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Empleadores de migrantes están inquietos por el futuro migratorio de sus empleados

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Granjeros y empleadores de inmigrantes que trabajan en el campo viven días de ansiedad al desconocer si contarán con la mano de obra necesaria debido a la incertidumbre creada por el bloqueo judicial que todavía pesa sobre el alivio migratorio del presidente Barack Obama.

“En este momento todavía no sabemos de qué manera nos afectará la falta de decisión de la Corte Suprema, pero sabemos que nos afectará. No sabemos cuán grande será ese impacto, pero sabemos que llegará”, indicó Brent Boydston, vicepresidente del Buró de Granjas de Colorado (CFB, en inglés).

Tras ayudar a su familia a criar ganado y a cosechar maíz, trigo y soja y luego de completar sus estudios en agricultura, Boydston trabajó varios años en el Congreso de Estados Unidos con cuatro legisladores republicanos sobre políticas públicas relacionadas con inmigración y agricultura.

“No hubo reforma inmigratoria y no la habrá en este año de elecciones presidenciales. Además, las visas H2A (para trabajadores agrícolas temporales) no se ajustan a nuestras necesidades, y ahora tenemos esta nueva decisión que podría dejarnos sin trabajadores ni para las tareas diarias ni para la época de la cosecha”, dijo el dirigente agrícola.

Boydston lamentó que no se “escuchen ya” las voces de los granjeros y empleadores de inmigrantes y que se rechace hablar de los “beneficios de la inmigración para la agricultura”.

El pasado 23 de junio los ocho jueces del Supremo empataron en su decisión sobre las medidas migratorias de Obama, con lo que prevalece la decisión de un tribunal inferior que invalidó parte medidas ejecutivas para retrasar las deportaciones de millones de jóvenes indocumentados y padres que tienen hijos con residencia permanente o ciudadanía estadounidense.

Según el Buró de Estadísticas Laborales del Departamento de Trabajo de Estados Unidos, unas 761.000 personas (la gran mayoría de ellas hombres menores de 30 años) se dedican a tareas de campo.

Sin embargo, según la misma fuente, el 6 % de ellos dejaría esa actividad en un futuro cercano debido precisamente a cuestiones migratorias, ya que dos de cada tres de esos trabajadores nacieron en México y más de la mitad (53 %) de ellos carecen de presencia legal en el país.

“Los granjeros necesitamos a los trabajadores. Ellos son quienes operan las máquinas, cuidan el ganado, siembran y cosechan y realizan otros trabajos físicos. Nuestro trabajo es un trabajo de todo el año, sin vacaciones”, expresó Boydston.

“La incertidumbre y la reluctancia a cambiar las leyes inmigratorias nos perjudican y perjudican a los trabajadores”, puntualizó.

Uno de esos trabajadores, Luis González, llegó desde México hace una década y, tras pasar por California y por otros estados, finalmente se estableció con su esposa e hijos en el norte de Colorado.

“Nunca me faltó trabajo, pero ahora tengo que viajar cada vez más y más lejos, durante varias horas, para ir a trabajar y ya no es siempre ni en el mismo lugar ni con la misma gente. Mi esposa se queda con mis hijos, pero ya se está quejando de que parece una madre soltera”, dijo González a Efe.

“Como viajo más, duermo menos y trabajo menos. Y el dinero no me alcanza. No puedo pagar ni el celular. No quiero ni pensar que ya no me darán trabajo”, afirmó.

Según el Buró de Estadísticas Laborales, el ingreso promedio de los trabajadores agrícolas migrantes es de poco más de 20.000 dólares al año, lo cual equivale al nivel federal de pobreza para una familia de tres personas en 2016.

Thomas Acker, profesor de la Universidad Colorado Mesa y experto en trabajadores agrícolas extranjeros, quiso ser más positivo y aseguró que la falta de decisión por parte del Tribunal Supremo no tiene un “impacto directo en los trabajadores agrícolas extranjeros con visas temporales, por lo menos no hasta que el próximo presidente cambie las normas vigentes”.

Y es precisamente esa inseguridad sobre el futuro de las leyes migratorias lo que causa inquietud entre los granjeros, según Boydston.

“Ningún granjero debería dejar su fruta pudriéndose o sus campos sin arar simplemente porque no puede encontrar a trabajadores listos y deseosos de trabajar. La política nunca es sencilla. A veces nos favorece y otras veces no”, concluyó.

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