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Festival de la Bestia: un migrante más’

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Parecía sólo cuestión de tiempo para que Ángel Hernández y sus colaboradores fijaran la vista en ese otro emisario del fin del mundo: La Bestia.

Desde 2013, su proyecto Festival de la Bestia persigue al tren que anualmente transporta a miles de migrantes hacia Estados Unidos, a menudo con consecuencias fatales para quienes intentan el viaje.

Concebido originalmente como un encuentro artístico para los viajeros, el evento inició en Arriaga, Chiapas, donde la mayoría aborda, pero se extendió a poblaciones como Ixtepec, Oaxaca, y Tenosique, Tabasco.

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“Comenzamos a convertirlo en un migrante más”, explica Hernández.

Con tres ediciones al año, el festival ha convocado a artistas de toda Latinoamérica para ofrecer manifestaciones escénicas, música y danza. Ha tomado viejas estaciones de ferrocarril, caminos obligatorios de cruce y comunidades marcadas por el tránsito de indocumentados.

“Quiero pensar que actualmente el festival es una plataforma de intercambio mucho más sólida en tanto el tratamiento de la temática migratoria, no dentro del parámetro de altruismo, pero dentro de una red cooperativa de diferentes discursos que se han ido integrando por medio de artistas multidisciplinarios”, reflexiona.

Además de las actividades artísticas, también ofrecen talleres de redacción de cartas -que luego buscan llevar a sus destinatarios-, técnicas de abordaje del tren y acciones de desalojo en emergencias.

La octava edición del festival, que comienza la segunda semana de agosto, llegará a comunidades de Querétaro para trabajar con niños migrantes.

En 2017, Hernández espera echar a andar un Albergue Cultural para el Migrante, donde los viajeros puedan aprender disciplinas que les permitan subsistir en sus lugares de destino, como las artes circenses.

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