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Haga que sus momentos de enojo beneficien su vida

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El enojo o coraje es un sentimiento cuya intensidad puede variar con mucha facilidad. Puede ir desde una simple irritación hasta la ira sin control. El enojo nos puede causar muchos problemas, pero también puede ayudarnos a defendernos y defender a otras personas, para tener la energía y la motivación necesaria, para mejorar nuestra vida y para luchar por nuestros ideales.

Los problemas causados por el enojo son por la forma de expresarlo. Manejar el enojo significa controlarlo adecuadamente y cambiar los pensamientos y las conductas que lo mantienen o incrementan. Para manejar el coraje tenemos que reconocer la diferencia entre enojo y agresión. El primero es un sentimiento natural; la segunda es una conducta irracional.

Esta forma de expresión establece límites claros y directos. Es importante defender nuestra posición, expresar nuestro disgusto y resolver los conflictos sin insultar o amenazar la integridad y la autoestima de las otras personas involucradas, así como la de nosotros mismos.

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O sea, expresar nuestro sentimiento dentro de un marco de total respeto y autenticidad hacia nosotros mismos y hacia los demás.

Es importante tener presente que cuando expresamos nuestro enojo de manera constructiva, atacamos el problema y no a las personas.

¿Cómo separamos a la persona de la conducta?

Si la persona hizo algo que no me gustó y decido quejarme de lo que hizo, entonces no la califico, ni le pongo etiquetas.

Le digo “me molesta cuando dices esto o aquello” o “no me gusta cuando haces esto”, pero no le digo “eres un irresponsable” o “tú me haces enojar”.

Expresión del coraje de manera destructiva

Expresar el enojo de manera destructiva es atacar física o verbalmente a la persona con la que estamos enojados.

Con esta reacción queremos dañar al individuo y desquitar nuestro coraje, pero no buscamos una solución.

Esto sucede cuando ignoramos a la persona, tomando una actitud fría, distante e indiferente y rechazando cualquier intento de su parte para solucionar el problema o para pedir una disculpa. También sucede cuando lastimamos a la persona físicamente, la criticamos y la avergonzamos delante de los demás.

El coraje expresado de manera destructiva afecta la relación, genera resentimiento en la otra persona y nos puede provocar culpa, vergüenza o una disminución de autoestima. ¡Al final, los más perjudicados somos nosotros mismos!

Por ende, es esencial aprender a expresar nuestros sentimientos y deseos amorosos saludablemente, y estar dispuestos a escuchar a la otra persona, para buscar juntos una solución.

Es importante tratar de evitar que se repita la situación que nos molestó o nos creó enojo. Es determinante llegar a un espacio en donde ambas personas se sientan escuchadas y respetadas. Con estos resultados, podemos decir que este enojo o coraje no es malo; al contrario, es un bello sentimiento que nos invita a crecer y evolucionar como seres humanos.

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