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Michoacán: un nuevo intento contra la violencia y la corrupción

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Michoacán es el primer estado fallido de México. A partir de este diagnóstico, el periodista Jesús Lemus anticipa que el ahora gobernador del estado, Silvano Aureoles Conejo, no podrá revertir siete décadas de infiltración y control de los cárteles del narcotráfico.

Siete décadas que se “coronan” con la última (2005-2015), en la que tres gobernadores democráticamente electos, dos interinos y un comisionado federal no lograron contener el avance del crimen y la violencia.

Aureoles ganó la gubernatura con el lema “Un nuevo comienzo”, pero en realidad se tratará de un nuevo intento por revertir décadas de ingobernabilidad.

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Autor de Tierra sin Dios. Crónica del desgobierno y la guerra en Michoacán (Grijalbo, 2015), Lemus profundiza en las causas de la crisis michoacana.

“Silvano Aureoles va a intentar cambiar esto, pero no va a poder con 70 años de abandono a la clase más marginada; gente que no tiene qué comer y que se acercó al narco como una oportunidad de trabajo. Para ellos, ‘los mariguaneros’, la producción de mariguana en la zona de sierra alta de Tierra Caliente es lo más natural, porque no hay una alternativa de trabajo, porque cuando hubo planes para diseminar recursos y hacer productiva la zona forestal se chingaron el dinero; entonces, vamos de la mano con pobreza, corrupción, abandono”, explica.

De pacto en pacto

Antes del cambio de gobierno en la entidad, Jesús Lemus adviertió un pacto entre el presidente Enrique Peña Nieto y el gobernador electo, Silvano Aureoles, que permitirá al nuevo gobierno arrancar con más apoyos federales que los otorgados a su antecesor, el ex gobernador priista Fausto Vallejo, y al gobierno federal, ensayar una nueva fórmula para recuperar el control de una entidad secuestrada por el narco.

“Los dos están poniendo su parte; el gobierno federal, al ayudar a negociar con los grupos rebeldes, y Silvano, al sujetarse a las políticas oficiales. Silvano sería como el nuevo comisionado en Michoacán, pero avalado por el voto popular”, afirma.

El pasado 1 de octubre, de 2015, Aureoles inició un periodo de seis años y recibió la administración de manos del gobernador interino Salvador Jara, ex rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, quien fue impuesto el 20 de junio de 2014 como relevo de Fausto Vallejo.

Lemus, también autor de Los malditos (2013), Michoacán en Guerra (2014) y Mireles el rebelde (2014), considera que el pacto entre Aureoles y el PRI fue operado desde 2014, antes de que Aureoles pidiera licencia como legislador para buscar la candidatura del PRD y antes de que el PRI seleccionara como candidato a Ascención Orihuela, un político desprestigiado destinado a perder apoyo de la militancia tricolor.

“La clase política del PRI brincó hacia el lado de Silvano. Realmente, él gana con el voto duro del PRI, que fue lo que lo llevó a remontar la elección”, explica.

Aureoles consiguió 637 mil 505 votos, el 36.1 por ciento; Ascención Orihuela, 490 mil, el 27.8 por ciento, y la panista Luisa María Calderón, 420 mil, el 23.8 por ciento. En la elección de 2011, la alianza PRI-PVEM había ganado con 658 mil votos, el 35.4 por ciento.

La estrategia del tricolor, explica Lemus, fue acercarse al ala negociadora del PRD -de la que formaba parte Aureoles, en su calidad de coordinador del PRD en la Cámara de Diputados- para practicar una estrategia que le permitiera al PRI salir de esa entidad sin perder el control.

El acuerdo fue posible gracias a la cercanía de Aureoles con el actual dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, con quien convivió en las tres Legislaturas federales anteriores: de 2006 a 2012, fueron senadores y, de 2012 a 2015, diputados federales. En la LXII Legislatura, desde sus respectivas bancadas, ambos gestionaron y operaron el Pacto por México.

Pero más allá de simpatías, el gobierno federal tiene un interés adicional en Michoacán: detonar el potencial minero del estado.

“Todo mundo habla de guerra, guerrilla y narco, pero pocos se fijan en la importancia minera que tiene Michoacán: es el principal productor de hierro. Las mineras más importantes tienen concesiones todavía no explotadas, nomás marcadas desde el mapa, y ese es un punto bien importante para las mineras chinas, canadienses, ingleses, indias... Es parte del juego que está jugando el Presidente en Michoacán: pacificar la zona para traer inversión y proyectos, muy cuestionados algunos”, detalla Lemus.

Multialianzas

Político pragmático, el gobernador de Michoacán ha dedicado los últimos años a tejer acuerdos y relaciones en todos los frentes políticos. Así llegó a la coordinación del PRD en San Lázaro, y a presidir la Cámara de Diputados.

Peña Nieto se congratuló de estar flanqueado por él -y por el senador Miguel Barbosa- en su Segundo Informe de Gobierno, en septiembre de 2014.

Beltrones lo despidió como amigo y hombre de palabra en febrero de 2015, cuando solicitó licencia como diputado.

Carlos Navarrete expresó que metería las manos al fuego por él cuando, en plena campaña, se difundieron unas fotografías del candidato besando en la mejilla a una mujer señalada por ser miembro de una banda de secuestradores.

Formalmente, Aureoles fue candidato del PRD, PT, Panal y PES. Informalmente, se decía que también lo era de Peña Nieto.

Como gobernador electo, Aureoles se reunió con todo tipo de personajes: desde el cardenal Alberto Suárez Inda, hasta el gobernador Graco Ramírez. Asistió a los informes del presidente Peña Nieto y de Miguel Ángel Mancera; al XIV Consejo Nacional del PRD, y a reuniones con la Coparmex y el Consejo Coordinador Empresarial.

En agosto de 2015, invitó por medio de una carta dirigida a Andrés Manuel López Obrador a que miembros de Morena se sumaran a su gobierno. Pero el tabasqueño rechazó la invitación.

En julio, se reunió con Luisa María Calderón, su ex contendiente y hermana del ex presidente Felipe Calderón, quien hasta el momento (septiembre, 2015) no había anunciado si colaborará con el perredista.

Tierra sin Dios

En 350 páginas de su libro más reciente, Lemus reseña 70 años de historia de los “mariguaneros” michoacanos, y también la historia de una clase política corrupta, que durante décadas se ha enriquecido permitiendo el cultivo y tráfico de drogas, y facilitando que los cárteles diversifiquen sus negocios.

En su opinión, el inicio del descontrol se presentó el 6 de septiembre de 2006, cuando sicarios de la Familia Michoacana arrojaron seis cabezas humanas en una pista de baile en un centro nocturno de Uruapan; las cabezas pertenecían a ex miembros de La Familia que se habían pasado al cártel de Los Zetas. Ese episodio marcó la pauta de una violenta lucha por obtener el control del estado.

A partir de ese momento, los acuerdos que operaron por años entre la clase política y los cárteles del narco se vinieron abajo. La Familia Michoacana quiso tener todo el control y, el 22 de noviembre de 2006, anunció en un desplegado publicado en La Voz de Michoacán que se enfrentaría a otros cárteles y defendería a los michoacanos de los grupos delictivos externos. Públicamente, La Familia llamaba a sumarse a su causa para controlar el estado. El gobierno del perredista Lázaro Cárdenas Batel no se pronunció al respecto, tampoco el de Vicente Fox, que vivía sus últimas horas.

Diez días después de comenzar su administración, el 11 de diciembre de 2006, Felipe Calderón inició en Michoacán la guerra contra el narcotráfico, y la promesa de recuperar su entidad natal. La guerra marcó todo su sexenio.

Cárdenas Batel concluyó el primer sexenio perredista en Michoacán en febrero de 2008. Con la violencia en aumento, pese a la presencia de fuerzas federales, lo sucedió el también perredista Leonel Godoy.

Uno de los días más violentos para Godoy fue el 15 de septiembre de 2008, cuando presuntos miembros de Los Zetas lanzaron granadas contra la población civil en la ceremonia del Grito de Independencia en Morelia, causando ocho muertes.

Godoy padeció el embate de los cárteles del narcotráfico, y las presiones del gobierno de Calderón, que el 26 de mayo de 2009 lanzó un operativo contra 35 autoridades locales del estado: 12 presidentes municipales, 16 autoridades estatales, un juez y seis policías. Los detenidos tras el llamado “michoacanazo” terminaron recuperando su libertad, pero la credibilidad de las autoridades locales y el descontrol y la descoordinación entre los tres órdenes de gobierno propiciaron mayor control de los cárteles.

En ese mismo año, el medio hermano del gobernador, Julio César Godoy Toscano, fue postulado como diputado federal. Ganó el cargo, pero antes de que tomara protesta fue acusado por la PGR de ser un enlace de Servando Gómez, La Tuta. Aunque Godoy declaró que no protegería a su familiar, un grupo de perredistas lo ocultó en la cajuela de un vehículo para que protestara y quedara protegido legalmente por el fuero legislativo. Después lo desaforaron, pero ganó el tiempo suficiente para fugarse.

La violencia en Michoacán y las acusaciones contra Godoy ayudaron a que Fausto Vallejo recuperara para el PRI la gubernatura en los comicios de 2011; sin embargo, el priista no consiguió gobernar la entidad en los tres años y siete meses que le correspondían.

Tomó posesión en febrero de 2012, pero en abril de 2013 pidió licencia para atender problemas de salud; regresó hasta octubre, y en ese tiempo dejó como sustituto a Jesús Reyna, su secretario de Gobierno, quien fue detenido el 4 de abril de 2014 acusado de proteger a los Caballeros Templarios.

Menos de cuatro meses duró la segunda etapa de Vallejo, de octubre 2013 a enero de 2014, cuando volvió a caer enfermo y fue relevado, de facto, por el comisionado Alfredo Castillo, enviado del gobierno federal. En junio de ese año Vallejo fue depuesto definitivamente. A su hijo, Rodrigo Vallejo, la PGR le sigue un proceso por sus nexos con La Tuta.

* * *

Jesús Lemus aconseja a Aureoles tomar como lección el caso de Vallejo, enfocarse en combatir la corrupción, revisar el enriquecimiento ilícito de alcaldes, de funcionarios de gobierno; llevar a la cárcel a alcaldes, regidores, diputados y senadores.

“Claro, existe el riesgo de que estos grupos respondan y se vuelva a prender otra vez Michoacán, ese es el riesgo. Va a tener que estar operando muy delicadamente. Está tratando de negociar con Dios y con el diablo, y eso lo podría llevar a pactar con el narco”, alerta.

En todo caso, Lemus prevé que Aureoles siga una estrategia iniciada ya por el gobierno de Peña Nieto: la del diálogo con grupos armados.

“La federación está apostándole mucho a dialogar con los grupos armados, concretamente con las autodefensas. No sé si hayan pactado con Los Caballeros, La Familia o con el cártel de Jalisco Nueva Generación, que ya está ahí dentro, pero de que ya comenzaron a pactar con los rebeldes, con los civiles armados, con las autodefensas, ya comenzaron”, añade.

Narrador de la violencia

Jesús Lemus (1966) nació en Moroleón, Guanajuato, pero vivió desde los 3 años en Michoacán, donde ejerció el periodismo durante dos décadas.

Fue reportero de La Voz de Michoacán y corresponsal de La Jornada. Fundó, en 2006, el diario El Tiempo, en La Piedad, desde donde cubrió la violencia desatada con la guerra contra el narcotráfico. En mayo de 2008, fue detenido acusado de tener nexos con el narcotráfico. Reporteros Sin Fronteras denunció la detención y encarcelamiento infundados. Fue torturado e ingresado al penal federal de Puente Grande, en Jalisco, donde pasó tres años. En 2011, fue exonerado.

De esa experiencia, surgió su libro Los Malditos (2013), con entrevistas a personajes como Daniel Arizmendi, El Mochaorejas, o Rafael Caro Quintero.

Este artículo fue publicado el mes de septiembre por la Agencia Reforma, pero debido a la visita del gobernador Silvano Aureoles a Los Ángeles este 28 de febrero, lo reproducimos nuevamente para presentar un panorama general de la situación en cómo llegó y recibió el poder el nuevo mandatario michoacano.

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