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“¿Qué hago con este dolor?”, más personas mueren por suicidio que por asesinatos

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“¿Qué hago con este dolor?”. Las palabras de Guadalupe Aguilar hacen una pausa como si sus emociones hubieran visto un semáforo en rojo que la obligan a hacer un alto forzoso para prevenir un choque sentimental.

Aguilar vivió la experiencia de perder a dos hermanos a causa del suicidio. Dos funerales. Dos entierros y con ello, las heridas emocionales se multiplicaron.

Los ojos de Guadalupe, con lágrimas a punto de deslizarse por su mejillas, recorren los renglones de un poema que nunca creyó que un día escribiría.

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“Es algo que nunca creímos que nos pasaría una vez, mucho menos dos veces”, expresó Aguilar mientras con ternura miraba la foto de su hermano Rodolfo quien precisamente hace un año, en enero de 2016, se suicidó.

“Hay un sentimiento de culpa y vives con la interrogante de si hubiéramos podido hacer algo más para prevenir el suicidio de mis hermanos”. Habían pasado apenas cinco años del trágico día en que Danny, su otro hermano, cayera en una condición mental que lo condujo al suicidio. Cinco años apenas y Rodolfo optó también por ese camino.

De acuerdo al Instituto Nacional de Salud Mental, al igual que los hermanos de Aguilar, 44 mil personas mueren por suicido cada año en Estados Unidos.

Eso significa que más personas mueren por suicidios cada año, que por homicidios.

El suicidio es la décima causa de muerte en el país, según una investigación realizada por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, (CDC).

Los hombres tienden a utilizar métodos más letales, como por ejemplo, armas de fuego o asfixia, en tanto que más mujeres buscan quitarse la vida por envenenamiento.

Avanza suicidios entre hispanos, jóvenes latinas encabezan la lista

Por primera vez, las jóvenes hispanas son las que más están intentando suicidarse o contemplan hacerlo en comparación con cualquier otro grupo étnico, revelan nuevos datos del CDC.

Un 15.1 por ciento de jóvenes hispanas intentan suicidarse, un índice muy por arriba del 10.2 por ciento de las jóvenes afro-americanas y el 9.8 por ciento de anglo-sajonas, indica el reporte que analizó el riesgo de suicidio entre los jóvenes.

A los 14 y 15 años es cuando más intentos de suicidio ocurren entre las jóvenes hispanas, según el estudio.

“Esto es un efecto psicológico inter-generacional. Las jóvenes –especialmente las hijas de inmigrantes - enfrentan un choque de expectativas culturales que otras jóvenes no tienen”, señala Luis García, doctor especializado en el efecto que juega el aspecto cultural en la psicología.

“Mientras que en la escuela la expectativa cultural que aprenden es de independencia y autonomía, en el hogar tienden a enfrentan expectativas más estrictas que ocasionan un verdadero conflicto emocional”.

“Hay un sentimiento de culpa y vives con la interrogante de si hubiéramos podido hacer algo más para prevenir el suicidio de mis hermanos”, Guadalupe Aguilar

Otro aspecto relevante es el estigma que surge ante la falta de educación sobre el tema, es decir, sentirse psicológicamente diferente no significa estar loco.

Un informe federal del departamento de salud encontró que sólo el 20 por ciento de los latinos con síntomas de un trastorno psicológico habla con un médico acerca de sus preocupaciones.

Sólo el 10 por ciento se comunica con un especialista en salud mental.

A este factor se suma el hecho de que los pacientes que no hablan inglés son evaluados de manera diferente cuando reciben asistencia a través de un intérprete. Otro factor determinantes es que, con mayor frecuencia, los hispanos suelen ser sub-diagnosticados o mal diagnosticados en relación a otros grupos étnicos.

Sin tratamiento, ciertas condiciones de salud mental pueden empeorar y convertirse en factores que contribuyente al suicidio.

Cabe señalar que la mayoría de las personas que sufren de un trastorno mental no mueren por suicidio. Sin embargo, del total de personas que lograron suicidarse, más del 90 por ciento tenía un trastorno mental diagnosticable.

Debido a la falta de acceso médico entre los hispanos, las personas que mueren por suicidio con frecuencia experimentaron depresión no diagnosticada, fueron sub-diagnosticados, o simplemente no recibieron tratamiento.

Síntomas y detección

No hay una causa especifica que ocasionan las ideas suicidas o la condición del suicidio. Usualmente se desarrollan cuando varios factores se suman y causan un estado psicológico que impide que una persona, que está viviendo una combinación de emociones estresantes, pueda razonar adecuadamente para encontrar una solución apropiada.

“Condiciones como depresión, ansiedad y problemas de sustancias, especialmente cuando no se descubren o abordan a tiempo, aumentan el riesgo de suicidio,” señala el Dr. Ricardo Guerra, supervisor para el Centro de Recursos para la Prevención del Suicidio (SPRC)

“Cambios en el comportamiento o la presencia de comportamientos nuevos que la persona no exhibía y que se relacionan con algún evento doloroso, pérdida o cambio en su vida (divorcio, pérdida de empleo, etc…) son factores que deben considerarse ‘banderas rojas’ ”, agregó el experto.

La mayoría de las personas que contemplan quitarse la vida exhiben una o más señales de advertencia, ya sea a través de lo que dicen o lo que hacen.

Personas que han vivido la experiencia de perder a un ser querido por suicidio enfrentan un riesgo mayor de suicidio que alguien sin ese historial.

Llamadas que salvan vidas

El reportero acompañó a un grupo de doctores, terapeutas, y practicantes que aspiran a obtener un título en psicoterapia, a un recorrido por un centro de llamadas para la prevención de suicidio, donde se reciben los casos de las persona con ideas suicidas o a punto de quitarse la vida.

“Si la persona que nos llama tiene un plan, un objeto o han identificado un lugar para llevar acabo ese plan (posesión de arma de fuego, en lo alto de un edificio o puente, etc.) consideramos esa llamada como en crisis”, indicó Guerra, supervisor de una de las líneas de prevención de suicidio en California .

Cuando una persona llama a este tipo de centros, los especialistas hace todo lo posible para que no cuelguen y se aseguran de canalizarlos a los recursos necesarios. Otro paso vital es identificar a un ser querido que pueda cerciorarse de que esa persona no estará sola y pueda, posiblemente, llevar acabo el suicidio.

Rigoberto Estrada, decidió llamar a uno de estos centros cuando terminó de escribir la carta de despedida a sus padres, quienes descubrieron las intenciones suicidas de su hijo hasta el momento que el centro los contactó una noche de julio de 2015.

“Sentía que era la única solución. No podía encontrar otra salida”, dijo Rigoberto. “Me daba vergüenza comentarle a alguien como me sentía, pero eso noche alguien me escuchó, y aquí estoy.”

Los padres de Rigoberto también han recibido consejería y los recursos necesarios para que en familia puedan enfrentar los desafíos emocionales y mentales que su hijo experimenta.

Es muy común que una persona que piensa suicidarse llame una vez en busca de apoyo emocional, en otras ocasiones, marcan a la línea telefónica en busca de la seguridad y confianza que encuentran en las personas entrenadas en este tipo de crisis emocionales.

Aunque muchas personas que contemplan el suicidio no llaman a los centros de prevención, las personas que consideran el suicidio usualmente buscan ayuda. Datos de la Asociación Americana de Suicidología indican que 64 por ciento de las personas que intentan suicidarse visitan a un médico un mes antes de intentarlo y el 38 por ciento la semana anterior a un posible incidente.

Muere un familiar, nace una activista

Los suicidios que le arrebataron la vida a sus hermanos ocasionaron que Guadalupe se involucrara más en actividades comunitarias para ayudar a que la información llegue a tiempo a las familias con seres queridos con ideas suicidas.

“Los primeros efectos del suicidio en los familiares sobrevivientes son dolor, coraje y culpa”, indica el Dr. Luis García, vice-presidente del área de Calidad y Desarrollo Cultural de Pacific Clinics.

“Sin embargo, ya que procesan la perdida física del ser querido, uno o varios de los sobrevivientes se convierten en activistas sociales para hablar precisamente del suicidio”, afirma el experto.

El pasado 19 de noviembre, Guadalupe se sumó el evento organizado por la Fundación Americana para la Prevención del Suicidio donde decenas de familias que perdieron a un ser querido por un suicidio se reunieron para compartir experiencias.

La misión y visión de la fundación es que con eventos como estos se reduzca la tasa de suicidios en un 20 por ciento para el año 2025.

“Si mi testimonio y la información que ofrezca pueden prevenir que el hermano o la hermana de una familia se quite la vida, me llena de vida poder seguir haciéndolo”, Guadalupe

Durante la reunión Guadalupe habló del tema con una seguridad y pasión que nunca imaginó tener.

“Si mi testimonio y la información que ofrezca pueden prevenir que el hermano o la hermana de una familia se quite la vida, me llena de vida poder seguir haciéndolo”, expresó.

La experiencia de ayuda mutua le refrescó el alma, tanto que, para el próximo evento de concientización de salud menta ha planeado llevar puesta una playera pintada con el nombre y los rostros de sus hermanos.

“Mis hermanos ya no tienen voz para prevenir el suicidio”, dice con entusiasmo Guadalupe mientras acomoda la foto de su hermano Danny sobre el mueble de su sala, “pero cuando su voz murió, la mía nació para luchar contra esta condición”.

Los servicios que ofrece el número nacional para la prevención de suicidios son gratuitos, en español, confidenciales y operan las 24 horas del día, todos los días del año. Si usted o alguien de su familia experimenta pensamientos suicidas marque al: 1-800-628-9454

El autor Julio Cesar Ortiz es reportero especializado en salud mental para Noticias Univision 34 en Los Angeles asi como Psicoterapeuta que conduce el Segmento Quincenal “Una Mente, Una Vida”. Twitter:@JulioCOrtiz34

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