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Hace un año celebró la Navidad con su familia en Nevada, hoy vive deportada en un refugio de Tijuana

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Lidia tiene la mirada perdida, parece resignada, pero afirma que tiene que regresar al estado de Nevada para reunirse con sus cinco hijos, lugar desde donde fue deportada a Tijuana el mes de noviembre.

La inmigrante, originaria del Estado de México, lleva viviendo en Estados Unidos 28 años, lugar donde ha criado a su familia, pero ahora, por no contestar unos papeles de migración, indica, su vida se transformó en una pesadilla.

“Me hablaron por teléfono “que según para firmar unos documentos y cuando llegue ya me estaban esperando [migración]… hasta con pantuflas me llevaron”, subraya.

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Ella es una de las decenas de migrantes que viven temporalmente en el Instituto Madre Asunta, A.C., un albergue para mujeres y niños en la colonia Postal, a cinco minutos de la frontera.

La situación de Lidia no es aislada y debido a que ahora están llegando migrantes de tres frentes, el refugio parece no darse abasto.

“Nunca había vivido algo similar”, explicó la hermana Adelia Contini, directora del instituto. “Tenemos lugar para 45 mujeres, pero hemos llegado a tener hasta 140”.

La religiosa, quien lleva 8 años al frente del refugio, explicó que en estos momentos tienen tres tipos de migración: las mujeres que vienen escapando de la violencia en Centroamérica y diferentes estados de México; las haitianas que vienen de Brasil porque les urge mandar dinero a sus familiares en su país; y las deportadas, las mujeres que diariamente Estados Unidos detiene y expulsa hacia México.

La hermana indicó que es difícil saber cuándo cambiara la situación, pero cree que no será pronto y mientras tanto tiene que seguir buscando ayuda para las personas que van llegando, inclusive algunas mujeres embarazadas.

Nunca había vivido algo similar... Tenemos lugar para 45 mujeres, pero hemos llegado a tener hasta 140”.

— Adelia Contini, directora del instituto Madre Asunta, A.C.

El 4 de diciembre, la religiosa subió a la página de Facebook del Instituto una foto de ella con un bebé en sus manos. Él pequeño no llegó, pero nació en el refugio, es hijo de una inmigrante.

“Primer bebé mexicana de padres haitianos”, dice el mensaje.

Instituto Madre Asunta, A.C.

El refugio es temporal y procura atender las necesidades primordiales de las mujeres y niños que van de paso; les ofrece un lugar donde dormir, alimentos, ropa, ayuda legal y consejería, pero dependiendo del caso, algunas mujeres deben de estar no más de tres semanas o algunos meses.

Es jueves, Día de Acción de Gracias en Estados Unidos, y mientras miles de tijuanenses cruzan la frontera para aprovecha las ofertas del ‘Viernes Negro’ en San Ysidro, en el albergue se vive un escenario de desolación: mientras las voluntarias alimentan a los hombres migrantes que van de paso, las mujeres esperan al fondo del refugio, ellas comparten sus historias y por momentos se ríen, lloran y se consuelan entre ellas mismas.

De repente llega el grupo de mujeres que fue a la frontera a pedir asilo político a las autoridades estadounidenses; la mayoría llegan con el semblante triste y algunas con los ojos rojos por haber llorado. ‘No las aceptaron dice una’.

Una de ellas es Conie, de Guatemala, quien se sienta en una esquina y simplemente guarda silencio, voltea para un lado y voltea para el otro, mientras los ojos no le dejan de brillar. Pero no llora, se aguanta porque tiene Fe en Dios, dice, ‘todo saldrá bien’.

A Conie le mataron a sus dos hijos en su país y ahora viene escapando de la violencia, teme por sus dos hijas que dejó en Guatemala, pero espera cruzar pronto –la frontera- para ahorrar dinero y mandar por ellas; pero ese jueves, las autoridades de migración le dijeron que no, y no sabe qué hacer.

Como es de Centroamérica no puede trabajar en México, no tiene dinero para regresar a su país y tampoco conoce a nadie en la ciudad. Después de compartir un momento con HOY, prefiere no hablar más, guarda silencio y su mirada cae al suelo.

En ese instante todas en el albergue parecen compartir la tristeza de Conie y del resto de las rechazadas, hay un silencio que solo es perturbado por los niños, quienes corren y juegan en el patio del Instituto.

Por otro lado están las mujeres de Haití, quienes hablan francés y poca comunicación tienen con el resto del grupo.

Aunque no hablan español, ellas parecen entender la tragedia que significa para las mujeres mexicanas y centroamericanas el hecho de no haber recibido el asilo, así que discretamente se unen al silencio del grupo.

Lidia, quien ya conoce a casi todas las mujeres en el refugio, dice que la mayoría de ellas no ha perdido la fe en que cruzarán y confían en que si Dios las ha llevado hasta Tijuana, seguro que las ayudará a llegar a Estados Unidos.

“El año pasado celebré el ‘Thanksgiving’ y la Navidad con mi familia”, explicó Lidia, quien asegura que será el último que pasará sin ellos. “No sé cuando, pero yo tengo que estar con mis hijos, ellos me necesitan”.

¿Cómo ayudar?

La hermana Contini indicó que como tienen gran demanda los servicios en el refugio, hay llaves, tuberías o regaderas que constantemente se descomponen, así que si hay una persona [‘handyman’] que los pueda ayudar, es bienvenido. Además pide a las personas que donan, que en este momento lo que más necesitan es ropa para el frío, incluyendo chamarras, mochilas, y dinero para cubrir las necesidades que se van presentando.

El Instituto Madre Asunta A.C.

Calle Galileo #2305, Colonia Postal

C.P. 22416, Tijuana, Baja California.

Tel: 664 683.0575

https://www.facebook.com/centromadre.assunta

adecontini@hotmail.com

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