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Exposición sobre Toni Catany muestra sus “idas y venidas” en la fotografía

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EFE

La exposición “Toni Catany. Cuando ir era volver” llega a Ciudad de México para ofrecer una panorámica general del trabajo de este fotógrafo español, haciendo hincapié en sus idas y venidas por el mundo y abriendo, a su vez, nuevas perspectivas a través de sus obras menos conocidas.

El título de la exposición, que acoge el Centro Cultural de España en México, hace referencia a que el fotógrafo siempre fue “repescando los diferentes sujetos, temas, para expresar sus sensaciones y emociones”, dijo hoy a Efe uno de los comisarios de la muestra, Antoni Garau.

Lo hizo “siempre a través de la imagen, los objetos, las personas y las calles, para expresar emociones”, agregó.

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La exposición une más de un centenar de piezas (fotografías, libros y objetos personales), que no están agrupadas en orden cronológico, sino por los diferentes aspectos que exploró el fotógrafo nacido en Mallorca (1942-2013).

En la primera sala se percibe la influencia que tuvo el Mediterráneo en él, así como su reinterpretación del desnudo masculino de la tradición grecorromana y su experimentación con diferentes técnicas.

Catany se mudó a Barcelona para comenzar sus estudios de perito químico, aunque cuando falleció su padre dejó este camino para dirigirse, de manera autodidacta, hacia su verdadera vocación, el arte.

Sin embargo, sus estudios le dejaron un poso que se tradujo en su experimentación por diferentes técnicas. Trabajó mucho con calotipos, una técnica que él pensaba que había descubierto hasta que supo que en realidad había sido ideada antes por William Fox Talbot.

También hizo algunas creaciones por la técnica de Polaroid transportada, con la que la fotografía se abre, se saca la emulsión y se transporta a papel de algodón, explica Garau.

En ocasiones, coloreaba las imágenes para añadir más color y así conseguir una particular textura.

Esta técnica se ve en una serie de retratos tomados en lugares como Cuba o Ghana, junto a los cuales se lee un texto en el que Catany explica que hay dos tipos de fotógrafos: el que actúa como un cazador, actuando con rapidez en el momento preciso, y el que lo hace como un pescador, echando mano a la paciencia y al sosiego.

La muestra también recoge apartados denominados “paréntesis”, entre ellos, el que abarca la serie “Barcas y peces”, con las que Catany recupera la idea de que “la infancia es el país donde uno puede encontrarse”.

En estas imágenes, inmortaliza y reinterpreta una serie de juguetes infantiles y barcos que encontró a lo largo de sus viajes a Venezuela e Isla Margarita.

De acuerdo con Garau, director de la Fundación Toni Catany, estas fotografías forman parte de obra más “desconocida” del artista, junto con los proyectos de fotografía digital en los que trabajó durante sus últimos años.

Entre ellos destaca “Altares profanos”, serie en la cual se profundiza sobre la memoria y la relación con los objetos que fue acumulando a lo largo de su vida.

Como cierre del recorrido, se pueden observar fotografías de la serie “Materia oscura”, también digitales y tomadas sin apenas luz. En estas composiciones, el fotógrafo captó objetos que ya había inmortalizado previamente en su trabajo, lo que refuerza el carácter circular de la exposición.

La muestra se complementa con una pieza de vídeo en la que se pueden ver fragmentos de entrevistas al propio fotógrafo y a personas que lo conocieron.

La exposición, que ya fue exhibida en el estado de Jalisco (oeste de México) dentro de las actividades del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, permanecerá en la capital hasta el próximo 9 de diciembre.

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