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Estadounidenses cancelan visitas a lugares turísticos y consultorios médicos de Baja California por la crisis de migrantes

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Turista Libre es un operador turístico de Baja California que ofrece regularmente un par de atractivas excursiones a Tijuana, las cuales permiten a los visitantes probar una muestra gastronómica de las comidas locales o, si lo prefieren, llevarlos a la frontera de Estados Unidos para ver de cerca los prototipos de muro del presidente Trump.

El problema es que hay pocos compradores, si es que hay, para estos recorridos en fines de semana que se venden por alrededor de 60 dólares.

A medida que crecen las noticias sobre las tensiones que rodean la crisis migratoria en Tijuana y los temores de posibles cierres en los cruces fronterizos, el turismo en Baja California está recibiendo un gran golpe.

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Ahora, conseguir una mesa en los famosos restaurantes con cocina de chef ya no es problema, las ocupaciones en los hoteles de Tijuana a Ensenada se están derrumbando, y los consultorios de médicos y dentistas, que dependen en gran medida de los pacientes del área de San Diego, están reportando cancelaciones que han llevado a una caída en los negocios de turismo médico de hasta 70 por ciento.

“Lo que hemos estado experimentando está a la par del resto de los negocios en toda la frontera, aproximadamente de un 50 a un 60 por ciento disminuyeron las ventas desde que las caravanas (de Centroamérica) comenzaron a llegar y desde que este asunto está en los reflectores”, dijo Derrik Chinn un experiodista de San Diego que fundó Turista Libre hace aproximadamente una década para brindar a los visitantes una forma de ver y sentir a México como uno más de sus habitantes. Él dice que el negocio ha perdido entre 4 mil y 5 mil dólares hasta ahora, y encima tuvo que cancelar cinco viajes programados para los últimos dos fines de semana.

“Al principio me alarmé, pero recordé para qué fue que se creó Turista Libre, para permitir que las personas cambiaran de opinión acerca de qué tan sensacionalista se había vuelto Tijuana. Mi preocupación es cuánto tiempo tardará en desaparecer este efecto dominó. Aparte del cierre de la frontera en días pasados, las cosas en la ciudad parecen bastante normales (...) Si tan solo la gente contratara las excursiones”, comentó Chinn.

Los propietarios de negocios turísticos dicen que los visitantes tienen mucho miedo a las largas filas, los enormes retrasos, pero sobre todo, a los posibles cierres en la frontera que los dejaría atrapados en el lado mexicano, como ocurrió en noviembre, en la garita de San Ysidro.

El tweet que Trump publicó en ese momento amenazando con más cierres de fronteras por culpa de los migrantes que buscan asilo, solo ha exacerbado los temores.

Incluso antes de eso, la compañía de Chinn recibió correos electrónicos de clientes que cancelaban reservas a regañadientes debido a lo que escuchaban sobre las tensiones en la frontera.

“Creo que necesito cancelar esto”, le escribió una persona sobre los planes para una próxima gira privada. “No quiero hacerlo, pero aproximadamente el 30 por ciento de mi personal se ha retractado debido a la situación fronteriza. De seguro volveré (he hecho tu recorrido dos veces y me ha encantado), pero no creo que esta vez vaya a funcionar”.

“Había estado monitoreando las cosas, pero no tenía idea de que la caravana llegaría a Tijuana tan rápido”, escribió otro. “Estamos más que decepcionados, pero obviamente nos gustaría programar esto para otro momento”.

Aunque Baja California está regresando a niveles récord de turismo, esta última caída es un recordatorio de que la región no es invulnerable a las fuerzas externas, en particular a la actividad criminal violenta que ha impedido las visitas a México. Hace apenas una semana, dos adolescentes de San Diego fueron ejecutados en un triple homicidio ocurrido en un complejo de departamentos de Tijuana, en una zona conocida por su alta criminalidad.

La industria de cruceros de San Diego es un ejemplo perfecto de las consecuencias financieras de la actividad criminal al sur de la frontera. Aunque se está recuperando, sufrió enormemente hace varios años cuando los informes de crímenes violentos cerca de los destinos de la Riviera Mexicana desalentaron a los cruceros para programar itinerarios en el área, y algunos barcos de plano renunciaron completamente.

Los últimos dos años han sido muy exitosos para el turismo de Baja California, señala Ives Lelevier, subsecretario de turismo para la región.

En 2017, el estado recibió a 27 millones de visitantes, señaló, en comparación con los 25 millones del año anterior.

Pero la noticia de las oleadas de inmigrantes hondureños ha reducido las ocupaciones en los hoteles, con un promedio del 16 por ciento en Baja California durante el fin de semana del Día de Acción de Gracias, en comparación con el mismo periodo del año anterior, de acuerdo con la Secretaría de Turismo. Esa misma disminución solo osciló entre el 4 por ciento en Mexicali y el 33 por ciento en San Felipe, informó la dependencia.

“Lo que hemos estado haciendo durante los últimos 10 días es proporcionar a los visitantes información en nuestro sitio web sobre lo que está pasando con los cruces fronterizos y los aeropuertos”, informó Lelevier. “Estamos tratando de ser muy honestos y objetivos para que los visitantes puedan planificar con anticipación”.

“A veces las personas no tienen la perspectiva adecuada, y es difícil para ellos saber que es solo una parte muy específica de la ciudad donde están los migrantes, y que en el resto de la ciudad todo es como de costumbre”.

Antonio Gamboa, propietario de un conocido parque de camiones de comida en Tijuana, comenta que nadie sabría jamás que hay miles de migrantes acampados en la ciudad si visitaran su parque gastronómico de la Telefónica, pero así y todo, los negocios bajan un 30 por ciento.

Las ofertas de tacos, de carne asada, veganos, platos de atún braseados, ramen, poke y micro cervezas, atraen a los visitantes estadounidenses pero el temor de más cierres en la frontera o largas horas de espera cruzando de regreso a San Diego ha desalentado las visitas, indicó.

“Dependemos mucho de los turistas aquí en el parque gastronómico, porque muchas personas atienden sus necesidades médicas en Tijuana, y tenemos muchos residentes de San Diego que nos conocen y quieren la mejor comida mexicana, así que vienen para acá porque es un lugar muy agradable y seguro en Tijuana”, dijo Gamboa acerca de su negocio de más de cuatro años en el centro de Tijuana. “Es muy decepcionante porque todo es normal en Tijuana, y donde están los migrantes es un área muy aislada”.

De igual manera, el famoso restaurantero y chef Javier Plascencia ha tenido cancelaciones de fiestas en su exclusivo restaurante gourmet Misión 19. Lo mismo pasa en el negocio más popular de su familia: el César, donde era difícil encontrar mesa disponible, ahora las ventas han caído. Ambos restaurantes están en Tijuana.

Sin embargo, dos pequeños hoteles boutique que opera Plascencia en la región vinícola del Valle de Guadalupe no se han visto afectados por lo que está sucediendo en la frontera de Tijuana.

“Creo que los viajeros inteligentes saben que a Baja se puede llegar por Otay o por Tecate (cruces fronterizos)”, dijo. “Tuvimos una buena cantidad de turistas en el Valle de Guadalupe hace poco, pero son clientes habituales y saben cómo moverse”.

Los viajes al Valle de Guadalupe que está más distante, aproximadamente a una hora y media en auto desde Tijuana, de hecho se han visto mucho menos afectados, comentó Fernando Gaxiola, dueño de la compañía de viajes Baja Wine + Food, que también organiza visitas culinarias a Tijuana.

Él está siendo cauteloso, al igual que en la organización de sus excursiones al Valle en diciembre. Las está planificando para que las visitas finales del día a la bodega se ubiquen en la parte noreste del Valle, lo que facilita que los grupos de turistas regresen a Estados Unidos a través de la garita de Tecate.

“No tengo solicitudes para viajes a Tijuana. Nadie quiere ir, pero para el Valle estamos programando muchos viajes”, indicó Gaxiola. “La gente pregunta acerca de la situación, pregunta si es un buen momento. Les hacemos saber que todavía no hay razón para dejar de viajar. Y durante el fin de semana, las esperas en la frontera han sido mínimas porque nadie está cruzando”.

Mientras tanto, el Rosarito Beach Hotel, popular desde hace mucho tiempo entre los turistas estadounidenses que visitan Baja California, ha visto caer su negocio en un 60 por ciento, dijo el propietario Hugo Torres. El hotel ha intentado contrarrestar los informes de noticias con correos electrónicos tranquilizadores a sus miles de clientes anteriores, pero a Torres le preocupa que los visitantes ya no quieran regresar.

“Estamos avisando que todo está volviendo a la normalidad hasta cruzar la frontera, pero no podemos garantizar que (un cierre) no vuelva a suceder”, señaló Torres. “Los mexicanos cruzan (a San Diego) como locos por las ofertas especiales en Macy’s y otras tiendas, por lo que para los empresarios de San Diego está normal 100 por ciento... Pero estamos angustiados. La gente tiene miedo de venir y quedar atrapada de regreso a casa”.

Aparentemente ese también es el pensamiento detrás de muchas de las cancelaciones que las oficinas médicas están teniendo en las últimas semanas.

Para compensar la pérdida de negocio debido a que los pacientes cancelan consultas y cirugías, los miembros de la Asociación Médica de Tijuana anunciaron que estarían ofreciendo descuentos y beneficios para los pacientes locales y de Estados Unidos. El grupo también planea conectarse con las autoridades de turismo en ambos lados de la frontera para obtener descuentos adicionales en restaurantes y hoteles en Tijuana y otros municipios de Baja California.

Georgina Carabarín, una protesista de Tijuana, afirmó que hay disminución significativa en su negocio desde la llegada de los migrantes centroamericanos. Tanto como el 70 por ciento de sus pacientes provienen de San Diego, comentó.

“En este momento, esperamos que todo vuelva a la normalidad”, dijo. “En las noticias, siguen diciendo que hay más personas que vienen, por lo que algunos pacientes nos dicen: vamos a esperar a que la situación se calme y luego haremos otra cita después”.

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