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En California los médicos deberán revisar historiales de medicamentos antes de prescribir

Prescription oxycodone pills.
Prescription oxycodone pills.
(Mark Lennihan/AP)
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SAN DIEGO UNION-TRIBUNE

Cuando una mujer de 59 años sufrió una sobredosis en el verano de 2013, tres médicos de atención primaria, un psiquiatra y un especialista en dolor le habían prescrito 75 recetas en el transcurso de un año.

Su coctel mortal: analgésico opioide, drogas para dormir y medicamentos contra la ansiedad.

¿Alguno de los cinco médicos que la atendía sabían que había estado coleccionado recetas? ¿Le habían advertido sobre las combinaciones peligrosas? ¿Alguien había tratado de intervenir?

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Aunque California ha mantenido durante décadas una base de datos con historial de recetas para que los médicos y las farmacias la consulten, muchos proveedores de servicios de salud la han ignorado, desatendiendo las posibles pistas para salvar vidas que esta ofrece.

A partir del martes 2 de octubre, una nueva ley hará obligatoria la consulta de esa base de datos.

Tan solo con iniciar sesión en un programa en la web, los médicos que prescriben podrán detectar fácilmente los signos de una persona coleccionadora de recetas (alguien que ve a varios médicos para obtener medicamentos recetados) o indicaciones de combinaciones peligrosas de medicamentos. Armados con esa información, los médicos pueden proporcionar advertencias de seguridad para medicamentos, denegar la solicitud de recetas del paciente e incluso ofrecer ayuda y esperanza cuando se sospecha de abuso de drogas.

“California creó el primer sistema para rastrear las recetas de los analgésicos más fuertes, pero nuestro estado se rezagó a medida que crecía la crisis de los opiáceos”, expresó el senador estatal Ricardo Lara, demócrata por Bell Gardens, quien redactó la legislación en 2015. “Formulé la SB 482 para requerir que los doctores y otras personas consulten el sistema CURES antes de recetar estas drogas poderosas y adictivas. Esta herramienta ayudará a limitar las búsquedas por recetas, romperá el ciclo de la adicción y evitará que las recetas vuelvan a alimentar una epidemia que cobra miles de vidas”.

El Sistema de Revisión y Evaluación de la Utilización de Sustancias Controladas, llamado CURES por sus siglas en inglés, proporciona un recuento de las recetas de un paciente, los médicos que las recetaron y las farmacias que las surtieron.

Permite, por ejemplo, al ortopedista ver lo que está recetando el psiquiatra y al médico de la sala de emergencias observar lo qué está haciendo el médico de atención primaria.

“Creo que las personas cometen el error de pensar que es solo un recorrido de consultorios”, indicó la doctora Roneet Lev, jefa de medicina de emergencia del Hospital Scripps Mercy y una de las primeras defensoras de CURES. “Usar CURES simplemente hace que el doctor actúe inteligentemente y sea mejor médico”.

La ley generalmente requiere que todos los profesionales de la salud consulten la base de datos antes de emitir nuevas prescripciones a los pacientes o una vez cada cuatro meses si una receta sigue siendo parte del plan de tratamiento del paciente.

Hay excepciones. Las salas de emergencia y los grupos de cirugía pueden prescribir un suministro de cinco días que no se vuelve a surtir sin consultar primero.

En otras situaciones de emergencia donde el control de CURES no es razonablemente posible, también se permite un suministro de cinco días que no se vuelve a surtir, pero el prescriptor debe documentar el motivo por el que se omitió la consulta del sistema.

La ley no aplica para la atención de enfermedades terminales.

La ley cubre las recetas de los medicamentos de la Lista II a la Lista IV, desde oxicodona, morfina y fentanilo hasta medicamentos contra la ansiedad, como alprazolam y clonazepam.

Los pasos extra que significa consultar CURES provocan preocupación

Algunos médicos, sin embargo, todavía se preguntan si CURES está listo para responder en horas de alta demanda. La plataforma ha estado plagada de problemas técnicos a lo largo de su historia y su formato actual hace que algunos médicos estén preocupados por los pasos adicionales y lentos que se agregarán a sus prácticas diarias.

“Creo que va a ser una de esas cosas que dentro de un año ya será rutina”, expresó Kimberly Kirchmeyer, directora ejecutiva de la Junta Médica de California. “Solo las primeras veces les resultará difícil. Cualquier tarea administrativa adicional para los médicos en el ambiente que se desarrollan es difícil para ellos, y lo entendemos por completo”.

La Junta de Licencias, que ayudará a supervisar el cumplimiento, ha estado ofreciendo capacitación para que los prescriptores de todo el estado se preparen para el requerimiento y eliminen sus preocupaciones.

“Creo que todos los médicos de California lo harán con gusto siempre que haya una olla de oro al final del arcoíris”, explicó el doctor Jason Toranto, jefe de cirugía plástica de la Clínica Senta. “Mientras el paciente realmente mejore, de eso se trata todo”.

CURES se utilizó por primera vez en 1997, como una herramienta de investigación para el Departamento de Justicia del Estado. Su primera versión fue engorrosa y nada fácil de usar.

Se renovó en 2009, pero una investigación de Los Angeles Times en 2012 encontró que, menos del 10 por ciento de los proveedores de atención médica elegibles y los farmacéuticos se habían registrado para acceder a la base de datos.

Al mismo tiempo, y mientras una crisis de opiáceos comenzaba a afianzarse, un recorte de presupuesto de 70 millones de dólares al Departamento de Justicia amenazó con desmantelar CURES.

El financiamiento se encontró en la legislación de 2013 que imponía una tarifa anual de 6 dólares a los prescriptores y farmacéuticos. La ley también exigió que todos los profesionales de atención médica elegibles se registraran en una cuenta de CURES para mediados de 2016.

Aun así, hubo cierta resistencia, argumentando principalmente que el programa no era lo suficientemente estable. Por lo que ahora será obligatorio consultar CURES.

Una ley que habría hecho obligatorio el uso de CURES fracasó en las urnas en 2014, aunque la medida se incluyó como parte de una propuesta que habría ampliado los límites a las indemnizaciones por negligencia médica y exigía pruebas de drogas a los médicos.

En 2016, CURES 2.0 se presentó como una interfaz muy mejorada.

Incluso entonces, algunos proveedores se quejaron de que CURES 2.0 no funcionaría con sus sistemas informáticos, es decir, versiones anteriores de Internet Explorer.

La ley del senador Lara fue aprobada en 2016, pero CURES no estaba lista. El Departamento de Justicia aún tenía que certificar que podía hacer frente a la presión, una revisión que se completó el 2 de abril de este año. La ley entra en vigencia seis meses después de esa fecha.

“Después de estar trabajando con el estado por años, para garantizar el adecuado soporte educativo y técnico para los médicos que se apoyarán en CURES como parte de su rutina de trabajo de prescripción, la Asociación Médica de California (CMA) se muestra optimista de que CURES esté lista para su uso estatal”, señaló el presidente de la asociación, el doctor Theodore M. Mazer. “La CMA continuará monitoreando la implementación de CURES y seguirá trabajando con las partes interesadas para asegurar que tengan el apoyo adecuado”.

CURES aún podría seguir mejorando; a saber, la capacidad de enviar el historial de recetas de un paciente directamente al proveedor como parte del historial clínico del paciente, en lugar de requerir que los médicos inicien sesión en un sitio web diferente. Esa capacidad llegará en el futuro cercano, principalmente para médicos con acceso a redes tecnológicas grandes en los amplios sistemas de atención médica y grandes hospitales. Puede ser más difícil de implementar en las prácticas privadas más pequeñas.

También están todos esos otros dolores de cabeza que vienen cuando se depende de la tecnología.

“No es perfecto”, dijo Lev, quien fue la primera doctora que se inscribió en una cuenta de CURES 2.0. “Estaba en la computadora el otro día y tuve que ingresar una nueva contraseña (para CURES) y la computadora no me dejó. Todo el día no pude usarlo. Me sentía desprotegida sin eso”.

La naturaleza de la práctica de Lev como médica de urgencias significa que estaría exenta la mayor parte del tiempo de tener que verificar CURES bajo la nueva ley. Una receta de 12 píldoras que no se vuelve a surtir para tratar problemas de salud a corto plazo es común en su recetario.

“No necesito verificar”, comentó, “pero lo hago”.

Lev tiene una visión única de los peligros de prescribir. Hace unos años, lanzó un proyecto llamado Diarios de la muerte, donde analizó las muertes accidentales por medicamentos recetados en el condado de San Diego y las pistas que pudieran arrojar los historiales de prescripción de las víctimas.

Ella descubrió que el 80 por ciento de las personas moría con una combinación de sustancias en sus sistemas, con el coctel de opiáceos y benzodiacepinas en común. Casi el 70 por ciento de las víctimas de sobredosis eran usuarios crónicos. El veinte por ciento había sido coleccionista de recetas. Todo esto la llevó a la conclusión de que muchos médicos no estaban consultando CURES.

La víctima de sobredosis de 59 años en 2013 fue uno de los casos que analizó como parte del proyecto.

La nueva ley es un reconocimiento del papel que han jugado los médicos que prescriben en la mortal epidemia de opioides que se desarrolla en todo el país.

Según una investigación citada por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, aproximadamente entre el 21 y el 29 por ciento de los pacientes a los que se les prescriben opioides para el dolor crónico los usan indebidamente, y entre el 8 y el 12 por ciento desarrollan un trastorno por consumo de opioides. Además, alrededor del 80 por ciento de las personas que usan heroína, que es barata y de fácil acceso, primero usaron mal los opioides recetados, afirma el Instituto.

Los comportamientos de prescripción de opiáceos han cambiado en respuesta a la crisis. Entre 2013 y 2017, el número de recetas de opioides disminuyó en un 22 por ciento o más de 55 millones en Estados Unidos, según un informe de junio de la Asociación Médica Estadounidense (AMA).

Las bases de datos estatales de medicamentos también se han vuelto más populares. En 2017, los proveedores de servicios de salud accedieron a dichas bases de datos más de 300 millones de veces, un 148 por ciento más que el año anterior, según la AMA.

California estará entre varios estados, incluidos Nueva York, Kentucky y Tennessee, que requieren que se consulte la base de datos de medicamentos recetados.

La investigación ha demostrado que estos mandatos parecen haber ayudado a reducir las muertes por sobredosis por prescripción. Por ejemplo, un estudio de 2017 del programa de Nueva York, llamado I-STOP, mostró que las muertes por opiáceos recetados se estabilizaron tras el requisito de uso obligatorio en 2013, pero las tasas de mortalidad por sobredosis de heroína siguieron aumentando, lo que refleja una tendencia nacional.

No se sabe cuándo se revertirá la crisis. En 2017, más de 72 mil personas en Estados Unidos murieron por sobredosis accidentales de drogas, por arriba de las más de 63 mil del año anterior, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, eso incluye tanto los medicamentos recetados como las drogas ilícitas.

El año pasado, casi el 68 por ciento de las muertes por drogas se atribuyeron a los opioides.

Lev dijo que es importante que los médicos se centren en lo que pueden hacer.

“Muchas estadísticas combinan las drogas ilícitas con los medicamentos recetados, lo que lo hace muy confuso para la comunidad médica”, explicó. “Yo siempre digo: ‘Estas son tus recetas. Solo haz lo que puedas con ellas y deja que la policía haga lo que pueda hacer”.

Davis escribe para el U-T.

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