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‘Abrazos no muros’ permite que familias separadas por la frontera se reencuentren por 3 minutos

Familias separadas por la frontera entre los Estados Unidos y México se encuentran hoy, sábado 29 de octubre de 2016, en El Paso (TX, EE.UU.). Por segunda ocasión en menos de tres meses, familias separadas por la frontera entre los Estados Unidos y México pudieron abrazarse hoy durante tres minutos en las inmediaciones del Río Grande (Bravo). EFE/ Alberto Ponce de León

Familias separadas por la frontera entre los Estados Unidos y México se encuentran hoy, sábado 29 de octubre de 2016, en El Paso (TX, EE.UU.). Por segunda ocasión en menos de tres meses, familias separadas por la frontera entre los Estados Unidos y México pudieron abrazarse hoy durante tres minutos en las inmediaciones del Río Grande (Bravo). EFE/ Alberto Ponce de León

(Alberto Ponce de León / EFE)
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Por segunda ocasión en menos de tres meses, familias separadas por la frontera entre los Estados Unidos y México pudieron abrazarse ayer durante tres minutos en las inmediaciones del Río Grande (Bravo).

En la actividad binacional, denominada “Abrazos, No Muros”, organizada por la Red Fronteriza por los Derechos Humanos, participó más del triple de personas que la ocasión anterior, el pasado 10 de agosto, dijo la vocera de esa agrupación, Gabriela Castañeda.

Aseguró que cerca de 3.500 personas, provenientes de ambos lados de la frontera, acudieron a este punto de la línea divisoria entre Estados Unidos y México, ubicado a la altura de la zona Centro de El Paso y Ciudad Juárez.

“Tenemos 300 familias, la vez pasada teníamos nada más 120, entonces el reto es más importante. Del lado de El Paso tenemos unos 1.500 y del lado de Juárez unos 1.800. Hay gente que viene de California, de Pensilvania, de Denver (...), de muchos lugares del interior”, dijo.

Cuando los coordinadores les permitieron encontrarse, los asistentes se aproximaron caminando o corriendo por entre el fango del lecho del río y algunos gritaban, se abrazaban, se tomaban fotografías y lloraban.

Karina Román, de 19 años, mencionó que esta acción le permitió abrazar, al menos durante tres minutos, a su hermano y a su tío, a quienes tenía doce años sin poder ver en persona.

“Es una experiencia que no puedes explicar”, dijo con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada. “Sé que sólo fueron tres minutos pero eso nadie te lo puede quitar. Tres minutos que valen mucho porque no se compara con nada”, agregó la estudiante, quien aspira a ser enfermera en Estados Unidos, pese a carecer de documentos migratorios legales.

En esta ocasión, participaron varias personas que acudieron al río en sillas de ruedas o apoyados en andadores. Como música de fondo, en unas bocinas colocadas del lado estadounidense, se escuchaban canciones mexicanas, incluidas algunas del recientemente fallecido Juan Gabriel, que era natural de Ciudad Juárez.

“Estoy muy feliz de haber visto a mi familia que no había visto en muchos años. A nietos que no conocía. Tres minutos inolvidables. No se compran con nada; esto no tiene precio”, dijo Soledad, de 56 años, quien caminó por el lodo con un andador metálico porque espera someterse a una operación en la que le pongan “una rodilla nueva”.

Los organizadores de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos dijeron que el evento responde a una campaña para denunciar que las estrategias de deportación han herido a más de dos millones de familias de Estados Unidos.

La actividad recibió el apoyo del congresista de Texas Beto O’Rourke, el alcalde de Sunland Park (Nuevo México), Javier Perea, y representantes del condado de El Paso.

“Estas familias son las que Donald Trump (el candidato republicano a la Casa Blanca) y los republicanos tienen miedo, y no necesitamos eso. No merecemos eso”, dijo a Efe O’Rourke.

El legislador demócrata aseguró que actividades como la llevada a cabo hoy en la frontera demuestran la urgente necesidad de cambiar las leyes de inmigración en Estados Unidos.

“No podemos dividir a las familias. Necesitamos ofrecer una alternativa que sea segura para nuestro país y nuestras comunidades. Pero no podemos hacer eso antes de que la mente de Estados Unidos cambie”, añadió.

Con el encuentro en el río, la Red Fronteriza por los Derechos Humanos dijo que critica la falta de voluntad del gobierno de Washington para aprobar una reforma migratoria.

El evento se realizó cerca del Puente Internacional Paso del Norte, a unos 300 metros de distancia del lugar en donde en junio de 2010, un mexicano de 15 años murió baleado por un agente de la Patrulla Fronteriza.

Ramiro Cordero, portavoz de la Patrulla Fronteriza de El Paso, dijo que los agentes comprenden la importancia del acto binacional para las familias separadas por la frontera.

“Antes de ponerme el uniforme cada mañana, y todos los agentes, somos humanos. Somos miembros de esta comunidad (...) Lo importante es hacer la separación, porque como agentes tomamos un juramento de hacer valer las leyes de Estados Unidos”, aseguró Cordero, quien expresó su apoyo a este tipo de eventos.

El agente fronterizo recordó que la Comisión Internacional de Límites de Aguas autorizó el encuentro entre las familias.

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