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Posible despido de policía de Chicago que mató afroamericanos

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EFE

Una miembro de la Junta de la Policía de Chicago abrió hoy la posibilidad del despido del agente Robert Rialmo que en 2015 mató a dos afroamericanos, en un caso que desató la polémica por un uso excesivo de fuerza.

La integrante de la junta, Eva-Dina Delgado, dio a conocer una decisión esta noche en la habitual reunión mensual de este grupo, en las oficinas centrales de la Policía de Chicago, que sugiere el despido del oficial.

El veredicto de la miembro de la junta se da después de que el pasado mes el Superintendente de Policía de Chicago, Eddie Johnson, defendiera la acción del agente durante el incidente ocurrido la madrugada del 25 de diciembre de 2015 y estimara que Rialmo debió descargar su arma de fuego para “prevenir grandes daños corporales o la muerte”.

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La posición de Johnson fue contraria a la de la Oficina Civil de Responsabilidad Policiaca (COPA, en inglés), que en su evaluación del caso encontró que Rialmo actuó de manera no justificada en la muerte de Quintonio LeGrier, de 19 años, y Bettie Jones, de 55.

La divergencia de opiniones entre el superintendente y COPA obligó a la elección aleatoria de un miembro de entre los nueve que tiene la Junta de la Policía de Chicago, y en la que resultó seleccionada Delgado, para que emitiera una opinión, que ahora deberá ser certificada por el pleno de este organismo antes del 25 de abril.

El día de los hechos, Rialmo y otro oficial, Anthony LaPalermo, acudieron a la casa de LeGrier, después que su padre llamara a la policía para pedir ayuda porque su hijo estaba alterado.

Rialmo alegó que Quintonio LeGrier lo amenazó con un bate de béisbol y él le disparó porque temía por su vida. En el incidente murió Quintonio y también Bettie Jones, una inquilina que abrió la puerta de la vivienda.

COPA concluyó que las acciones de Rialmo fueron injustificadas, ya que, según su criterio, LeGrier estaba de pie a la entrada de su casa y Rialmo a cierta distancia en la banqueta.

LeGrier era un estudiante universitario con trastornos mentales que necesitaba ayuda, según han dicho sus abogados, y Jones era una inquilina en la casa de los LeGrier cuya única acción fue abrir la puerta a la policía.

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