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La Cuarta Transformación de México y la defensa de los DREAMers

(Samantha Sais / AP)
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En las últimas décadas, la agenda bilateral entre México y Estados Unidos se ha centrado en dos temas: seguridad y comercio. Más allá del discurso, ambos gobiernos han mostrado gran desinterés por el bienestar de los mexicanos en Estados Unidos. Esta omisión es mayor en el caso de México, que debería velar por los 36 millones de connacionales que viven en la Unión Americana.

No puede haber una Cuarta Transformación del país, como lo promueve el presidente López Obrador, si ésta no incluye a todos los mexicanos, independientemente de donde habiten. Para empezar, se tiene que terminar con la indiferencia que las administraciones anteriores han tenido hacia la comunidad mexicana en Estados Unidos. El gobierno de México debe apoyar su desarrollo y bienestar.

Es lamentable que los DREAMers mexicanos tengan más apoyo de algunos políticos estadounidenses que de México.

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Las necesidades son muy amplias, hay muchos frentes en los cuales el gobierno puede actuar, pero hay uno que merece acción inmediata y que le puede traer muchos beneficios a México: la regularización de los DREAMers mexicanos.

Los DREAMers mexicanos son personas que nacieron en México pero que fueron traídas a Estados Unidos de manera indocumentada cuando eran niños. Estas personas han vivido en la Unión Americana casi toda su vida, es el país que conocen, es donde se han educado, es en donde está su familia, sus amigos, su trabajo y, por tanto, no pretenden regresar a México.

La mejor manera que México tiene para apoyarlos es incluir la regularización de su situación migratoria en la agenda bilateral con Estados Unidos, siempre con respeto a la soberanía estadounidense y como parte de las negociaciones que ambos países sostienen en múltiples temas. El Estado mexicano tiene la obligación moral y legal de hacerlo, pues son sus ciudadanos.

En lugar de estar discutiendo quién va a pagar un muro inútil o impulsar un plan de desarrollo para Centroamérica de 30 mil millones de dólares, se debe negociar la regularización de los DREAMers con Estados Unidos. El gobierno de México se debe primero a sus ciudadanos y una vez que haya cumplido con su obligación ante ellos, puede empezar a implementar planes de desarrollo en beneficio de personas de otras nacionalidades.

Los mexicanos en Estados Unidos envían alrededor de 28 mil millones de dólares al año a México ¿y el gobierno no está dispuesto ni siquiera a poner el tema en su agenda bilateral?. Es lamentable que los DREAMers mexicanos tengan más apoyo de algunos políticos estadounidenses que de México.

México debe cambiar la narrativa si de verdad busca una transformación del país. Ya hay mucho camino recorrido en Estados Unidos que se puede aprovechar. Existen 800 mil DREAMers, de los cuales el 80 por ciento son mexicanos con un permiso temporal que les permite estudiar, trabajar y los protege de una posible deportación (programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia o DACA por sus siglas en inglés); ellos representan menos del 0.5% de la población total de este país y cuentan con mejores niveles educativos que el resto de los migrantes indocumentados y la gran mayoría se encuentra estudiando o trabajando, por tanto no representan una presión económica o demográfica para Estados Unidos.

Además, su regularización es de los temas sencillos dentro de los complejos debates migratorios que tienen lugar en Estados Unidos, ya que no genera rechazos en la población en general y entre los políticos en particular (7 de cada 10 americanos está a favor de la regularización según mediciones del Pew Research Center y de NPR); hay un fuerte apoyo social en favor de su permanencia.

Ante la desigualdad de poder que existe en la mesa de negociación entre Estados Unidos y México, nada le convendría más al gobierno mexicano que tener una comunidad de nacionales en Estados Unidos que reconozcan las acciones que el gobierno ha hecho en favor de su bienestar. Serían la primera línea de defensa de los intereses de México en Estados Unidos.

Bienvenida la Cuarta Transformación de México si ésta beneficia a los mexicanos en ambos lados de la frontera.

*Oscar Gómez Basurto es investigador en el Mexa Institute con sede en Washington, D.C.

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