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Las elecciones son cruciales para millones de migrantes que viven en EEUU en forma irregular

Esta foto tomada el miércoles 26 de octubre del 2016 muestra a la mexicana Juana Alvarez, de 39 años, limpiadora de cuartos y activista pro-derechos de inmigrantes que vive en Estados Unidos de manera ilegal. Alvare habló sobre la elección del 8 de noviembre en la oficina de Make the Road New York, en Brooklyn, Nueva York, mientras lo escuchaba el guatemalteco Mauricio Pelaez-Alvarez, de 33 años, (no son familiares), trabajador de construcción y jornalero. Los cerca de 11 millones de inmigrantes que viven en Estados Unidos de manera ilegal están siguiendo esta elección mayormente como espectadores. No pueden votar, así que su futuro depende de las decisiones que tomen los votantes. (AP Foto/Kathy Willens)
Esta foto tomada el miércoles 26 de octubre del 2016 muestra a la mexicana Juana Alvarez, de 39 años, limpiadora de cuartos y activista pro-derechos de inmigrantes que vive en Estados Unidos de manera ilegal. Alvare habló sobre la elección del 8 de noviembre en la oficina de Make the Road New York, en Brooklyn, Nueva York, mientras lo escuchaba el guatemalteco Mauricio Pelaez-Alvarez, de 33 años, (no son familiares), trabajador de construcción y jornalero. Los cerca de 11 millones de inmigrantes que viven en Estados Unidos de manera ilegal están siguiendo esta elección mayormente como espectadores. No pueden votar, así que su futuro depende de las decisiones que tomen los votantes. (AP Foto/Kathy Willens)
(Kathy Willens / AP)
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Nunca hubo duda de que las hijas estadounidenses de Juana Álvarez —de 18 y 20 años— participarían en la elección presidencial de este año. Álvarez —quien vino a Estados Unidos de adolescente y vive en el país de manera indocumentada— hizo cuanto pudo para asegurarse de eso.

“Tenía dos personas que quería inscribir y las inscribí”, dijo la mexicana de 39 años a través de un traductor.

Álvarez es limpiadora de cuartos y vive en Brooklyn, Nueva York.

Para Álvarez y los otros cerca de 11 millones de inmigrantes que como ella viven en Estados Unidos sin autorización, esta es elección potencialmente crucial. El candidato republicano a la presidencia Donald Trump promete deportaciones masivas y levantar un muro en la frontera, mientras que su rival demócrata Hillary Clinton promete apoyar una reforma migratoria y proteger las órdenes ejecutivas del presidente Barack Obama en favor de inmigrantes.

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El día de la elección, estos inmigrantes seguirán los resultados como espectadores, mientras su futuro está en manos de los votantes. Según la constitución estadounidense, los únicos que pueden votar son los ciudadanos.

Trump ha dicho que teme un fraude electoral o que los inmigrantes sin autorización vayan a votar. De manera general, ha dicho que todos los inmigrantes deben de cumplir con la ley.

Álvarez y otros inmigrantes como ella dicen que han estado participando en los esfuerzos para animar a votantes a salir a votar, pese a que no son ciudadanos.

En lugares como Nueva York, California, Arizona y Virginia, ellos han estado tocando puertas y haciendo llamadas telefónicas, inscribiendo a votantes, exhortándolos a que vayan a votar, y contándoles historias con la esperanza de que tengan en mente a los inmigrantes al momento de sufragar.

“Para mí, es importante que quienes pueden votar salgan de las sombras y hagan escuchar sus voces”, dijo Álvarez.

Isabel Medina, de 43 años, quien vive en Estados Unidos sin autorización desde hace 20 años y tiene tres hijos, dos de ellos nacidos en este país, ha trabajado haciendo llamadas a ciudadanos y ha participado en campañas para inscribir votantes, asegurándose que, “aunque ellos están frustrados, desalentados, se den cuenta de que esto realmente es importante, que se den cuenta del poder que tienen en sus manos”.

Medina, quien vive en Los Ángeles, dijo que siempre enfatizaba la necesidad de votar por todas las contiendas, no solo la presidencial, y la importancia de tomar parte en referendos y propuestas locales y estatales.

Aunque estos inmigrantes no pueden votar, el trabajo que están haciendo para promover el voto marca una diferencia, dijo la mexicana Karina Ruiz, de 32 años, de Phoenix, quien vino a Estados Unidos de manera ilegal a la edad de 15 años y ahora es directora ejecutiva interina de Arizona Dream Act Coalition, una organización defensora de los inmigrantes que ha estado promoviendo el voto hispano.

“Esto está teniendo efecto porque las personas que no votarían de otra manera, cuando escuchan mi historia y escuchan que su voto sí cuenta y marca una diferencia, se animan a participar y ser mi voz”, dijo Ruiz, quien tiene un permiso de trabajo y está exenta de deportación bajo la orden ejecutiva de Obama. Esta orden ejecutiva podría ser cancelada por cualquier presidente en el futuro.

“Pienso: Si pudiera, solo emitiría un voto”, dijo, pero “si puedo influir en 50 a 60 personas para que salgan a votar, esa es mi voz multiplicada un montón de veces”.

En cuanto a lo que pasará después del 8 de noviembre, Medina dijo que “la incertidumbre, se siente. No sé qué es lo que va a pasar”. No quiere asustar a sus hijos estadounidenses por la posibilidad de que ella y su esposo terminen deportados. “Sí, estoy preocupada”.

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