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Los “paraísos” que se perdieron por la violencia en México durante 2016

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Durante décadas permanecieron en calma, incluso ajenos a la guerra contra el narcotráfico que ha causado miles de muertos en los últimos años en México.

En algunos casos ocuparon los primeros lugares en el Índice Nacional de Calidad de Vida, realizado cada dos años por la consultora Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE).

La medición se basaba en la opinión de los habitantes de esos lugares, así como en datos oficiales. Los que tenían una evaluación más positiva se consideraban “los mejores lugares para vivir en México”.

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Muchos eran más conocidos por el turismo en sus playas o pueblos coloniales, pero ahora han cambiado.

Son estados y ciudades de México en los que en 2016 aumentó la violencia a niveles que nunca habían padecido.

En algunos casos la inseguridad se debe a la disputa de carteles del narcotráfico por nuevos territorios.

Pero en otros el problema son bandas de secuestradores o de robo de combustible.

Los casos más notorios son Colima, Guanajuato, Zacatecas, Oaxaca o Puebla, algunos de los principales centros turísticos del país y que además tuvieron un buen puntaje en la encuesta de la consultora GCE.

Hoy, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) y organizaciones civiles, en esos lugares aumentó el número de homicidios y otros delitos.

Ante el repunte de la violencia en esas regiones la reacción de las autoridades resulta insuficiente, le dice a BBC Mundo el especialista en seguridad Alejandro Hope.

“Han seguido en la negación, la respuesta ha sido poco vigorosa. No fue sino hasta agosto que el presidente (Enrique Peña) reconoció la alerta”.

Pero las autoridades piensan distinto.

En la sesión más reciente del Consejo Nacional de Seguridad Pública, el pasado 20 de diciembre, el presidente Enrique Peña Nieto dijo que la delincuencia en el país bajó en los últimos años.

“Pusimos en marcha una política de seguridad basada en la coordinación, la corresponsabilidad y el uso intensivo de sistemas de inteligencia”, señaló.

“Las cifras muestran que esta estrategia ha funcionado”.

Guerra de carteles

La capital de Colima, del mismo nombre, obtuvo el primer lugar en el estudio de GCE elaborado en 2014.

En la encuesta el primer elemento a evaluar es la percepción de seguridad de los ciudadanos, en el que la ciudad obtuvo el mejor puntaje.

Pero su realidad cambió en poco tiempo. Ahora los datos del SNSP indican que su tasa de homicidios intencionales por cada 100.000 habitantes es de 52,4.

Es la más alta del país, incluso mayor a la que hasta el año pasado se consideró la población más peligrosa de México, Acapulco.

Detrás de estas cifras existe una disputa territorial de los carteles de Jalisco Nueva Generación y Sinaloa, explica Hope.

Los grupos pretenden controlar el puerto de Manzanillo, Colima, uno de los sitios de entrada de precursores para drogas químicas según la Procuraduría (fiscalía) General de la República (PGR).

Por ese lugar el desaparecido cartel de los Caballeros Templarios envió ilegalmente a China miles de toneladas de mineral de hierro.

La batalla por la zona es la razón central en el incremento de las muertes violentas en el estado.

“Chupaductos”

El narcotráfico es una de las razones en la violencia creciente en estados donde no se padecía esta.

“Se ha acelerado la fragmentación de grupos criminales de la mano con la campaña de descabezamiento de bandas”, dice el analista Alejandro Hope.

“Eso pudiera estar generando más disputas por territorio en más lugares”.

También existe una percepción de debilidad en el Cartel de Sinaloa, el más grande del país, después de la captura de uno de sus principales líderes, Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Por eso las hostilidades que sufre por parte de los restos del cartel de los hermanos Beltrán Leyva en estados como Zacatecas y Oaxaca, por ejemplo.

Y al mismo tiempo en EE.UU. existe una mayor demanda de heroína mexicana, lo cual altera el escenario en estados productores de amapola.

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