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Se buscan trabajadores mexicanos para levantar los cultivos californianos

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Los problemas en la zona urbana se pueden resolver con las ofertas de la zona rural; mientras el desempleo golpea como un martillo con fuerza, en las áreas metropolitanas de las grandes ciudades de California, en los campos agrícolas se reiventan para atraer mano de obra hacia esa industria.

Para protegerse de los rayos del sol, Fidel López viste una camisa manga larga y lleva una gorra en su cabeza. Las huellas de sus zapatos quedan marcadas al caminar en medio de los surcos de fresa. Este joven empresario de ascendencia mexicana nació en Salinas, en una familia de agricultores.

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En su recorrido, observa frondosas frutas que casi están listas para piscar. Este ranchero explica que se trasladó a Santa María, ciudad a 158 millas de Los Ángeles, para tener trabajo todo el año. En efecto, antes de cortar la fresa madura, una cuadrilla de personas siembra más plantas preparándose para la próxima cosecha.

“Hay falta de trabajadores”, afirmó de forma contundente. Desde que él se incorporó al negocio, al graduarse de la preparatoria en el 2004, sembraban fresa en más de 180 acres. Sin embargo, a partir del 2012 se implementó una reducción al enfrentar dificultades para encontrar piscadores.

“He estado poniendo avisos en Facebook y en la radio”, aseguró López, de 30 años de edad, sobre la estrategia que ha estado utilizando para contactar a nuevos empleados, con el fin de levantar la cosecha de los 56 acres cultivados en esta ciudad, además de los 31 acres que tienen en Salinas.

En el 2016, la industria agrícola en California ha creado 359,900 plazas de trabajo; el año pasado en promedio fueron 419,500 posiciones, según el Departamento de Desarrollo de Empleo (EDD).

A pesar de los retos sobre la mano de obra y la sequía, en el 2014 esta industria vendió 54 mil millones de dólares en frutas y semillas, superando a Iowa, el segundo estado agroexportador más grande de la Unión Americana, que obtuvo 31 mil millones.

De acuerdo a Philip Martin, profesor emérito en Agricultura y Recursos Económicos de la Universidad de California en Davis, el problema que enfrentan los rancheros es el envejecimiento de los trabajadores, de igual forma sostiene que les ha afectado la salida voluntaria de campesinos.

“La edad promedio de los trabajadores agrícolas es de 38 años”, sostiene el experto, comparándolo con el 2000 cuando era de 30 años y destaca que a eso se suma que los nuevos inmigrantes se van a otras industrias, como ocurrió entre el 2005 y 2007 con el auge de la construcción.

En ese sentido, el académico asegura que los empresarios se han visto obligados a capacitar a los supervisores de primer nivel y ofrecen bonificaciones a los empleados, utilizando esas estrategias “para persuadirlos a permanecer más tiempo en el trabajo agrícola”.

“Es difícil encontrar un agricultor menor de 40 años debido al capital requerido para cultivar y difícil encontrar un trabajador de más de 40 debido a las exigencias físicas”, señaló Philip, investigador y editor de la publicación “Rural Migrations News”.

En el Estado Dorado, en septiembre, se reportó que el índice de personas desempleadas asciende a 1.1 millones, es decir 75,413 más que en mayo, cuando se tuvo la cifra más baja en todo el 2016.

Luis Castillo, mercadólogo agrícola y presidente de la empresa Five Points Trading Corp., sostiene que el desempleo en los condados de Los Ángeles, Orange y Ventura se resolvería si las personas que no tienen trabajo se mueven a esa industria.

“Se maximizaría la recolección de las frutas”, manifestó Castillo, cuyo trabajo es asesorar agricultores en el uso de fertilizantes y distribución de las cosechas. “Un campo de fresa se tiene que estar piscando cada tres días, pero a veces se va madurando y se pierde si no se corta a tiempo”.

Las oportunidades de trabajo están disponibles no solo en la pisca, sino también en la preparación de suelos, riego de la tierra, choferes de tractor y administradores de personal, entre otras posiciones.

El salario mínimo es de 10 dólares, pero los empleados pueden negociar con base a su experiencia, indicó Martha Montoya, presidenta de la compañía agrícola Los Kitos Produce, con sede en el Condado de Orange, advirtiendo que la falta de personal favorece a quienes siguen en la industria.

“En el pasado la mano de obra llegaba solita, ahora el ranchero tiene que incentivarla”, subrayó la empresaria, destacando que en la actualidad los granjeros “están pagando mejor salario y el costo de la vida en las ciudades cercanas a los campos agrícolas es más barato”.

¿Cuál es la causa de la crisis?

Jorge López es oriundo de Michoacán, México. En su opinión, con más de 40 años en la agricultura, esta industria sale adelante por la mano de obra de los inmigrantes, siendo la mayoría de los trabajadores de origen mexicano, en un porcentaje menor son de Centro y Sur América.

“¿Cuándo ves a un americano o moreno aquí? Todo lo que ves de cultivos de brócoli, coliflor, lechuga, fresa y mora son empleados 100% latinos y todavía dicen que venimos a causar problemas”, reflexionó el ranchero inconforme con los señalamientos racistas. “Todo el ‘field’ [campo] es duro”.

En la actualidad, sostiene el granjero que se debe calcular la cantidad de personal con el que se cuenta a la hora de sembrar, de lo contrario se convierten en pérdidas.

“No viene mucha gente al campo porque están batallado para cruzar la frontera”, aseveró, situación que ha sido notoria en los últimos cuatro años.

Entre el 2009 y 2014, según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid) de México, un millón de inmigrantes de esa nación regresaron a su lugar de origen.

En ese mismo período, de acuerdo a un análisis del Centro Pew basado en el Censo de Estados Unidos, ingresaron a suelo estadounidense aproximadamente 870,000 personas oriundas de la nación azteca, dejando de esa manera un saldo negativo que no se había visto antes.

“Esta es la primera vez desde 1940 que este flujo negativo existe en cuanto a mexicanos, siempre había sido un flujo positivo”, aseguró a HOY Ana González-Barrera, especialista en análisis de datos del Pew, destacando que este hecho coincidió con la crisis económica en territorio del ‘Tío Sam’.

La experta en opinión pública explica que en esa época hubo recortes de empleos y reconoce que hace falta mano de obra en la agricultura.

“Al tiempo que hemos visto la reducción de mexicanos también se ha incrementado el cruce fronterizo de centroamericanos, algunos de ellos probablemente estarán ocupando los trabajos que tenían los mexicanos”, agregó González-Barrera.

Carlos García de Alba, cónsul de México en Los Ángeles, considera que en algunas partes del Valle Central hasta el 80% de los trabajadores son sus connacionales; no obstante, cree que no existe un reconocimiento al aporte que brindan a la economía.

“No hay conciencia plena de lo que significa”, valoró el funcionario sobre la ardua labor que realizan. “Uno se pregunta: ¿Si faltaran los trabajadores hispanos en los campos californianos quien va a hacer ese trabajo?”, reflexionó García de Alba. “No sé quien tenga la respuesta”, concluyó.

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