Anuncio

Los títulos en línea hicieron de USC la mayor escuela social del mundo, hasta que todo salió terriblemente mal

Share

Hace una década, la USC buscaba una forma de acceder a la educación en línea, que prometía una gran cantidad de dinero en matrículas sin el costo de mantener dormitorios y aulas adicionales.

Bajo el mandato del entonces rector C.L. Max Nikias, la USC firmó un contrato con una nueva empresa de aprendizaje digital en la costa este, y la reconocida escuela de trabajo social de la universidad pronto lanzó una maestría en línea.

La inscripción se fue al tope. El cuerpo estudiantil creció de aproximadamente 900, en 2010, a 3.500 en 2016, lo que la convirtió en la escuela más grande del mundo.

Anuncio

Ese rápido crecimiento, diseñado para asegurar un futuro estable, en cambio, dejó a la escuela tambaleándose. Como informó The Times en mayo, la Escuela de Trabajo Social Suzanne Dworak-Peck de la USC se enfrenta a una crisis presupuestaria tan grave, que casi la mitad del personal podría perder el empleo.

Aunque la USC aún debe detallar el alcance completo y las causas de la emergencia fiscal, algunas cosas están claras: la contratación de maestros y administradores para el programa en línea resultó costosa. Los honorarios de la compañía que administra la plataforma de aprendizaje digital consumieron más de la mitad de los ingresos de la matrícula en línea. Sumado a ello, otros programas menos costosos llegaron al mercado y el impulso para completar las clases en línea derivó en la admisión de estudiantes menos calificados, una decisión que -según muchos de los profesores- perjudicó la experiencia de aprendizaje y la reputación de la institución.

Actualmente hay iniciativas para restablecer los estándares de admisión, pero los criterios más estrictos implican menos estudiantes y menos dinero de matrícula para la escuela.

Los problemas que surgieron en la USC repercutieron en Wall Street, donde la start-up (empresa emergente) con la que se asoció la universidad hace años se convirtió en una empresa que cotiza en la bolsa por valor de más de $2.000 millones. La corporación con sede en Maryland, 2U Inc., ahora presta servicios a universidades de todo el país y en el extranjero, pero depende de la USC para una quinta parte de sus ingresos.

Los analistas de la industria presionaron repetidamente a los ejecutivos de 2U sobre la situación en la escuela de trabajo social, y la compañía redujo los pronósticos de ingresos el otoño pasado, citando en parte la inestabilidad en la universidad de Los Ángeles. “Continuaremos trabajando con la escuela para lograr los mejores resultados posibles”, remarcó el presidente ejecutivo de 2U, Chip Paucek, en una conferencia sobre ganancias, en febrero pasado. “Tenemos que ser pacientes con ella”.

La empresa afirma que no contribuyó a los problemas financieros de la escuela de trabajo social, y dijo en una declaración a The Times que “2U ha cumplido constantemente sus objetivos de contribución financiera para la escuela”.

La universidad, que contrató a la compañía hasta 2030, considera que los factores que llevaron a la escuela a una crisis presupuestaria fueron “mucho más amplios” que su relación con 2U. “En general, esta asociación ha sido positiva”, indicó la universidad en un comunicado.

La gravedad de los problemas de la escuela de trabajo social es evidente en los pasos considerados que deberían ser un refuerzo en su base fiscal. Los puestos de enseñanza a tiempo parcial se están eliminando en gran medida, y los profesores deben soportar cargas de curso significativamente más pesadas. Un comité universitario recomendó el despido de hasta el 45% del personal no docente. Una portavoz de la USC indicó en un comunicado que “todos los gastos administrativos” se están examinando en pos de ahorros, y que el departamento de recursos humanos “continúa trabajando en el impacto que tendría sobre el personal”.

Mientras la escuela de trabajo social lucha con estas cuestiones, hay un creciente escrutinio en el campus sobre la relación con 2U.

2U se queda con una porción del 60% de la matrícula en línea del programa de trabajo social, y el contrato conlleva multas onerosas si USC rompe el acuerdo. Las personas familiarizadas con ello afirmaron a The Times que el contrato contiene la llamada ‘cláusula venenosa’, que exige que la universidad continúe entregando su participación en los ingresos durante dos años después de la cancelación.

Paucek, el CEO, describió los acuerdos de la compañía con las universidades como esencialmente “no cancelables”. En un comunicado, la firma señaló que las disposiciones, a las que denominaron cláusulas de “enseñanza”, se justifican en base a la inversión inicial de 2U, de hasta $10 millones, en nuevos programas de grado. Los preceptos también aseguran a los estudiantes que 2U ayudó a reclutar e inscribirse, obtengan los servicios prometidos, dijo la compañía. Su declaración señala que desde su fundación, en 2008, “la firma no ha tenido un cliente que no haya podido renovar un contrato del programa de posgrado”.

Antes de comenzar el mes pasado, la escuela brindó a los profesores y administradores puntos de aclaración donde se anticipaba que algunos de los asistentes tendrían inquietudes acerca de 2U. Si un padre o estudiante plantea el problema, según el folleto, deben responder que no hay planes para terminar la asociación “en este momento”.

2U, inicialmente conocida como 2tor, comenzó a abordar a la USC poco después de su fundación. Carecía de un historial con universidades, pero tenía una visión convincente. Los fundadores, ex miembros de Princeton Review y Hooked on Phonics, estaban comprometidos a eliminar las barreras a la educación. Su lema es “No hay última fila”.

Con 2U, los estudiantes asisten a clases en línea en vivo, en las que aproximadamente una docena de estudiantes y un profesor pueden verse y hablarse entre ellos en una configuración que algunos comparan con el programa de juegos “Hollywood Squares”. La experiencia está diseñada para ser de mayor calidad que las de otros programas del mercado, que ofrecen conferencias grabadas, tutorías por correo electrónico y, para muchas personas, una sensación de aislamiento.

Nikias, quien se desempeñó como presidente desde 2010 hasta el año pasado, temía que el aprendizaje virtual disminuyera la experiencia particular de los estudiantes universitarios que estudian en el campus de University Park, por lo cual centró los esfuerzos en línea de la USC en los cursos de posgrado. Muchos de sus estudiantes eran profesionales que trabajaban y que se beneficiaban de la flexibilidad de los programas a distancia.

La Escuela de Educación Rossier de la USC lanzó una maestría en enseñanza a través de 2U, en 2009. La escuela de trabajo social le siguió en 2010.

Marilyn Flynn, ex decana de la escuela de trabajo social, le dijo al Huffington Post en abril que Nikias dejó en claro que quería que ella y sus compañeros aceptaran los programas de grado en línea. “Nuestras revisiones de mérito reflejarán la capacidad que tenemos para hacer esto”, afirmó Flynn, quien dejó la USC el año pasado, luego de una investigación criminal sobre el manejo de una donación que recibió de un político local.

Cuando se le preguntó si Nikias presionaba a sus decanos, una portavoz de la universidad respondió que aunque los líderes de la USC apoyaban el aprendizaje en línea, la decisión se dejaba en manos del presidente de cada facultad.

Muchos profesores y futuros trabajadores sociales se mostraron complacidos con el desempeño de 2U.

“Todo era perfecto”, indicó Shona Shaw, de 29 años, una madre soltera en Atlanta que trabajaba a tiempo completo y tomaba clases por la noche, mientras su hijo dormía. La primera vez que pisó el campus de la USC como estudiante fue en mayo, cuando aceptó su diploma. “No tenía idea de cuántos estudiantes había hasta que me gradué”, relató.

Flynn quedó tan impresionada con la tecnología que, en 2015, grabó un mensaje para los analistas de Wall Street, elogiando a la compañía como “el estándar de oro en educación en línea”. Dijo que la asociación la había dejado con un “flujo de ingresos positivo”. “Soy la mejor persona para hablar sobre esta compañía en Estados Unidos. Y lo que han escuchado de mí es algo en lo que, creo, pueden confiar”, decía Flynn.

La empresa parecía igualmente embelesada. “Se puede argumentar que 2U no existiría sin la USC”, afirmó Paucek, el CEO, a los analistas corporativos, en 2017.

Como parte de una renegociación del contrato, la compañía donó $2.5 millones a la escuela de trabajo social para dotar la cátedra académica de Flynn, y realizó una donación por separado a una campaña de capital de $6.000 millones, encabezada por Nikias. La esposa de Paucek, Gabrielle, se inscribió en la maestría en línea de la USC en enseñanza en 2012, y más tarde ese año grabó un video promocional calificándolo como “el mejor programa que existe”.

Una portavoz de la compañía destacó que Gabrielle Paucek no recibió compensación por esa participación.

USC puso a disposición más de media docena de títulos en línea a través de 2U, entre ellos terapia física, políticas públicas, diseño y asesoramiento escolar.

Así, el dinero se vertía en las arcas de la empresa. Cuando 2U comenzó a cotizar en la bolsa de valores, en 2014, aproximadamente el 70% de sus ingresos provenían de sólo dos programas de la universidad: las maestrías en enseñanza y trabajo social. Los registros de impuestos muestran que, el año pasado, USC había pagado al menos $166 millones a la compañía. A partir de 2018, más del 20% de los ingresos de la empresa provinieron de la casa de estudios.

La conexión entre 2U y USC era tan estrecha que, una vez Paucek dijo en una conferencia de la industria que el rector, Michael Quick, de la nada lo llamó e invitó a los ejecutivos de la compañía a idear un nuevo título de posgrado para la universidad.

“Ese, por cierto, es un buen día”, remarcó Paucek al grupo. 2U, dijo, eligió la maestría en línea de enfermería, que debutó en la escuela de trabajo social en 2016.

Cuando se le preguntó sobre la versión de Paucek, la portavoz de la USC no la cuestionó, pero declaró en un comunicado: “En última instancia, corresponde a los decanos y al profesorado de una escuela en particular decidir qué programas en línea, si los hay, se ofrecen”.

Mientras tanto, 2U estaba cortejando a otras universidades y finalmente llegó a un acuerdo para ofrecer títulos de trabajo social en Simmons College, en Boston; Fordham University, en Nueva York, la Universidad de Denver y Baylor University, en Texas.

Los nuevos programas de trabajo social de 2U y otros establecidos en universidades rivales eran significativamente más baratos que los de una maestría en trabajo social de la USC, que asciende a $116.000 para el título de dos años, y los competidores menos costosos redujeron la cantidad de solicitantes de la universidad.

2U tenía un equipo de mercadeo agresivo, que usaba las redes sociales para dirigirse a potenciales candidatos, y empleó a un equipo de periodistas digitales para producir artículos que elevaban el perfil de sus programas de grado.

Incluso con estos esfuerzos, a la USC le costaba atraer suficientes estudiantes. La escuela siempre había requerido un promedio de calificaciones de 3.0, pero con el tiempo, la universidad hizo cada vez más excepciones para completar las clases en línea. En los últimos años, aproximadamente el 40% de los ingresos fueron considerados ‘admisiones condicionales’, lo que significa que carecían del GPA mínimo requerido o no cumplían con los demás requisitos establecidos. En la clasificación de US News & World Report, la escuela de trabajo social de la USC cayó de entre las 10 primeras, hace una década, al puesto 25, el año pasado.

La facultad notó que muchos estudiantes nuevos tenían dificultades para realizar trabajos de posgrado. La escuela proporcionó programas adicionales de tutoría y asesoramiento, pero los problemas persistieron. Los docentes se quejaban entre ellos y, en última instancia, ante Quick y otros administradores.

Flynn se retiró de su puesto como decana en junio de 2018. Abandonó la universidad por completo el otoño pasado, luego de que los fiscales federales comenzaron a investigar su manejo de una donación a la escuela de trabajo social por parte de un supervisor del condado, que terminó en las arcas de una organización sin fines de lucro controlada por el hijo del político. Finalmente, no se presentaron cargos en la investigación.

Después de su salida, los funcionarios escolares revisaron los registros financieros. Estos y una revisión externa posterior mostraron que la escuela había funcionado con pérdidas durante al menos dos años, y se había vuelto financieramente dependiente de la admisión de estudiantes que no cumplían con los criterios académicos normales, se informó a la facultad.

La escuela está ajustando los estándares de admisión gradualmente, para evitar una caída catastrófica en la inscripción y los ingresos. Cuando se le preguntó sobre el tamaño de la clase entrante este otoño, una portavoz precisó que era “demasiado pronto para informar”. Señaló que “en general” la escuela inscribe a aproximadamente 3.200 estudiantes en todos los programas, lo cual significa una disminución de 300 alumnos en la cifra que USC citó hace tres años.

En una declaración proporcionada el mes pasado, el abogado de Flynn dijo que “el aumento del precio en la matrícula de USC” causó la reducción en el número de solicitantes, y dijo que la ex decana concordó con los profesores en que era necesario reducir la cantidad de estudiantes de la escuela “para mejorar la calidad y la satisfacción con los resultados del aprendizaje”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

Anuncio