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Más haitianos llegan desde Venezuela a Tijuana; quieren pedir ayuda a EEUU

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SAN DIEGO UNION-TRIBUNE

Mientras los líderes en el hemisferio occidental debaten cómo manejar la creciente crisis en Venezuela, haitianos que vivieron en ese país han llegado a Tijuana, México, con planes de pedir ayuda a Estados Unidos.

El pastor Gustavo Banda dice que aproximadamente 60 personas recién llegadas se están quedando en el Templo Embajadores de Jesús, una iglesia evangélica en el cañón del Alacrán en Tijuana.

Aunque las cifras no son tan altas como cuando los haitianos llegaron en masa desde Brasil en 2016, Banda expresó que se esperan más en las próximas semanas.

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Luc Charles de 30 años, pasó unas dos semanas allí después de huir de Venezuela, el país al que llamó su hogar durante unos 10 años. Huyó de Haití después de que su familia fue atacada por razones políticas y su madre fue asesinada, explicó.

Comenzó su propio negocio en Venezuela, abrió una tienda que vendía alimentos y bebidas. Cuando su familia fue amenazada por causa de la tienda y la desesperación en Venezuela, tuvo que huir una vez más.

Sin poder permitirse el lujo de llevar a su familia con él, se dirigió hacia el norte, mientras que su esposa y dos hijas pequeñas, de 8 y 7 años, se fueron a Colombia. Espera que su familia pueda reunirse con él algún día.

“Soy un profesional. Quiero trabajar para mis hijos y estar bien, para tener una buena vida”, dijo en español. “Si vuelvo a Venezuela, perderé la vida y mi familia también”.

Con una economía destrozada y un régimen decidido a aplastar la disidencia, Venezuela ha visto un éxodo masivo en los últimos años que, de acuerdo con opiniones, rivaliza con el de los refugiados sirios y los de Rohingya.

El presidente Donald Trump ha condenado repetidamente la situación en Venezuela y ha sugerido que Estados Unidos podría tomar medidas más directas allí.

En un discurso reciente en las Naciones Unidas llamó a la crisis un ejemplo de “tragedia humana” y pidió “la restauración de la democracia” en Venezuela.

La mayoría de los que huyen terminan en países vecinos de América del Sur como Colombia o Brasil, aunque algunos eligen venir a Estados Unidos.

El puerto de entrada de San Ysidro ha presenciado más del doble de venezolanos en los últimos años que solicitan ingresar al país.

En el año fiscal 2016, según Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), 68 personas llegaron de Venezuela al puerto sin documentos para ingresar. Probablemente pidiendo asilo.

En el año fiscal 2018, hasta fines de agosto, 149 venezolanos han llegado al puerto de entrada. Aunque ese número representa todavía menos del uno por ciento de todas las personas que han venido a los puertos de entrada de California sin documentos de viaje, 32 mil 150 en lo que va del año fiscal.

Para los haitianos que han vivido en Venezuela, elegir dejar ese país también es solo un paso más en un largo viaje migratorio.

Los haitianos han estado emigrando de su nación insular por años, el país más pobre del hemisferio occidental según el Banco Mundial, por una variedad de razones.

Algunos huyeron de las dificultades económicas o la devastación de desastres naturales, como el terremoto de 2010 y los huracanes más recientes. Otros huyeron de la persecución política.

Muchos se mudaron a Brasil cuando les ofrecieron permisos de trabajo para ayudar con los proyectos de construcción para los Juegos Olímpicos y la Copa del Mundo que se celebraron allí en 2016. Después de los eventos, las oportunidades de empleo desaparecieron y muchos comenzaron un largo viaje hacia Estados Unidos.

Según datos de CBP, más de 6300 haitianos llegaron a la frontera de California en el año fiscal 2016, principalmente a través de San Ysidro. Otros 8 mil llegaron en el año fiscal 2017.

En el año fiscal 2018, hasta agosto, han llegado más de 260.

Cuando el gobierno de Obama reanudó las deportaciones a Haití, que se habían detenido desde el terremoto, muchos decidieron quedarse en Tijuana en lugar de arriesgarse a la posibilidad de regresar al lugar de donde salieron en primer lugar.

El Templo Embajadores de Jesús apoya a los haitianos que pasan por la ciudad en su camino a Estados Unidos y también a aquellos que han decidido hacer sus vidas en Tijuana.

Un letrero cerca de la iglesia proclama el área como la pequeña Haití.

Cuando Charles llegó a Tijuana buscando un lugar para quedarse, un hombre haitiano que había estado en la ciudad desde 2016, lo vio y le aconsejó que pidiera ayuda en la iglesia.

“Fue increíble”, dijo Charles refiriéndose al hecho de encontrar a un compatriota tan lejos de casa. “Ese fue un favor de Dios”.

La mitad de los recién llegados a la iglesia son niños. Algunos nacieron en Venezuela de padres haitianos.

Otros, como Christanly Pierre, un niño de 12 años que llegó con su madre y su hermana de 8 años hace unas semanas, han tenido una infancia nómada cuando sus familias se mudaron de un país a otro en busca de vidas estables.

Christanly recordó haberse mudado de Haití a Venezuela y luego a Brasil y luego a Venezuela antes de venir a Tijuana.

Él tiene miembros de su familia todavía en Haití y otros que ya se han mudado a lugares como Francia, Canadá y Estados Unidos.

Su madre era la que estaba encargada de decidir a dónde y por qué se mudarían, pero recuerda que nunca tuvieron suficiente para comer en cada lugar al que llegaban.

“Donde estuviéramos, no había comida. No había nada”, dijo Christanly en español. “Quiero crecer en una mejor vida. Quiero estudiar y ayudar a mi familia”.

Cuando se le preguntó por el viaje entre Venezuela y la frontera de Estados Unidos y México, conocido por sus peligrosos ríos y selvas, lo que más recordó fue el agotamiento de caminar durante días.

El viaje duró aproximadamente tres meses, indicó, y los padres tuvieron que cargar a los niños más pequeños porque no eran lo suficientemente fuertes como para caminar tan lejos por su cuenta.

Tiene la esperanza de estudiar química en Estados Unidos porque piensa que trabajar en ese campo lo ayudará a mantener a sus seres queridos. Más que nada, dijo, espera que su familia pueda estar junta algún día.

Debido a que todavía hay un rezago en el puerto de entrada de San Ysidro para aquellos que deseen hacer una solicitud de asilo, las familias como la de Christanly esperarán semanas antes de que les toque su turno para solicitar ayuda y cruzar a Estados Unidos.

Morrissey escribe para el U-T.

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