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Patrulla fronteriza a caballo mantiene una tradición de 90 años

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Los inicios de la Patrulla Fronteriza continúan vigentes con la Patrulla Montada, una unidad que vigila la frontera en áreas remotas con acceso limitado donde las camionetas y las motos no pueden ingresar.

“El caballo es una herramienta que utilizamos al máximo, nos ha dado buenos resultados y por eso es que hemos estado manteniendo los caballos desde 1924, desde que se estableció la agencia de la Patrulla Fronteriza”, dijo a Efe Lee Roy Amaya, agente de la estación de la Patrulla Fronteriza en Sierra Blanca, en el sector Big Bend, en Texas.

Cuando inició la agencia migratoria sus actividades en 1924 los agentes sólo vigilaban a caballo, explicaron los voceros de la Patrulla Fronteriza.

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“Para una persona aplicar (en 1924) y ser seleccionada para ser agente la persona debía tener su caballo propio y su asiento, el gobierno le daba su “badge” (chapa) y una pistola. El sueldo en esos tiempos era como 1.600 dólares al año”, indicó George Treviño, vocero de la Patrulla Fronteriza, del sector Tucson.

Roy, junto a once agentes más de diferentes estaciones del país, participan estos días de un entrenamiento en la academia de caballos de Kansas Setttlement, en Wilcox (Arizona).

Treviño añadió que la academia para instructores que se lleva a cabo esta semana en Wilcox y a la que tuvo acceso Efe busca entrenar a los agentes para que regresen a sus estaciones y puedan capacitar a sus nuevos compañeros que entran a la unidad de caballos.

“Ya una vez que estas arriba del caballo cómo montas, tus manos deben estar aquí abajo, la posición de tus pies, que no pierdas el estribo”, explicó Roy.

La unidad de la patrulla a caballo más grande del país es la de la estación de Tucson, que cuenta con 132 caballos, la mayoría de ellos raza Mustang y Cuarto de Milla y un equipo de 90 a 100 agentes.

Según los agentes, los caballos Mustang son más rápidos y avanzan mucho en terreno en lugares remotos donde ni las motos tienen acceso, al igual que los caballos Cuarto de Milla que son fuertes y tienen mucha resistencia.

Los equinos son de gran ayuda para los agentes que patrullan en la noche.

“Muchas veces se fijan en cosas que uno no se fija, perciben los objetos, lo que se les va arrimando, otro caballo o personas”, dijo Carlos Baca, agente de la Patrulla Fronteriza en Texas.

Baca resaltó que desde pequeño los caballos han sido su pasión, como la de muchos agentes que optan por ser miembros de esta unidad.

“Mi abuelo fue charro en Ciudad Juárez (México) y le inculco la charrería a mi papa y eventualmente mi papá nos inculco a mí y a mis hermanos”, contó Baca, originario de El Paso (Texas).

Los caballos, que deben estar bien hidratados en esta zona del país donde las temperaturas en verano sobrepasan los 100 grados Fahrenheit, pueden andar entre cinco y ocho horas, en función del terreno y de la actividad que tengan durante el día.

“Nosotros constantemente compramos caballos, el sector de Tucson acaba de comprar seis caballos en Canyon City (Colorado) y los tenemos ahora por tres semanas”, dijo a Efe Boby Schad, coordinadora de la Unidad de Caballos de la Patrulla Fronteriza en Tucson (Arizona).

Durante este tiempo revisan los equinos y las habilidades que tienen para desempeñar el trabajo de vigilancia fronteriza, luego terminan de entrenarlos para enviarlos al trabajo de campo.

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