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Isla Guadalupe, un lugar privilegiado para ver y conocer al tiburón blanco

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EFE

Por sus aguas claras y su concentración de ejemplares durante todo el año, la mexicana Isla Guadalupe se ha convertido en un lugar privilegiado para ver al tiburón blanco y en punto clave para conocer más sobre esta majestuosa especie, de la que aquí se han registrado 272 individuos.

Esta isla de origen volcánico, perteneciente al municipio de Ensenada, es el enclave más occidental del país latinoamericano, a unos 260 kilómetros de la Península de Baja California.

“Consideramos que esta especie era rara en aguas mexicanas y de repente encontramos, en 2003, que es de los mejores sitios del mundo para ver a los tiburones blancos”, afirma a Efe Mauricio Hoyos, el principal investigador de este animal en la isla.

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El biólogo marino ha encabezado los esfuerzos para desentrañar los comportamientos y desplazamientos del Carcharodon carcharias (nombre científico del tiburón blanco).

Considerado el pez depredador más grande del mundo, mide normalmente de 4,5 a 6 metros, aunque en Guadalupe se ha visto a la hembra Deep blue, de 6,5 metros, la cual es el ejemplar más grande que se ha filmado en la historia.

La temporada de observación comprende de julio a noviembre, ambos meses incluidos, y durante ese periodo varias empresas ofrecen tours para contemplar a estas criaturas desde jaulas.

Sin embargo, de acuerdo con los pescadores de la zona y los procesos de fotoidentificación, marcas acústicas y vídeo realizados por los investigadores, se ha descubierto que los tiburones, que tienen preferencia por las aguas templadas, permanecen en Guadalupe todo el año.

En los últimos años se ha constatado una mayor presencia de individuos juveniles, lo que plantea la duda de si “aparte de por la alimentación, (los tiburones) también pueden estar utilizando la zona para otras cuestiones como la reproducción”, dice a Efe Verónica Morales, bióloga de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.

Desde las aguas de la isla se puede observar el comportamiento de estos animales, que actúan normalmente de forma independiente y solitaria, aunque se estudia si establecen algún tipo de estrategia conjunta para atacar a sus presas.

Cuando dos ejemplares se encuentran, pueden realizar un corto nado en paralelo, durante el cual comparan su tamaño y fuerza y, tras esto, el más débil se retira.

Como depredador tope, los tiburones blancos ayudan a mantener la salud del ecosistema y a regular las poblaciones de elefantes marinos, su presa favorita, de la que la Isla Guadalupe tiene una gran población, señala a Efe la coordinadora del programa de Conservación de Especies Marinas Prioritarias del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Georgina Saad.

Actualmente, el tiburón blanco es una especie vulnerable, de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, lo que significa que hay un alto riesgo de que llegue a estar en peligro de extinción en el estado libre.

Uno de los mayores riesgos es la pesca ilegal o la incidental, que ocurre cuando caen en redes o anzuelos destinados a pescar a otro tipo de animales.

Esto les afecta considerablemente, porque son animales que “no se reproducen tan rápido, su temporada de maduración es muy larga” y no tienen demasiadas crías, subraya Saad.

Además de acoger al tiburón y a los elefantes marinos, la isla da refugio a otras especies como el lobo fino de Guadalupe -que durante principios del siglo XX quedó al borde de la extinción- o el zífido de Cuvier, también conocido como ballena picuda, al que durante un tiempo, antes de ser catalogado, se le asoció con un monstruo marino.

En 2005, la isla fue decretada Reserva de la Biosfera, y actualmente está inmersa en la restauración de especies endémicas de flora que resultaron perjudicadas cuando los pobladores que llegaron al lugar introdujeron cabras, gatos y cultivos de avena.

Mientras tanto, los investigadores y operadores turísticos vuelcan sus esfuerzos en desmontar mitos sobre el tiburón blanco, alentados en gran medida por la película “Jaws” (1975) de Steven Spielberg.

“Cambiar estos esquemas de que es un tiburón que mata, para poder mostrar verdaderamente el carácter de estos individuos, que son sorprendentes”, concluye Morales.

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