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Empresarios de México, Colombia y Perú concurren a los Premios de Mecenazgo

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EFE

Empresarios de México, Colombia y Perú, junto a otros españoles, concurren a la IV edición de los Premios Iberoamericanos de Mecenazgo, que se entregan este lunes en Madrid, y que cumplen con el objetivo de “promover el mecenazgo en arte e inspirar a través del ejemplo”.

La iniciativa premia el compromiso social con el arte y es, además, “una incubadora de futuros mecenas”, aseguró a Efe su impulsora, la presidenta de la Fundación Callia, Carmen Reviriego, que señala que la importancia de los premios reside en la relevancia de los premiados, el “destacado” jurado y “la gente que congrega”.

Reviriego forma parte del jurado junto al director del Museo del Prado, Miguel Falomir, la presidenta de la Real Academia de Historia de España, Carmen Iglesias, o el director del Museo Thyssen, Guillermo Solana, que reconocen la labor de un mecenas español y otro latinoamericano, con una obra de una artista emergente.

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“A quien se invita a los premios no es a coleccionistas ni a mecenas, sino a grandísimos empresarios que tienen la capacidad de hacer la diferencia”, asegura su impulsora, que explica que en esta edición acudirán cien grandes empresarios iberoamericanos.

En la anterior edición de los premios se galardonó al español Carlos Fitz-James Stuart, actual Duque de Alba, que según Riviriego representa el “mayor patrimonio histórico-artístico actual” y a la coleccionista de arte venezolana Patricia Phelps de Cisneros, “una de las grandes mecenas del arte en Iberoamérica”.

Reviriego explicó que la convocatoria de los premios sirve también para establecer lazos de unión entre España y Iberoamérica y juntar a empresarios de distintos ámbitos e “introducirles en el compromiso social con el arte”, transmitiéndoles que pueden “trascender” y “dejar un mundo mejor”.

“Se ha transmitido un concepto del arte que no llega a la gente, una definición muy metafísica” asegura Reviviego, que define el arte como “un sentimiento de plenitud” o un “viaje interior”, que experimentamos ante cualquier obra.

Lamenta que en España, un empresario “que se ha hecho a sí mismo” y que además está comprometido socialmente es “sospechoso”: “Quería cambiar esa cultura y la forma de cambiar esa cultura era inspirar a los iberoamericanos a través del ejemplo”, dice.

En su opinión, la financiación de los museos debe partir de una iniciativa privada. “Hay que conseguir que los museos, los nuevos templos de Dios, sean autosostenibles” y que lleguen a ellos los “peregrinos” para conmoverse y “sentirse vivos” a través del arte.

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