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Opinión: AMLO y Trump, la llamada

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El pasado miércoles el presidente Andrés Manuel López Obrador sostuvo una llamada telefónica con su homólogo estadounidense Donald Trump en un marco de “respeto y amistad”, hablaron esencialmente de un plan de desarrollo para Centroamérica como instrumento para combatir la migración de esa región. Las lecturas de esta llamada son diversas, aquí algunas.

En esencia, el presidente mexicano sostiene que al generar desarrollo suficiente en los países de salida de los migrantes, éstos no tendrán que salir. Su diagnóstico es acertado pero la solución es de largo plazo, y nada fácil de implementar, se requiere de una inyección de recursos considerable y de una buena gestión de los mismos. México, a través de su canciller, declaró que invertirá en el triángulo norte de Centroamérica y en el sur de México 30 mil millones de dólares en los próximos 5 años.

Esta es una noticia relevante en la que valdría la pena abundar en otro momento, pero llama la atención que se anunciara en Marruecos esta inversión, sin antes realizar una consulta popular -como sí se hizo para inversiones de mucho menor monto como lo que iba a ser el nuevo aeropuerto-, y sin contar con la aprobación del congreso mexicano. Si ese fue el tema de la llamada, suponemos que se le pidió una aportación importante a Estados Unidos. Por cierto, el presidente Trump, tan afecto a las redes sociales, hasta el jueves por la mañana no ha dicho nada de la llamada.

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Quisiera equivocarme, pero dudo mucho que el presidente estadounidense promueva ante el congreso de su país una aportación mínima a esa causa. No veo cómo Trump tendría una posición siquiera cercana cuando apenas un día antes sostuvo una acalorada discusión pública en la Casa Blanca, con los líderes demócratas de la Cámara de Representantes y la Cámara de Senadores, porque no le aprueban 5 mil millones de dólares para la construcción de un muro en la frontera con México y que él ve como única estrategia de contención.

En esta discusión sostuvo que los inmigrantes traen muchos problemas y enfermedades a Estados Unidos, que son delincuentes y terroristas. Estas declaraciones se suman a otras en las que ha calificado a los migrantes como miembros de países “shithole” (les ahorro la traducción) o violadores. Recordemos también que un día después de la llamada cordial con el presidente López Obrador, el mandatario estadounidense sostuvo que México pagará por el multicitado muro.

¿Y la crisis migratoria? Qué bueno que nos preocupamos por la solución de largo plazo, pero eso no debe cegarnos ante la crisis humanitaria que se vive en la frontera, provocada por la violencia en Honduras, El Salvador y Guatemala, además de otros factores estructurales, como la pobreza y las redes sociales y familiares de los migrantes en Estados Unidos.

¿Qué papel va a jugar México para atender a los miles de migrantes centroamericanos que están esperando en las ciudades fronterizas del país para solicitar asilo en Estados Unidos? ¿Ese tema también se abordó?

Por último, en ese marco de “respeto y amistad”, supongo que AMLO le comentó a Trump que los mexicanos no somos violadores ni delincuentes, que México no es un país “shithole”, que no estamos de acuerdo con la construcción de un muro en nuestra frontera común, que en Estados Unidos viven 36 millones de mexicanos que contribuyen al desarrollo de ese país y que no tienen acceso a oportunidades educativas o servicios de salud, entre ellos medio millón de jóvenes DACA y más de un millón de DREAMERS mexicanos, a quienes él quiere deportar, aunque fueron llevados a Estados Unidos siendo niños y no conocen otro país.

Y hay más temas, pero que quizá deban ser parte de una segunda llamada.

*Jorge Santibáñez Romellón es presidente de Mexa Institute con sede en Washington, D.C. Es experto en migraciones internacionales y específicamente en flujos migratorios México-Estados Unidos.

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