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Conexiones y legado de madres a hijas

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La conexión entre madre e hija es eterna de la cual nunca nos podremos desligar. Porque, si algo debe quedarnos claro, es que siempre contendremos algo de nuestra madre.

Para tener salud y ser felices, cada una de nosotras tenemos que conocer de qué manera nuestra madre influyó en nuestra historia y cómo sigue haciéndolo.

La madre es quien antes de nacer nos regala nuestra primera experiencia de afecto y de seguridad. Por medio de nuestra madre es que las hijas comprendemos qué es ser mujer y cómo podemos cuidar o descuidar nuestro cuerpo.

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Si la madre ha transmitido mensajes positivos acerca del cuerpo femenino y de la manera en la que hay que trabajarlo y cuidarlo, sus enseñanzas siempre formarán parte de una guía para la salud física y emocional de la hija.

Sin embargo, el legado de una madre también puede resultar negativo cuando el papel que ejerce resulta tóxico debido a una actitud agresiva, descuidada, celosa, chantajista o controladora.

Todas necesitamos del afecto y de aprobación y conexión desde el primer minuto, desde la primera mirada buscamos su aprobación en lo hacemos bien o si merecemos de una caricia. Algunas sugerencias para mejorar la conexión entre madre e hijas y hijas y madres:

  1. No juzgues: a tu madre o hija hasta haber caminado en sus zapatillas. Si eres la madre o la hija, entiende que ambas provienen de distintas generaciones que se tienen que enfrentar distintas circunstancias y retos. Se valiente y amorosa en ser la primera en acercarte para resolver el conflicto.
  2. Sé realista: A veces esperamos que nuestra madre sea “Súper Mamá”, y que jamás se enferme, que no dude o cometa errores. Como madres, queremos que nuestras hijas puedan hacer todo aquello que nosotras no pudimos , y nos frustramos al ver que nada de lo que se hace es suficiente.
  3. Aprende a respetar límites e individualidad. Una buena relación entre madre e hija no implica que las dos estén de acuerdo en todo. Cada individuo tiene su punto de vista y no es necesario pensar igual para sentir amor una para la otra. Si sabes que a tu madre, o a tu hija, no le gustan ciertas cosas, no trates de forzarla o controlarla.

Por consiguiente, cuando logramos ver las secuelas que la crianza ha tenido en nosotras, comenzamos a estar disponibles a comprendernos, a sanarnos, ah amarnos y a ser capaces de encontrar la manera que cuidamos de nuestro cuerpo o a darnos el permiso de explorar posibilidades de amar y aceptar el maravilloso reto de VIVIR!

Por último, para reflexionar con una de las frases de cómo la relación entre madre e hijas puede ser una exitosa y maravillosa experiencia para amabas.

“La mejor herencia de una madre a una hija es haberse sanado como mujer”¿.

Christiane Northrup

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