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López Obrador suaviza su imagen de cara a 2018 propulsado por el efecto Trump

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Donald Trump está forzando a los mexicanos a mirarse como nunca de frente en el espejo, sobre todo por la cercanía de la carrera presidencial hacia 2018, en la que el hasta ahora favorito, el eterno candidato de la izquierda Andrés Manuel López Obrador, lucha por romper su estigma de “peligro para México”.

Aunque todavía no ha sido postulado por su partido, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), su nombre no para de sonar en las apuestas desde el cambio de inquilino en la Casa Blanca.

En medio de un creciente fervor patriótico anti-Trump y el deterioro de la imagen del presidente mexicano Enrique Peña Nieto, el peor valorado en el último cuarto de siglo en el país, las encuestadoras Consulta Mitofsky y Parametría situaron esta semana a López Obrador a la cabeza cabeza en una eventual pugna electoral, un esquema que se repite desde hace meses.

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Logró entre 25,8 y 28 %, por delante de Margarita Zavala, del Partido Acción Nacional (PAN), y del actual secretario de Gobernación (ministro del Interior) Miguel Ángel Osorio, del Partido Revolucionario Institucional (PRI, de Peña Nieto).

La difusión de esas encuestas coincide con una intensificación de la presencia de AMLO, como se conoce al político nacido en Tabasco (Golfo de México) en 1953, en la opinión pública mexicana.

Primero, gracias al mitin que dio el domingo pasado en Los Ángeles (EE.UU.), donde defendió a los inmigrantes indocumentados que Trump pretende deportar y cuestionó el muro que el presidente republicano quiere construir en la frontera común.

Segundo, gracias a la omnipresencia en los medios de comunicación del país durante los últimos días del exitoso empresario mexicano Alfonso Romo para defender la supuesta moderación de AMLO.

Una campaña mediática que Romo redondeó este viernes con un encuentro con la prensa extranjera en sus oficinas del piso 19 de una lujosa torre en Ciudad de México.

Junto con otras personalidades, como la escritora y diputada de Morena Laura Esquivel, Romo está elaborando un diagnóstico del país para López Obrador que estará listo en diciembre.

Este viernes no se cansó de repetir que el actual AMLO dista mucho de aquel político extremista del pasado.

En 2006 López Obrador denunció un fraude en la victoria electoral de Felipe Calderón, del PAN, que le aventajó por 0,56 % de los sufragios, y montó un campamento de protesta que estuvo durante varias semanas en pleno Paseo de la Reforma de la capital mexicana, una de las arterias de la ciudad y centro de negocios y comercios.

Entonces, no solo se denominó a sí mismo “presidente legítimo” y nombró a un gabinete ministerial paralelo, tras calificar a Calderón de “espurio”, sino que los legisladores que le apoyaban en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) trataron de impedir por la fuerza la transmisión de mando en el Congreso.

Ese fue su primer intento de llegar a la Presidencia, entonces con un PRD al que terminó abandonando y partiendo en dos para fundar Morena después de ser derrotado por segunda ocasión en 2012 frente a Peña Nieto.

Un signo de derrota que ahora pretende revertir de la mano del sector que fue más duro con él en el pasado: el empresariado.

El “mito” del AMLO antisistema “ha ido desapareciendo”, asegura Romo, que procede de la ciudad de Monterrey, en el norte industrial, donde el candidato izquierdista tiene menos poder.

El empresario admite que había “muchísimas dudas” de si López Obrador tenía la altura de “hombre de Estado”, pero en su opinión el horizonte se está aclarando ahora.

“Si antes la resistencia era un 70 u 80 por ciento hoy puede ser un 20 o 25”, estima sobre el punto de vista de sus colegas empresarios.

El miedo que parece decrecer en ese sector aumenta entre sus rivales políticos, como Margarita Zavala, esposa de Calderón, que en una reciente reunión con corresponsales extranjeros aseguró que el líder izquierdista “tiene ventaja porque su partido ya lo eligió”, cosa que no ha sucedido formalmente.

Zavala alertó del “peligro de un discurso latente de xenofobia, racismo y más nacionalismo” en el mundo, una solución “fácil y muy rentable en términos políticos pero que es un drama para los pueblos”.

El exsecretario de Comunicaciones y Transportes de Calderón, Luis Téllez, advirtió días después ante empresarios españoles que por culpa de Trump “el antiamericanismo dentro de México puede resurgir” y tener “un claro efecto político sobre las elecciones de 2018”, en las que “una corriente populista pudiera ganar”.

Según Romo, los planes políticos de López Obrador pasan por combatir la corrupción, una administración austera y una potenciación del sur del país, más empobrecido, para evitar las olas migratorias a EE.UU.

Sobre el referéndum que el político tabasqueño ha anunciado para consultar a los ciudadanos sobre la propiedad del petróleo, que Peña Nieto ha liberalizado, aseguró que los nuevos contratos “se van a respetar”.

“Eso no quiere decir que no se vayan a revisar, será un ganar ganar”, matizó.

“Hoy siento que la mesa está servida”, agrega triunfalista sobre un posible triunfo de AMLO en las urnas el año próximo, aunque luego advierte que “en política nunca das la batalla por ganada” y recuerda lo acontecido en 2006.

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