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Solo 25 % de atacantes en tiroteos de EEUU tenía diagnosticada enfermedad mental

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EFE

Tan solo una de cada cuatro personas que participaron activamente en un tiroteo habían sido diagnosticadas previamente con una enfermedad mental, lo que supone el 25 %, según un estudio del Buró Federal de Investigaciones (FBI) publicado hoy.

Una cuarta parte de los autores de este tipo de ataques tenía un diagnóstico de alguna enfermedad mental antes de acometer la acción: De ellos, el 75 % padecía un trastorno emocional y el 19 % psicosis.

Estos datos contrastan con las declaraciones después de cada tiroteo que efectúa el presidente, Donald Trump, quien normalmente opta por calificar las actuaciones fatales como un “problema de salud mental” y evita indagar en el debate sobre el control de armas que afecta al país.

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Precisamente, el estudio también aborda cómo fueron adquiridas las armas de fuego utilizadas.

De acuerdo al informe, el 8 % del armamento empleado en estos actos fue adquirido por la vía ilegal (un 2 %) o mediante robo (un 6 %) frente al 40 % que fue conseguido de forma legal.

Dentro de ese 40 %, el 35 % tenía el arma desde hacía tiempo y nada hacía indicar que su objetivo fuera protagonizar uno de estos ataques; y un 11 % la obtuvo de una persona que conocían.

Sobre la preparación y el planeamiento de los ataques, solo el 14 % había estudiado sus objetivos y el 10 % había analizado el lugar en el que perpetraría los hechos.

El lugar escogido por los tiradores tenía una conexión previa con ellos de forma mayoritaria, siendo en el 73 % de los casos el lugar de trabajo entre los mayores de 18 años y su centro educativo o antigua escuela en el 88 % entre los menores de edad.

Además, en el 64 % del total el agresor había seleccionado de forma específica al menos a una de las víctimas.

El estudio analiza un total de 63 casos, ocurridos entre 2000 y 2013 y pretende arrojar luz sobre las circunstancias previas a los ataques, después de que en 2014 publicaran otro informe sobre los hechos durante y después del asalto.

El documento se publica en un contexto en el que 2017 fue el año en el que el FBI registró el número más alto de tiroteos, con un total de 30 casos, según la propia agencia.

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