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Madre discapacitada recibe el mejor regalo de su hija: La graduación universitaria

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Linda García recuerda sentarse a su hija en sus piernas y arrancar su silla de ruedas para visitar el plantel de la Universidad del Sur de California (USC), a unas cuadras de donde vivía.

“Tu puedes ir a esta escuela cuando seas más grande. A mí me gustaría mucho que pudieras graduarte de este lugar”, recordó García, quien sufre de espina bífida, las palabras que le decía a su pequeña hija, Kimberly Cuéllar.

Los años pasaron y sin importar tener que llevar a Kimberly a la escuelas en sus piernas, Linda nunca dejó de estar involucrada en la educación de la niña hasta que hace unos días Kimberly, ahora 21 años de edad, le dio la sorpresa que toda madre anhela escuchar.

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Un esfuerzo mutuo

“Traje a Kimberly a Estados Unidos en 1999 en busca de una vida mejor. Yo fui víctima de violencia doméstica en Guatemala, así que me vine huyendo y estando en Estados Unidos obtuve mi ciudadanía”, dice Linda.

“Siempre apoyé a mi hija en la escuela. Nunca me importó tener que llevarla en silla de ruedas o que no tuviéramos dinero. Yo sabía que lo único que podría darle es educación para que pudiera defenderse”, agrega.

Por su parte, Kimberly resultó ser una excelente estudiante. Para ella no habían vacaciones, y cuando se graduó de la preparatoria aplicó para ingresar a varias universidades y todas la aceptaron.

No obstante, Kimberly se inclinó por USC, donde gracias a una beca pudo estudiar completamente gratis los cuatro años.

Cuando todo parecía que Kimberly estaba a punto de graduarse, una noche de marzo del 2018, la joven fue atropellada cerca de su hogar y el conductor se dio a la fuga.

La estudiante sufrió varios golpes en la cara y el cuerpo; sin embargo, el peor fue en la cabeza. Durante meses tuvo problemas inclusive pérdida de memoria y confusión al hablar.

“Me dio mucho miedo no poder graduarme porque mi grado de capacidad de retener cosas se vio afectado en su momento”, dice Kimberly. Pero “yo quería seguir estudiando y decidí continuar asistiendo a la universidad”, agrega.

Una tarde al visitar la iglesia, Kimberly dice haber sentido “la fuerza de Dios” para seguir adelante, eso y los recuerdos de las visitas en la silla de ruedas de su madre fue el impulso que le permitió continuar a pesar de sentirse mal mental y físicamente.

El regalo

Hace unas semanas, Kimberly recibió la noticia de que su graduación se realizaría el 10 de mayo, día de madres para varios países de Latinoamérica.

“Mi regalo de madres para mi mamá es una licenciatura en Ciencias Sociales con énfasis en Psicología, y un posgrado en ciencia ocupacional. Me gusta mucho poder trabajar con niños que tienen discapacidades”, dice Kimberly.

“Mi mamá siempre me ha apoyado en todo, si no hubiera sido por ella y por la beca de miles de dólares yo no hubiera podido darle ese regalo”, dice la joven.

Por su parte, Linda está feliz con el regalo de su hija.

“Sufrí mucho cuando atropellaron a mi hija, pero ahora que se gradúa quiero gritar de alegría. Qué madre no quiere un título de regalo este día”, sostiene Linda.

Para Kimberly, la graduación es solo el principio de “muchas cosas buenas por venir”.

Kimberly les dice a otros jóvenes de su edad “que todo es posible, que las cosas nunca salen exactamente como uno las planea, pero depende de uno levantarse o quedarse tirado”.

“Estoy orgullosa de ser inmigrante, de haber crecido en Los Ángeles en una comunidad humilde, y de tener a la mamá que tengo, porque ella es mi mayor regalo”, concluye la joven.

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