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Asumen a Veracruz en situación de guerra

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En algunas regiones de México, como Veracruz, las agresiones a periodistas alcanzan niveles de países en guerra, señaló Catalina Botero, ex relatora especial para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Durante una plática ofrecida en la Universidad Iberoamericana, la colombiana señaló que del año 2000 a la fecha han sido asesinados 97 periodistas por cubrir información que le importa a la sociedad mexicana, mientras que sólo hay dos condenas por estos crímenes.

“México tiene algunas de las regiones en las cuales es más riesgoso el ejercicio del periodismo; en el mundo entero, y eso no es poco, esa competencia está· difícil porque la mitad del mundo está· en guerra”, señaló.

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“No hay la menor duda de que Veracruz es un lugar de enorme riesgo para el ejercicio del periodismo independiente y para la defensa de los derechos humanos, es un lugar de enorme riesgo para actividades que retan o desafían a quienes ejercen el poder”.

Según el análisis de Botero, se ha llegado a estos niveles de violencia gracias a tres factores: la persistencia de impunidad, los vínculos entre autoridades y crimen organizado en algunas partes del país y, finalmente, que los mecanismos de protección existentes no son lo suficientemente vigorosos.

Agregó que las tres causas de mayor riesgo para periodistas y defensores de derechos humanos en la región y en México son las investigaciones sobre crimen organizado, sobre corrupción y contubernio de autoridades con el crimen organizado, y sobre explotación de recursos naturales.

La especialista resaltó que si bien el asesinato es la agresión más grave en contra de periodistas, la que le sigue es el establecimiento de procesos judiciales con el único propósito de silenciarlos.

“Los periodistas no tienen tiempo de andarse defendiendo en juzgados de demandas temerarias, que no tienen razón de ser, pero cuando los amenazan, como a Sergio Aguayo o Carmen Aristegui, de quitarles su casa, pues tienen que contratar abogados”, explicó.

“Y eso cuesta tiempo, plata, energía, los distraen, los asustan. A mí, por ejemplo, la demanda contra Sergio Aguayo me parece impresentable”.

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