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México les da la espalda a los niños migrantes

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En los primeros 11 meses de 2015, México proporcionó protección internacional únicamente a 52 niños migrantes, una cifra vergonzosa en comparación con los más de 19,000 menores no acompañados que llegaron a México y que fueron interceptados por las autoridades migratorias de ese país.

Lo anterior fue dado a conocer por Human Rights Watch en el reporte “Puertas Cerradas: El fracaso de México en la protección de niños refugiados y migrantes de América Central” que pone de manifiesto el fracaso de las autoridades mexicanas en la protección de los niños refugiados y migrantes de América Central.

“En el papel la ley de migración de México es excelente, en la implementación es un fracaso. Por lo menos la mitad de esos niños, es decir, casi 10,000 menores, podrían calificar para recibir refugio en el país”, declaró Michael Bochenek García, asesor jurídico principal de la División de Derechos del Niño de Human Rights Watch.

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Según la investigación, México se ha convertido en uno de los brazos ejecutores de la política migratoria de Estados Unidos y es que mientras EE.UU anuncia con bombos y platillos que la detención de niños migrantes no acompañados bajo un 22 por ciento en 2015, las autoridades mexicanas por su parte aumentaron los arrestos en un 70 por ciento durante el mismo periodo.

En septiembre del 2014 el secretario de Seguridad Nacional de EE.UU., Jeh Johnson, elogió al gobierno de México por tomar “medidas importantes para interceptar el flujo de migrantes ilegales procedentes de Centroamérica con destino a Estados Unidos”.

“Si el objetivo de las políticas de EE.UU. era “interceptar el flujo” mediante el traslado de las responsabilidades de control migratorio a las autoridades mexicanas, entonces puede decirse que tuvieron éxito increíble en muy corto plazo”, explicó el investigador.

Entre enero y finales de diciembre de 2015, el Instituto Nacional de Migración (INM) INM llevó a cabo casi 36.000 aprehensiones de niños menores de 18 años. De ese total, más de 18.000, o poco más la mitad, eran niños no acompañados.

En conjunto, las autoridades mexicanas y estadounidenses detuvieron a casi 75.000 niños del Triángulo Norte de América Central en 2014, y a 68.000 en 2015, cifras que incluyen a los niños acompañados y no acompañados.

El reporte fue elaborado a partir de 61 entrevistas y realizada entre abril y diciembre del 2015, documenta la situación de violencia que obliga a miles de menores centroamericanos a salir de sus países.

La historia de Edgar V., de 17 años, ejemplifica los peligros que enfrentan cuando se aventuran a realizar el trayecto hacia Estados Unidos.

“Salí de Honduras por culpa de problemas con la pandilla. Querían que me uniera a ellos y yo no quería, así que tuve que huir”, contó Edgar a Human Rights Watch.

La intimidación que sufría en la escuela era intensa y, poco después de que uno de sus compañeros de clase fuera asesinado por llevar una camisa de un color asociado con una banda rival, Edgar dejó de asistir.

Edgar calcula que su familia gastó alrededor de US$1.000 para que viajara desde Tegucigalpa a San Pedro Sula y luego en autobús hasta la frontera con Guatemala. “En Guatemala me quedé en un hotel una noche y luego tomé otro autobús. Después otro hotel –no recuerdo el nombre de la ciudad— y luego otro autobús. Seguí haciendo eso”.

“En el papel la ley de migración de México es excelente, en la implementación es un fracaso”,

— declaró Michael Bochenek García, asesor jurídico principal de la División de Derechos del Niño de Human Rights Watch.

Aunque el informe indica que casi la mitad de los menores no acompañados, huye de sus países debido a las amenazas contra su vida, lo que significa que cumplirían con los criterios para poder solicitar protección internacional, los datos del gobierno mexicano revelan que menos del 1 por ciento de los niños que son detenidos por las autoridades migratorias son reconocidos como refugiados o reciben otro tipo de protección formal en el país.

Bochenek García destacó que aunque la ayuda de EE.UU. a México incluyó algunos fondos para medidas destinadas a combatir la victimización de los niños migrantes, se hizo poco, o nada, para fortalecer el sistema mexicano para asegurar que los niños en necesidad de protección tuvieran acceso a ella, indica el informe de HRW.

Los principales obstáculos

El documento de HRW indica que el primer problema es que los agentes del INM no informan a los niños migrantes de su derecho a solicitar el reconocimiento como refugiados. Según la investigación de la organización humanitaria, los oficiales de migración de Mexico instaban a los menores migrantes a no solicitar el asilo e incluso a salir del país y entrar ilegalmente de nueva cuenta. “No tenemos claro porque les dice que se regresen y vuelvan a pasar “ilegalmente”, dijo Bochenek García. “Nosotros hicimos entrevistas en abril, mayo, octubre y las respuestas fueron constantes, fue una tendencia que encontramos”.

El segundo es que las autoridades gubernamentales no evalúan adecuadamente a los niños migrantes para determinar si sus solicitudes de asilo son viables.En tercer lugar, está la falta de asesoría jurídica y otro tipo de asistencia para la mayoría de los menores que solicitan el reconocimiento de su condición de refugiados.

Un cuarto obstáculo, tal vez el más grave, es la práctica de detener a todos los niños migrantes en condiciones carcelarias. Y lo más grave de este aspecto es la negativa a permitir el acceso a los centros de detención. Durante los casi 18 meses que duró la investigación, HRW solicitó ingresar a los centros de detención migratorios de México, sin embargo, las autoridades rechazaron la petición alegando seguridad nacional.

“He visitado países con graves problemas y nos han permitido ingresar como observadores. El Instituto Nacional de Migración de México, no ha querido ni siquiera responder a nuestro reporte en todo ese tiempo”, apuntó el investigador.

Funcionarios de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) aseguraron que estaban tomando los pasos necesarios para resolver la crisis humanitaria que implica la ola masiva de niños migrantes, pero dichas acciones distan mucho de resolver el problema, afirma HRW. “Dijeron que harían un protocolo con UNICEF pero hablaron de este protocolo durante cada una de nuestras citas. ¡Los problemas de México no son los protocolos, es la implementación! Otro protocolo no es la solución”, aseguró Bochenek García.

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