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Lavaba platos y ganaba $2000 al mes, ahora prefiere regresar a su país antes que ser víctima de las redadas de Trump

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Por miedo a redadas, detenciones o deportaciones masivas, el triunfo de Donald Trump orilló al migrante poblano Jaime Rosas Hernández a dejar Estados Unidos y volver a su pueblo natal.

Originario de la comunidad de San Miguel Zoapan, en Tlachichuca, Jaime prefirió dejar Pleasanton, California, donde radicó por 7 años, a sufrir la política antimexicana del magnate.

“Para no regresar deportado, o que fuera a ser detenido, es que decido regresar yo por mi propio pie. Muchas veces llegan a ser detenidos por un tiempo, son castigados, no es luego la deportación”, dijo en entrevista.

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El poblano comentó que otros compañeros suyos, al momento de su partida, comenzaron a planear su retorno a sus pueblos en México, aunque otros lo cuestionaron.

“Los compañeros me preguntaron: ‘¿por qué te vas?’ Pero les dije que prefería irme. Llegué solo y me voy solo”, relató.

Jaime recuerda que tras cumplir 30 años decidió ir a buscar suerte a Estados Unidos, pero regresó y estuvo un par de años en su casa y luego volvió a irse para quedarse en California por siete años.

En Pleasanton trabajó como lavaplatos en un restaurante donde su último salario fue de mil dólares quincenales (unos 20 mil pesos); pero su vida, contó el hombre de 43 años, estaba llena de complicaciones e inmersa en la soledad: del sitio en donde dormía al trabajo y viceversa; nada de diversión y sí mucha inquietud por temor a una deportación.

Por eso, dijo, es que prefirió la humildad de su pueblo, con tranquilidad, a sentir estrés por el temor a ser víctima de un decreto de deportación de parte de Trump, a quien considera como una auténtica amenaza.

“Pienso que no le va a importar si hay guerras, o pienso que incluso él puede provocar eso, que haya guerras, porque sólo piensa en él”, manifestó.

Incluso, Rosas Hernández sí cree en la promesa de Trump de deportar a por los menos 3 millones de personas, mexicanos o latinos en general.

Pero si bien los mexicanos pueden pasarla mal al ser deportados, sostuvo, la caída del sueño americano afectará más a la economía estadounidense que los paisanos.

“Mucho dinero se mueve allá de parte de los latinos, porque no sólo tienen un trabajo sino tienen dos.

“Sí va a afectar la economía (si concreta sus amenazas), porque también es todo el dinero que entra a la tesorería del Gobierno”, manifestó.

Valorar la familia

San Miguel Zoapan es lo opuesto a Pleasanton, California; en un par de calles del pueblo se ven uno o dos autos estacionados, ocasionalmente, uno en movimiento, pero no más.

Hay poca gente en la calle hasta la hora de salida de la escuela, cuando los estudiantes aportan movimiento a la localidad, que la mayor parte del día está en tranquilidad, sin más sobresaltos que perros ladrando a otros animales.

Del pueblo destaca su cercanía con el Pico de Orizaba, con veredas que según los pobladores llevan hasta ese coloso con una caminata de un par de horas.

La visita a un parque y el paseo sobre la carretera a Tlachichuca, cabecera del municipio del mismo nombre, son las únicas formas de pasar el tiempo.

Jaime vive ahora con su padre Manuel Rosas y su hermana Ninfa, en una sencilla casa hecha de madera y techo de lámina.

Para el migrante, los paisanos deberían poner tierra de por medio ante las amenazas de Donald Trump y valorar más a la familia.

“Yo perdí a una familia por haberme ido (su esposa y tres hijos). Decidieron no esperarme y buscaron a otra persona. No tenía a nadie más, sólo fui a trabajar (a Estados Unidos) para darle lo mejor a mi familia y en ese proceso es que uno pierde lo que más uno quiere.

“Por ir a buscar la economía por darles una mejor vida, se pierde uno mucho”, lamentó.

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