Anuncio

Vaquita marina sumergida en problemas

Share

SAN FELIPE, México — Durante años, los científicos han advertido sobre la disminución de la cantidad de vaquitas marinas, una pequeña y escurridiza marsopa endémica de las aguas turbias del Alto Golfo de California. Se cree que hay menos de 100 vaquitas en existencia hoy en día, y esta especie de mamíferos se enfrenta a una nueva amenaza para su supervivencia: la creciente demanda de otra especie en peligro de extinción en la región, el pez totoaba gigante, cuya vejiga natatoria se valora en China por su supuesto valor medicinal.

Pequeña y tímida por naturaleza, “la vaquita está en peligro inminente de extinción”, señala un informe de la Comisión Internacional para la Recuperación de la Vaquita, un grupo de expertos designados por el gobierno mexicano. “A menos que se tomen de inmediato medidas drásticas, la vaquita se perderá”.

Si no se hace nada, los científicos advierten que para el 2018 la vaquita tendrá el mismo fin del delfín baiji que ya está extinto y alguna vez habitó en el río Yangtze en China.

Anuncio

Los científicos dicen que la principal amenaza para la vaquita son las redes de enmalle que los pescadores prefieren usar para capturar camarones y peces. Las vaquitas resultan una captura incidental no deseada y se quedan atrapadas en las redes hasta ahogarse.

Durante los últimos dos años, la amenaza a largo plazo de la pesca legal se ha visto agravada por la creciente presencia de la pesca ilícita del totoaba, una actividad impulsada por el alto precio de las vejigas natatorias, por las que se paga hasta 8500 dólares por kilo, “el equivalente a un año de ingresos medios realizando pesca legal”, según el informe. En este caso, las vaquitas se enfrentan al mismo riesgo que les impone la pesca legal: quedar atrapadas como captura incidental.

De difícil implementación

Pero no será fácil echar a andar las recomendaciones clave del informe: la prohibición total de las redes de enmalle en todo el hábitat de la vaquita a más tardar para el 1o de septiembre, y una ofensiva inmediata sobre la pesca del totoaba.

Salvar a la vaquita no solo exige medidas por parte del gobierno mexicano, sino la colaboración de China y Estados Unidos, a través de los cuales se introducen de contrabando las vejigas de totoaba. “Si los tres países no actúan con rapidez, probablemente vamos a perder esta especie”, dijo Omar Vidal, director general del Fondo Mundial para la Vida Silvestre en México. “Una cosa que tienes que recordar es que los pescadores no son los malos; ellos solo quieren ganarse la vida”.

Vidal llama a la vaquita “el panda mexicano.” Identificada por primera vez en 1958, es raro ver a una vaquita debido a que son pocas y a que son esquivas y tienden a evitar los navíos. El más pequeño de los cetáceos, crece hasta unos 4 o 5 metros, pesa hasta 120 libras, y se caracteriza por sus anillos oscuros alrededor de los ojos y sus manchas oscuras en los labios.

“Son una criatura mágica”, dijo Barbara Taylor, bióloga del Centro de Ciencia de Peces del Sureste, parte del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, en La Jolla. Taylor ha estado estudiando a la vaquita desde 1991. Como miembro de la Comisión Internacional, ha ayudado a rastrear la población de la vaquita a través de un sistema de control acústico. “Eso es lo que nos dio un indicio de su catastrófico declive”, dijo.

Éxito hasta el año 2012

Los esfuerzos por reducir la disminución de la población habían tenido cierto éxito, hasta que resurgió la pesca del totoaba en el 2012, dijo Taylor.

“Esta situación de las redes de enmalle y los animales que solo viven en aguas costeras es un problema global”, dijo Taylor. “Es un problema que se da en especial con los pequeños pescadores que necesitan llevar comida a la mesa”. Si México encuentra una manera de proteger a la vaquita, “va a ser un ejemplo mundial”.

Hasta la fecha, el gobierno mexicano ha invertido cerca de 30 millones de dólares en los esfuerzos para proteger a la vaquita. Estos han incluido el establecimiento en el 2005 de un refugio para la vaquita de casi 195 kilómetros cuadrados, y un programa que compensa a los pescadores que dejan de usar las redes de enmalle, apodadas chinchorros, y en lugar de eso usan redes de pesca selectiva, conocidas como el chango ecológico, que no afecta a la vaquita.

El año pasado, el gobierno mexicano aprobó medidas para eliminar paulatinamente las redes de enmalle en un periodo de tres años, sustituyéndolas gradualmente por redes selectivas de arrastre. El nuevo informe insta a una acción inmediata.

“Salvar a la vaquita es una prioridad para el gobierno mexicano”, dijo Mario Aguilar, jefe de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca de México. La Comisión ha recibido recientemente el informe, y “vamos a trabajar 24 horas al día, 7 días a la semana para analizar esto”.

Las autoridades también están calculando lo que costaría apoyar a los pescadores que abandonen las redes de enmalle. “Tenemos que reconocer que éste es un tema que va a requerir algunos recursos”, dijo Aguilar. “No hay que olvidar que hay 30 000 familias que van a tener que encontrar una forma diferente de vida”.

Incluso antes de que se emitiera el informe de la comisión, dijo Aguilar, las autoridades habían comenzado una campaña contra la pesca de totoaba, a través de la Armada de México y de la agencia de vigilancia ambiental federal, la Profepa.

El tema de la vaquita ha venido calentándose durante años en San Felipe, una comunidad de pescadores de Baja California a unas 120 millas de la frontera con Estados Unidos. Durante generaciones, las familias aquí han dependido para su subsistencia del Alto Golfo de California, también conocido como el Mar de Cortés. Los productos que venden incluyen camarones, la caballa, pargo y otros peces, muchos de los cuales termina en los platos de los consumidores estadounidenses.

Directamente afectados por las nuevas medidas gubernamentales destinadas a proteger a la vaquita estarían los titulares de más de 900 permisos de pesca en San Felipe y otras dos comunidades de pesca en el Alto Golfo, Golfo de Santa Clara y Puerto Peñasco, dijo Sergio Pérez, biólogo del Centro Intercultural para Estudios de Desiertos y Océanos, con sede en Puerto Peñasco. La nueva prohibición no permitiría las redes de enmalle en un área de cerca de 1150 kilómetros cuadrados, casi seis veces mayor que la del refugio de la vaquita existente.

Imagen de postal

Al atardecer el jueves, una luz pálida nocturna envolvía las montañas, el cielo y el agua alrededor de San Felipe, creando un entorno de postal conforme los pescadores partían a capturar caballa con sus redes de enmalle, en pequeñas embarcaciones conocidas como pangas. Mientras avanzaban por el agua, los pescadores dijeron que nunca habían visto una vaquita, y varios le restaron importancia a la cuestión, diciendo que “es un mito”.

La prohibición de las redes de enmalle “traería el caos a esta ciudad”, dijo Sunshine Rodríguez, un pescador y líder de una federación de cooperativas de pescadores en San Felipe. “La verdad es que va a haber pesca ilegal, se va a multiplicar por 10”.

El grupo de Rodríguez ha protestado públicamente ante la decisión del gobierno de prohibir las redes de enmalle, anunciando este mes la formación de un “grupo de autodefensa de pesca” que está “preparado para tomar medidas en contra de un “gobierno de imposiciones”.

Pero no todos los pescadores están rotundamente en contra de la prohibición de las redes de enmalle. Antonio García Orozco, nativo de San Felipe, ha estado trabajando desde el 2009 con las redes de pesca selectivas que son seguras para la vaquita. Uno de los obstáculos, dijo, ha sido la presencia de redes de enmalle en las zonas donde se está tratando de usar la red selectiva.

“No se pueden emplear ambas al mismo tiempo”, dijo. “Cuando tengamos la oportunidad de operar las redes selectivas como se debe, es cuando sabremos si es económicamente viable”.

Los pescadores en San Felipe salen al mar en la noche para evitar el calor.

El biólogo Sergio Pérez de Ceido.  Alejandro Tamayo/U-T

Los pescadores salen con sus redes, donde sin querer queda atrapada la vaquita.

Anuncio