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Latinos principales víctimas de los prestamistas

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Sonia Verdugo debe 1,500 dólares por un préstamo de 400 dólares que no ha podido finiquitar con una casa prestamista.

“El ciclo es el mismo. Me cortan las horas en el trabajo, no ajusto para pagar la gasolina o las facturas del hogar, pido prestado y cada vez debo más dinero”, dice Verdugo.

Verdugo asegura no ser la única “víctima” de las deudas: “Conozco hombres y mujeres que recurren a estos negocios por necesidad y que pocas veces pueden pagar lo que pidieron prestado”.

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Para ayudar a los deudores, activistas en contra de los negocios prestamistas que abren sus sucursales en barrios de bajos recursos y donde la población es minoría, presionan a la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB) a reforzar normas estrictas contra las empresas para no crear más deudores.

Anualmente más de 14 millones de personas acuden a los negocios de prestamistas para solicitar dinero. 7.4 mil millones de ellos piden efectivo para cubrir emergencias de comida, renta, pagos de auto y otras utilidades, señala la National Hispanic Leadership Agenda (NHLA), una coalición de más de 40 organizaciones que abogan por las minorías de bajos recursos.

El problema, alega la coalición, es que cuatro de cada cinco consumidores no pueden devolver el préstamo durante el tiempo límite debido a los altos réditos, lo que convierte a las deudas de unos cientos de dólares en deudas de miles.

Según NHLA, una parte desproporcionada de los afectados por los prestamistas son latinos.

Para limitar el número de deudores, la coalición pide a través de una carta que el CFPB, la única agencia federal que regula estos negocios, que refuerce sus reglas para no permitir tantos préstamos.

Y es que un solo cliente puede pedir anualmente hasta seis préstamos con tasas de rédito de hasta el 400 por ciento.

La carta indica que aunque la CFPB ya se encuentra trabajando eficazmente en requerir que los prestamistas a corto plazo se aseguren que sus clientes pueden pagar el préstamo, aún hay preocupación porque el número de préstamos para una sola persona anualmente es mucho.

“Los negocios de prestamistas se aprovechan de los latinos y otras comunidades abriendo sus sucursales en estos vecindarios y dirigiéndose a los más vulnerables con ofertas depredadoras,” señala Eric Rodríguez, vicepresidente de la Oficina de Investigación, Defensa y Legislación del Consejo Nacional de La Raza, que forma parte de la coalición.

La misiva también pide que la CFPB extienda la regla no solo para prestamistas a corto plazo sino también a largo plazo como los negocios de autos y los prestatarios hipotecarios.

Asimismo, esta pide que CFBP requiera que los negocios presten dinero siempre y cuando una calculadora de cuentas indique que los consumidores tienen un alto porcentaje de cubrir sus necesidades básicas del día y que no tengan la posibilidad de recaer en el ciclo de las deudas.

“Los trabajadores latinos luchan a diario para cubrir las necesidades de sus familiares. Por ello no deben ser presa fácil de las tácticas inescrupulosas de estas compañías”, alega Héctor Sánchez, director ejecutivo de Labor Council for Latin American Advancement.

Hasta el 70 por ciento de los negocios pequeños de prestamos podría desaparecer bajo las reglas de CFBP, lo que dañaría a las personas que trabajan para estos.

Un negocio de préstamo de dinero en minutos, que no quiso revelar su nombre ante el público, sostiene que “los que realmente ganan dinero en este negocio son los negocios grandes”.

“La CFBP debe enfocarse en el pez grande. Regular los negocios chicos no servirá de mucho solo generará pérdida de trabajo”, agrega el negocio.

Por su parte, la CFBP sostiene que no puede dar comentarios hasta llegar a una conclusión este mes.

Activistas a favor de reglas más estrictas sostienen que la meta principal no es que los pequeños negocios dejen de existir sino que limiten sus tácticas depredadoras para que el ciclo de las deudas sea controlado.

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