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Inmigrantes del interior de la republica mexicana y extranjeros en Tijuana: ‘Todos estamos sufriendo’

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Los principales albergues para migrantes de esta ciudad fronteriza se encuentran saturados de mexicanos y extranjeros que esperan ingresar a Estados Unidos para solicitar asilo.

Sólo en la última semana, la Casa Madre Assunta y la Casa del Migrante recibieron a decenas de personas provenientes de Guerrero y Michoacán, que dicen huir de la violencia del crimen organizado, así como a haitianos y senegaleses.

Ante la falta de espacio, otros grupos de migrantes, entre hombres, mujeres y niños, pernoctan entre la calle Galileo y Defensores de Baja California, en la Colonia Postal, a unos 10 minutos de la franja fronteriza.

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Dicen no tener recursos para pagar un hotel, así que aguardan en la acera mientras se define su situación.

Una mujer originaria de Guerrero, con un embarazo de cinco meses, contó que hace unos días mataron a su cuñado.

“Ya no investigamos quién fue. Lo que detonó que saliéramos de prisa fue que a mi cuñada la quisieron secuestrar. La Policía estaba ahí y no hicieron nada. Nosotros vendíamos pollo, carne y queso en la calle, y nos pedían (el narco) pago por piso”, relató.

Las cuotas, detalló, subieron en tres semanas de 100 a mil pesos diarios.

Otra mujer, proveniente de Michoacán, narró que a ella, y a su pareja, las amenazaron por ser lesbianas.

Roger Cierjuste, de 26 años, es originario de Haití. Proveniente de Brasil, llegó en autobús a esta frontera junto con su familia y un grupo de 25 personas, desde Tapachula, Chiapas.

“En promedio por persona el viaje nos ha salido en 4 mil dólares. Yo viajo con mi esposa y mi hija que sí alcanzaron lugar (en el albergue Casa Madre Asunta), pero he visto familias de mexicanos durmiendo en la calle también. Todos estamos sufriendo”, contó.

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