Anuncio

Una voluntaria de San Diego se ofreció como médica en Texas para ayudar a las familias migrantes. Esto es lo que vio

Share
San Diego Union-Tribune

Cuando Mary Lehman vio un video en su página de Facebook solicitando profesionales médicos para ayudar en un refugio para familias migrantes, que acababan de cruzar la frontera en Texas, supo que no podía quedarse en casa.

Lehman, abogada de apelaciones de San Diego, que alguna vez ejerció como técnica médica de emergencias, compró un boleto de avión para el día siguiente y empacó la gran mochila negra de médica que había llevado en dos giras de voluntariado humanitario en Grecia.

“Si no estás fuera de tu zona de confort, no estás haciendo lo suficiente”, expresó Lehman.

Anuncio

Llamó a un pediatra retirado en Chicago, un amigo al que había conocido como voluntario en Grecia y le dijo que también tenía que subir a un avión la mañana siguiente.

El doctor John Kahler no dudó.

“Cuando Mary te pide que hagas algo, sabes que ella está liderando desde el frente, así que no hay preguntas al respecto”, dijo Kahler.

Juntos, trabajaron durante aproximadamente una semana en una pequeña clínica en el centro Caridades Católicas en McAllen, a pocas cuadras de la estación de autobuses de la ciudad.

Cuando Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) libera de su custodia a las familias después de atraparlas cruzando la frontera o llegando a un puerto de entrada para solicitar asilo, las familias son trasladadas a Caridades Católicas, donde reciben comidas calientes, duchas y atención médica antes de continuar su viaje a través del país.

McAllen es parte del sector de la Patrulla Fronteriza del valle del río Grande, la parte de la frontera con Estados Unidos donde llega la mayor cantidad de familias.

42 mil 194 personas de 68 mil 560, casi 62 por ciento, que fueron atrapadas cruzando la frontera ilegalmente en lo que va del año fiscal 2018, llegaron a través del valle del río Grande, de acuerdo con datos de CBP.

Otros 9795 miembros de familias han llegado a los puertos a lo largo de la frontera con Texas sin documentos de entrada, representando alrededor del 26 por ciento de los 37 mil 395 a lo largo de la frontera suroeste en lo que va de este año fiscal.

La mayoría de los pacientes que el equipo de voluntarios atendió eran niños, explicó Lehman. Muchos tenían síntomas parecidos a la gripe o problemas digestivos.

“Hubo niños que simplemente no dejaban de llorar a causa del trauma”, recordó Lehman.

Un padre le trajo a su hija de 18 meses. Siendo asmática, la niña apenas podía respirar.

El padre le dijo a Lehman que los funcionarios del gobierno se habían llevado los dos inhaladores de la niña, que se suponía que debía usar varias veces al día.

Lehman, que habla español, y Kahler, cuyas habilidades lingüísticas son más limitadas, enviaron a la familia a la sala de emergencias.

Otra mujer le dijo a Lehman que las autoridades le habían quitado su medicamento para la diabetes. La mujer había logrado esconder tres pastillas en su bolsillo, por lo que aún podía tomar su medicamento por el momento.

El Departamento de Seguridad Nacional y CBP no respondieron a las solicitudes de comentarios.

Lehman terminó viajando en una ambulancia al hospital con una madre y su hijo que habían pasado cuatro días bajo custodia. El hijo, de unos 10 meses de edad, tenía una “clara dificultad respiratoria”, dijo Lehman.

El niño fue diagnosticado con influenza en la sala de emergencias.

Lehman dijo que también auscultó a los padres que le llevaron a sus hijos. Algunos comenzaban a llorar cuando ella les preguntaba que cómo estaban.

“Habían sido fuertes durante tanto tiempo con el trauma que sufrieron con sus hijos”, señaló Lehman. “Tenían que decirles a sus hijos, ‘todo va a estar bien’”.

Un hombre esperó hasta que el dúo médico había visto a todos los niños que estaban en la fila de la clínica y luego se acercó a ellos por unas ampollas infectadas en sus pies.

Cuando Lehman intentó limpiar su pie, el hombre se rehusó porque sus pies estaban demasiado sucios para que ella los tocara.

Lehman continuó su trabajo, lavándole y vendándole los pies, y el hombre comenzó a llorar.

“No tengo palabras para su amabilidad”, le dijo.

Muchas de las mujeres que Lehman ayudó tenían infecciones de vejiga, y según su opinión, se debía a que no habían podido bañarse o ducharse mientras estaban en custodia.

Lehman y Kahler también vieron a muchas mujeres embarazadas en su clínica. Las examinaban por posibles complicaciones como presión arterial alta y les daban vitaminas prenatales. Una mujer guatemalteca de 21 años no sabía que estaba embarazada hasta que le mostraron la prueba de embarazo.

La reacción de la mujer permanece aún con Kahler después de su viaje.

“Comenzó a llorar porque esto no era algo que quisiera en absoluto, pero no tenía acceso a métodos anticonceptivos ni nada en Guatemala”, dijo Kahler. “Ella simplemente estaba devastada”.

Lehman también pasó un día como abogada voluntaria en el Centro de Detención de Puerto Isabel.

“La Ley de Asilo es antigua”, comentó Lehman. “Si alguien viene a tu casa, tu cueva o a tu fuego y están en peligro de muerte, tú los proteges”.

Este viaje a Texas se sintió muy diferente a sus viajes de ayuda al extranjero, expresó.

“Siento que todavía estoy en eso”, dijo Lehman. “Sencillamente siento que está aquí”.

Ahora que regresó a San Diego, todavía está haciendo trabajo voluntario en leyes de inmigración.

La mujer a quien Lehman acompañó al hospital la encontró en Facebook después de que ella había regresado a San Diego y la llamó presa del pánico a media noche.

La fiebre de su hijo de 10 meses se había disparado, y ahora estaban en Nueva Jersey.

Después de orientar a la mujer indicándole los pasos preliminares para ayudar a su hijo, Lehman finalmente encontró a través de amigos en las redes sociales un voluntario humanitario en Nueva Jersey para ayudar a la familia.

“Siento que no puedo despedirme”, expuso Lehman. “Esto está sucediendo en mi patio trasero”.

Pero no todos sus recuerdos del viaje fueron tristes.

Cuando Lehman y Kahler terminaron tarde el trabajo en la clínica una noche, se dirigieron para cenar a un Hooters cercano, uno de los pocos lugares que sirve comida a esa hora.

Cuando el gerente descubrió por qué estaban en la ciudad, él personalmente les invitó la comida, dijo Lehman.

La noche antes de irse de McAllen, Lehman compró una guitarra y la llevó a la clínica. Ella tocó This Land is Your Land para los inmigrantes allí.

Cuando le entregó la guitarra a un guatemalteco, él le devolvió la canción, agregando su propio toque. Su rostro se iluminó, radiante mientras sostenía el instrumento.

“Ese fue un momento mágico”, dijo Lehman.

Comentó que organizaciones como Caridades Católicas que ayudan a las personas que llegan a la frontera siguen necesitando voluntarios, tanto en general como médicos. Sin embargo, lo que más necesitan los migrantes que llegan, dijo, son voluntarios legales.

Ella animó a otros a encontrar una manera de involucrarse.

“Nunca es cómodo, y nunca puedes pagarlo, pero puedes ir”, dijo Lehman. “Hacer un trabajo como este pone las cosas en perspectiva. Así es como cambia el mundo”.

Morrissey escribe para el U-T.

Videos de Hoy

Nunca es demasiado tarde para dejar de fumar Ahora

Nunca es demasiado tarde para dejar de fumar

Discriminación en el lugar de trabajo en EE.UU. Ahora

Discriminación en el lugar de trabajo en EE.UU.

Clonación de tarjetas en ATMs Ahora

Clonación de tarjetas en ATMs

A La Espera De Un Gran Terremoto Por La Falla De San Andrés Ahora

A La Espera De Un Gran Terremoto Por La Falla De San Andrés

Rastreadores de fitness son inexactos Ahora

Rastreadores de fitness son inexactos

Terapia revierte con éxito el Alzheimer en ratones Ahora

Terapia revierte con éxito el Alzheimer en ratones

Una vistazo al traje espacial SpaceX Ahora

Una vistazo al traje espacial SpaceX

El chocolate puede disminuir el riesgo de problemas cardíacos Ahora

El chocolate puede disminuir el riesgo de problemas cardíacos

Anuncio