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Iglesia abre centro de apoyo para migrantes sin documentos en el Sur de California

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Una iglesia metodista del sur de California abrió el sábado un centro de apoyo para inmigrantes indocumentados con el fin de ofrecerles, entre otros, servicios médicos y legales.

El llamado “Centro de Hospitalidad para Niños Migrantes”, ubicado en Escondido, al norte de San Diego, busca ser un espacio para que “niños y familias inmigrantes se sientan seguras y no teman pedir ayuda”, según dijo Brooke Collins, representante del distrito sur de la Iglesia Metodista Unida.

“Queremos que sepan que hay lugares que les da la bienvenida, en medio de un ambiente que en ocasiones puede ser hostil”, comentó la representante.

“Escuchamos mucho sobre inmigración ilegal, sobre refugiados, lo que no escuchamos es la historia de Yolanda, de Héctor. Son personas reales, que han vivido cosas más allá de lo que podemos entender, y nuestro trabajo no es juzgarlos”, añadió.

De acuerdo a datos de la Oficina de Reubicación de Refugiados (ORR, en inglés), San Diego acoge a poco más de 150 refugiados, pero la necesidad de espacios como el inaugurado hace se debe a las redadas contra indocumentados centroamericanos registradas en distintos estados del país desde principios de año.

Activistas locales consideran que una vía para dar protección a los inmigrantes indocumentados es que conozcan sus derechos y obtengan ayuda legal para llevar su caso ante un juez.

“Mucha de la gente que ha sido deportada (como parte de estos operativos) es precisamente porque no tuvieron representación legal”, subrayó Maribel Solache, representante del grupo North County Immigration Task Force.

Fabiola, una adolescente de 14 años, llegó a EE.UU., en septiembre de 2014 junto a su madre y dos hermanos, huyendo de la violencia que aqueja a su natal Guatemala.

Ella y su familia ya tienen fecha para exponer su caso en una corte y, por ello, el sábado se acercó a este centro de apoyo en busca de asesoría legal, ya que temen por su seguridad si son deportadas. “Es muy difícil la vida allá”, dijo la joven.

Por su parte, Jessica, de 25 años, arribó a Estados Unidos huyendo de violencia y maltrato al que era sometida en Honduras. Su solicitud de asilo fue escuchada tras ser detenida en la frontera y se le concedió una fecha para presentarse en la corte.

La mujer lamentó que en ocasiones el discurso antiinmigrante no comprenda el aspecto humanitario y las circunstancias que obligan a miles de sus compatriotas a buscar asilo fuera de su país.

“No saben todo lo que uno ha pasado y el por qué uno se viene desde allá”,

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