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El uso desproporcionado de la fuerza no es parejo

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En un caso muy esperado por todos los residentes de esta ciudad, la Comisión de la Policía dio a conocer el resultado de su investigación acerca de la muerte de Ezell Ford, un joven afroamericano con problemas de salud mental, que fue matado a tiros al enfrentar a agentes del Departamento de Policía de Los Angeles.

El caso levantó gran indignación y polémica entre la ciudadanía.

Indignación porque son cada vez más los casos en los que los policías de Los Ángeles y otras grandes ciudades muestran graves señales de brutalidad y uso excesivo de la fuerza.

Y polémica, porque el jefe del LAPD, Charlie Beck, le pidio al panel de investigación que desechara el caso, ya que en su opinión, los oficiales actuaron correctamente cuando abrieron fuego contra Ford.

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Igual que Beck, el Inspector General de la Comisión recomendó al panel que encontraba justificado el acto de abrir fuego, ya que había evidencia de que Ford había intentado arrebatar la pistola a uno de los agentes.

Aunque la Comisión declaró inocente a uno de los agentes involucrados, el otro fue encontrado culpable de utilizar fuerza letal sin necesidad.

Son muchos ya los muertos a manos de la policía, y los diferentes grupos minoritarios que viven en esta ciudad se sienten cada vez más amenazados.

No es para menos el temor. Desde el año 2000, 243 personas han muerto a manos del LAPD; de ellas, 122 han sido latinas; 76 afroamericanas; 36 anglosajonas y 9 de otras razas. La desproporción es evidente.

Tal vez sea tiempo de que el alcalde de la ciudad revise a fondo el papel de Charlie Beck al frente de la policía.

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