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Unos 4.000 niños en Jalisco aprenden música y mejoran su entorno con Ecos

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Unos 4.000 niños y adolescentes de zonas marginadas del occidental estado mexicano de Jalisco forman parte de Ecos, un programa de formación musical que trae consigo opciones de desarrollo personal y un mejor desempeño escolar.

Con escuelas y núcleos comunitarios donde se enseña la lectura y apreciación musical, los niños de 60 colonias de escasos recursos y de comunidades indígenas conforman orquestas y ensambles que interpretan música clásica, tradicional y de mariachi, explicó la secretaria de Cultura de Jalisco, Miriam Vachez.

“La idea era hacer que la mayor cantidad de niños y jóvenes de los municipios y las delegaciones más aisladas y con menos oferta cultural pudieran tener una opción de crecimiento, desarrollo y bienestar a través de la cultura”, explicó.

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Se eligió la música por ser una de las disciplinas que ayuda al desarrollo neuronal en los niños, de manera que les permite “aprender lenguajes abstractos” y tener resultados “mucho más fáciles en la escuela”, detalló.

La disciplina, el trabajo en equipo y la responsabilidad que los menores aprenden en los núcleos y escuelas “permea al resto de la comunidad” y favorece el desarrollo de cada colonia, recalcó Vachez.

El programa Ecos inició en 2013 como una adaptación del sistema venezolano de enseñanza musical.

En cinco años pasó de tener cinco escuelas a contar con la Orquesta Sinfónica ECOS, conformada por 95 niños y niñas; un Coro con 50 chicos; la Orquesta Sinfónica Juvenil José Pablo Moncayo, con 98 integrantes de entre 18 y 25 años; y el Gran Mariachi ECOS, con 78 niños y adolescentes, además de los ensambles que se forman en cada centro.

Los niños son guiados por maestros especializados que viven en sus mismas comunidades para aprender a leer música y tocar un instrumento en al menos seis meses.

Los alumnos tienen recitales continuamente en su comunidad o en espacios culturales a los que son invitados.

Óscar García Silva es el coordinador de la escuela Ecos en la colonia Santa Paula, en la periferia de la zona metropolitana de Guadalajara.

El músico dijo a Efe estar “sorprendido” por el avance que los niños tienen en el aspecto musical, “a pesar de su corta edad”.

Los alumnos vienen de todo tipo de entornos familiares y sociales, por lo que formar parte de un lugar en el que deben trabajar en equipo les ayuda “en lo social y lo escolar”, además de que sube su autoestima, explicó.

“Lo musical les ayuda mucho a desarrollar todas las habilidades, no solo motrices y auditivas, sino también en el ámbito matemático les ayuda muchísimo estar aprendiendo música, haciendo música y compartiendo la música”, enfatizó.

Unos 40 niños y adolescentes se han incorporado al programa en esta escuela dirigida por García Silva y que les presta los instrumentos y ofrece sus servicios de manera gratuita.

Tras cumplir con sus clases en el colegio, los niños y niñas acuden casi todas las tardes a las sesiones de cerca de dos horas, en las repasan las canciones aprendidas y preparan las que presentarán en los recitales venideros.

Por un rato los sonidos de las trompetas, la flauta transversal, el tambor y otras percusiones se mezclan sin pies ni cabeza.

Guiados por sus maestros, los niños tocan nota por nota cada pieza musical y aprenden solfeo. Luego todos a la vez, ensayan partes de alguna melodía que el director de la escuela cree que es necesario afinar.

Britany Ravelero, de 12 años, contó a Efe que desde que era pequeña le gustaba el piano. Cuando ingresó a Ecos, además de participar en el coro, adoptó este instrumento como su favorito.

La adolescente no descarta seguir dedicada a la música cuando sea adulta y poder tocar “en eventos grandes”. La música “significa poderme expresar más y dar otro paso adelante porque podré ser alguien en la vida”, señaló.

El programa también involucra a los padres de familia, quienes se comprometen a reponer los repuestos de los instrumentos que sus hijos utilizan, a motivarlos a asistir y ayudar en la organización y logística de los recitales.

Los tres hijos de Mónica Ayala pertenecen a la escuela de Santa Paula. Los chicos de entre 12 y 7 años se han dedicado completamente a la música, un aspecto que además los ha hecho “ser más responsables de sí mismos” y “mejorar sus calificaciones” en el colegio, dijo su madre.

“Tuvieron cambios maravillosos, ellos se portan mejor, (...) antes tenían más tiempo para hacer otras cosas y ahora lo que quieren es dedicarse a la música, todo el día traen las canciones hasta en el chiflido”, aseguró.

Brandon, uno de sus hijos, se ha involucrado tanto en los ensayos y recitales que desea que le compren una trompeta propia para poder ensayar en su casa.

“Sí quisiera que tuvieran sus instrumentos para que sea más fácil (para ellos) y con más tiempo tocaran su música”, señaló Ayala.

La secretaria de cultura, Miriam Vachez dijo que el próximo año harán visitas de seguimiento en los 60 núcleos, con la intención de hacer ajustes y darles “fortalecimiento institucional” antes de crear nuevas escuelas.

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