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El avión presidencial mexicano, símbolo de un régimen corrupto, ya está a la venta

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Si se pudiera escoger una canción para representar los últimos meses de la presidencia de Enrique Pena Nieto, esta sería, sin duda, “Me caí de la nube que andaba, como a veinte mil metros de altura…”

Metros más o metros menos, a esas alturas acostumbraba viajar, y con todo lujo por cierto, el ex presidente Enrique Pena Nieto, en su espectacular Boeing 787-8, que más parecía una suite en uno de los mejores hoteles del mundo, que un avión.

“Ni Obama, ni Trump... ni López Obrador tienen un avión así”

— Carlos Urzúa, nuevo secretario de Hacienda

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Por considerarlo un verdadero derroche de lujo y ostentosidad, el presidente Andres Manuel López Obrador decidió ponerlo a la venta y para ello, la nave fue enviada al Aeropuerto de Logística del Sur de California, en Victorville, California, donde el avión presidencial podrá recibir el servicio técnico necesario mientras el gobierno mexicano encuentra comprador.

La aeronave fue adquirida en 2012 por el expresidente Felipe Calderón, aunque no llegó a México hasta febrero de 2016, bajo la presidencia de Enrique Peña Nieto. Su costo fue de 218,7 millones de dólares, (alrededor de 4,372 millones de pesos, al tipo de cambio de 20 pesos por dólar).

El avión, conocido como el TP-01 “José María Morelos y Pavón”, estuvo en México 2 años 9 meses, realizo más de 130 vuelos al extranjero y dentro de México. La nave puede alcanzar una velocidad de 903 kilómetros por hora y puede recorrer hasta 14 mil 500 km sin recargar combustible.

Un palacio volador

Carlos Urzúa, nuevo secretario de Hacienda revisó personalmente el domingo el estado del avión, que tiene una capacidad para 80 pasajeros y cuenta con un baño completo, una recámara y un despacho para el presidente.

“Ni Obama, ni Trump... ni López Obrador tienen un avión así”, publicó el secretario en su cuenta de Twitter, en referencia a las palabras de López Obrador, quien durante la campaña electoral criticaba que ni los presidentes estadounidenses tenían un avión tan lujoso.

El avión tiene una vida útil estimada de 25 años y debía servir para al menos cinco presidentes mexicanos, hasta 2040.

López Obrador siempre señaló que no usaría el avión porque su costo era “una ofensa para el pueblo”.

Independientemente del costo de la aeronave, lo cierto es que el avión presidencial es la representación de la corrupción e impunidad que caracterizó al régimen de Pena Nieto.

Para uso personal y de los amigos

La periodista Carmen Aristegui dio a conocer que Angélica Rivera, por ejemplo, viajó 17 veces con su esposo Enrique Peña Nieto, y que los hijos de la familia Peña-Rivera volaron en 9 giras.

“Las hermanas de Angélica, Maritza y Elisa, estuvieron en giras presidenciales en siete y dos ocasiones, respectivamente”.

“Elisa estuvo de gira en China-Australia y Reino Unido. Maritza paseó por Indonesia, China-Japón, Turquía y Colombia, Suiza, Nueva York y Cuba”.

Aristegui revela que cuando Peña viajó a Turquía en diciembre de 2013, lo acompañaron su esposa, su hijo Alejandro, su hijastra Fernanda y su cuñada Maritza. El presidente tenía que llegar a Ankara para su primera actividad oficial y aun así, el avión presidencial hizo una escala adicional, programada a última hora, en Estambul.

“Ahí bajaron Alejandro, Fernanda y Maritza… porque ya no volvieron a figurar en los registros de pasajeros sino hasta el final, cuando viajaron de Estambul a Esmirna, luego volaron de regreso a México”.

En la gira a Portugal, el Vaticano y Madrid en 2014. El presidente subió al avión con su esposa, su hermano Arturo, su hijastra Sofía y su cuñada Adriana.

Volaron de México a Portugal y de ahí, a Roma. Pero en Roma, un nuevo pasajero abordó con ellos el avión rumbo a Madrid. El extra era conocido como el “joven Juan Collado”.

Juan Collado fue compañero de preparatoria de Paulina, hija del presidente.

Los símbolos del régimen

Aunque la venta del avión presidencial no representa un hecho mayor en términos económicos, lo cierto es que es parte de un hábil cálculo político de Andrés Manuel Lopez Obrador, quien entendió que en el avión presidencial los mexicanos habían encontrado un símbolo que representa la corrupción del régimen que acaba de terminar y que fue repudiado de manera arrolladora por los electores mexicanos.

La venta del avión presidencial, es el equivalente al derrumbe de las estatuas que todo el mundo presenció al final de regímenes opresores durante la llamada la primavera árabe.

La flotilla aérea adscrita el gobierno federal, que consta de 60 aviones y 70 helicópteros, será sometida a un procedimiento similar. Lopez Obrador ha optado por viajar en aerolíneas comerciales.

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