estados Unidos debido a esto”, dijo. Y hay otros beneficios que se obtienen al crear puestos de trabajo en Tijuana, dijo, como cuando los ingenieros cruzan la frontera para ir de compras y por entretenimiento.

Actualmente la empresa cuenta con un personal de 250 ingenieros trabajando en un centro en Bangalore, India. Al decidir ampliar, “nos fijamos en el sureste de Asia, el este de Europa”, pero la proximidad de Tijuana con la oficina de Carlsbad fue un poderoso aliciente, permitiendo la posibilidad de reuniones cara a cara entre los ingenieros mexicanos y los de Estados Unidos y la capacidad de trabajar en la misma zona horaria.

“Yo sabía que en México tenían grandes ingenieros de software”, dijo Field, quien anteriormente dirigía un centro de software en Guadalajara para Oracle, con sede en California. “La pregunta era, ¿podríamos encontrarlos en Tijuana?”.

Tanto la EDC de San Diego como su contraparte en Tijuana, la Tijuana Economic Development Corp. trabajaron para atraer a Thermo Fisher a Tijuana. Barr acredita que el Centro de Estudios México-Estados Unidos de la UC San Diego “es un socio crítico clave en toda esta empresa”, analizando la capacidad de ingeniería de software de Tijuana y “ayudando a Thermo Fisher a comprender el paisaje del norte de Baja California”.

El personal es actualmente una mezcla de empleados locales y otros reclutados de otras partes de México.

En una mañana reciente, ingenieros de Thermo Fisher examinaban atentamente las pantallas de sus computadoras mientras escribían programas con código informático. Luis Brito, de 29 años, contó que se mudó de Cuernavaca, en el centro de México. “Mucha gente me dijo: ‘¿Por qué Tijuana?’ Me gusta la forma en que trabajan aquí, haciendo software limpio y de calidad”.

Carlos Almonte, de 25 años, graduado de la Universidad Cetys en Tijuana, dijo que la oportunidad de trabajar en computación en la nube capturó su atención. “Es mucho más interesante y desafiante en comparación con lo que hacía donde estaba trabajando”, dijo.

El grupo de ingenieros de habla inglesa de Tijuana y la proximidad geográfica de la ciudad a California ofrecen ventajas, pero en comparación con otras partes de México, los esfuerzos para crear un cluster de software “han estado bastante dispersos”, dijo Jorge Arroyo, cofundador de ArkusNexus, una compañía de desarrollo de software de 13 años de edad en Tijuana, cuyos 120 ingenieros trabajan con una docena de empresas de Estados Unidos.

La decisión de Thermo Fisher de ubicarse en Tijuana “como una región en general, nos empuja hacia adelante”, dijo Arroyo. “Hay un montón de talento en bruto para ser desarrollado”.

Dibble escribe para el U-T.

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