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Venció el ‘bullying’ y se transformó en inspiradora de sueños

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Hay camuflajes que resultan casi imposibles de detectar y Ariana Gómez es experta en la materia. Bajo su delicada complexión física, casi frágil, se esconde Pink Lady, como es llamada en el ring, una mujer de figura atlética, firmes brazos y robustas piernas que ha logrado 12 trofeos y tres cinturones en la categoría amateur del boxeo tailandés, Muay Thai.

Sin embargo, esa supuesta fragilidad no siempre fue una virtud, sino que aprendió a imponerse a ella. Hoy en día, es una característica esencial en su carrera y una ventaja en el cuadrilátero donde sus adversarias, sin esperarlo, han sufrido sus patadas certeras.

“En la escuela me hacían burla por flaca”, recuerda la joven atleta, de 5 pies y 2 pulgadas de estatura. Esa aparente vulnerabilidad, se convirtió en causa de ‘bullying’ y hasta hace pocos años todavía luchaba para que no minara su autoestima.

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Gómez, de 25 años de edad, es hija de inmigrantes mexicanos. Su padre, oriundo de Guanajuato, es chofer. Su madre, nacida en Sinaloa, es empleada en una fábrica de costura, de quienes aprendió el espíritu de lucha y determinación.

Esos valores, afirma la atleta, le han servido para ir contra la corriente. A la edad de 16 años, venció a una rival de mayor edad y altura que ella. Al terminar la pelea, un amigo le comentó que las apuestas favorecían su derrota al verla más débil.

“Que otros crean que no lo puedo hacer se ha convertido en una motivación”, reconoció la pugilista, única mujer de su gimnasio con títulos, acompañando a 15 hombres con campeonatos, cuya fotografía decora el local donde entrena.

Antes de incursionar en el boxeo tailandés, la joven comenzó practicando karate, entonces lo veía como un pasatiempo y apenas rondaba los cinco años de edad. De esa manera, desarrolló la destreza con la patada. “Es mi as bajo la manga”, admitió.

En su carrera deportiva, lleva 9 peleas ganadas, un empate y tres derrotas. No obstante, cree que las veces que cayó a la lona al final fueron productivas. “Antes pensaba que forzaba el cuerpo al 100%, de ahí empecé a hacerlo al 200%”.

El Muay Thai se pelea en un cuadrilátero; sin embargo, es diferente al boxeo tradicional porque utilizan manos, pies, rodillas y codos. Troy Fisher, entrenador de Gómez desde que incursionó en el karate, cree que esta chica tiene talento.

“Puede hacer historia, todo depende si es lo que ella quiere hacer”, manifestó el preparador. “Tiene tres títulos y una o dos peleas más para convertirla en profesional. Y de ahí el cielo es el límite”.

En los últimos tres años, junto al deporte ha alternado su trabajo en una escuela en Los Ángeles, en donde imparte clases a alumnos de tercer grado, actividad que disfruta porque le permite ayudar a los estudiantes, muchos de ellos migrantes latinos.

“El deporte me sirve para motivar a los niños, los animo a lograr sus sueños”, aseveró Gómez. “Si tengo una razón para sonreír trato de darle a otras personas ese mismo sentimiento”.

Al preguntar a su madre, Verónica Gómez, sobre el secreto de los éxitos de su hija, no duda en reconocer que los frutos llegan por la perseverancia.

“Le he enseñado a ser fuerte porque las cosas no siempre son fáciles, nosotros a veces no tuvimos ni para comer”, indicó la sinaloense. “Siempre le digo que lo que desee lograr lo alcanzará, pero tiene que hacerlo bien y eso significa algunos sacrificios”.

Con el paso del tiempo, la joven nacida en la ciudad de Sylmar, no solo avanzó en el boxeo, sino que logró una victoria más grande, superar el ‘bullying’.

“Aprendí a que no me importara lo que dijeran los demás, tengo confianza en mi misma y sé que con disciplina si me pongo una meta la puedo alcanzar, pero tengo que trabajar”, advirtió Pink Lady.

En efecto, con una sonrisa picaresca, señala que antes de que su novio le conquistara el corazón varios pretendientes la cortejaron; al final, fueron ellos mismos los que se descalificaron, mientras Ariana se mantuvo segura de quien es.

“A algunos muchachos les atraía y decían que era sexy, pero al mismo tiempo se intimidaban, así como llegaban se iban porque se sentían menos al compararse con lo que hago”, concluyó.

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