Anuncio

Las deportaciones: la deuda de Obama y el desafío de Clinton

Share

La elección del próximo presidente de Estados Unidos coloca en la mesa el debate de la reforma migratoria, situación agridulce para la comunidad latina después de la algarabía que generó el presidente Barack Obama con el tema, pero que al final se quedó en una promesa.

Hillary Clinton, a la cabeza de la nominación presidencial por el partido demócrata, si fuese electa promete que la reforma migratoria llegará en los primeros 100 días de su gestión; sin embargo, en los organismos locales todavía no olvidan la ola de deportaciones de los últimos ocho años.

“Esperamos que esta vez hayan aprendido la lección, volveremos a creer que ahora sí van a cumplir”, manifestó Francisco Moreno, director de comunidades del Consejo de Federaciones Mexicanas (Cofem), a manera de voto de confianza en la que se perfila como nominada.

Anuncio

En el primer mandato de Obama, entre el 2009 y 2012, fueron deportadas 1.5 millones de personas; en el período 2013-2015 se registraron 1,018,538 inmigrantes que fueron removidos por la Oficina de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), completando un total de 2.5 millones de deportaciones.

Ángela Sanbrano, presidenta del Centro de Recursos Centroamericanos (Carecen), rememoró que el presidente tuvo una oportunidad de oro cuando llegó a la Casa Blanca, porque los demócratas tenían el control del Congreso en los primeros dos años de su administración.

“Obama no cumplió y no se lo vamos a perdonar”, valoró la veterana activista cuestionando la tardanza de los alivios migratorios que están en la Corte Suprema. “Si no nos aseguran de parar las deportaciones, no habrá mucho ánimo de votar; el voto de los latinos no es un cheque en blanco”.

El Center for American Progress (CAP) reveló en un estudio, en el 2012, que las deportaciones crean un gran número de madres solteras que luchan para llegar a fin de mes; asimismo, destacó que el gobierno invierte 26,000 dólares anuales por cada niño que pasa a un hogar de crianza.

A juicio de Salvador Sanabria, director ejecutivo de la organización El Rescate, el partido demócrata no puede meter bajo la alfombra las deportaciones y espera que en la convención donde se ratifica al candidato presidencial establezcan la postura en relación a este tema que envuelve diversos intereses.

“Se debe presionar para que la crisis del Triángulo Norte de Centro América se trate como una crisis humanitaria y poner un alto a las deportaciones con propuestas de políticas públicas, porque si alguien va a decidir quien se sienta en la Oficina Oval es el voto latino”, aseguró Sanabria.

Ante de la falta de una reforma migratoria, el mandatario se vio presionado por los diferentes sectores, en el 2012, para aprobar el programa Acción Diferida, con el que se ampararon los jóvenes ‘dreamer’; siendo ese un año electoral, le sirvió para atraer de nuevo al votante hispano.

En noviembre de 2014 anunció las acciones ejecutivas, con las que se detendrían las deportaciones de aproximadamente 5.2 millones; sin embargo, en este momento todavía se encuentran en suspenso y dependen de la resolución que se tome en la Corte Suprema de Justicia.

Salvador ‘Chamba’ Sánchez, profesor de Ciencias Políticas del Colegio Comunitario de Los Ángeles, plantea que las organizaciones locales, en particular las defensoras de los inmigrantes, tienen el reto de exigirle a Clinton “ qué va hacer exactamente en esos 100 días para que pase la reforma”.

“Para que nos tomen en serio hay que tener más liderazgo y demandar más; pero no podemos demandar cuando estamos agarrando un cheque [del partido], hay un conflicto de interés y por eso no hay compromisos de por medio”, señaló en politólogo.

El experto plantea que los demócratas asumen que tienen el voto de los latinos por el financiamiento que brindan durante la campaña, otorgando fondos a las organizaciones para promover el voto.

“¿Qué capital político está dispuesta a gastar para tener la reforma migratoria?”, indicó Sánchez que es la pregunta que se le debe plantear a Clinton, agregando que si no hay acuerdos previos no se puede esperar mucho si llega a la Casa Blanca, “y si los latinos no votan [Donald) Trump va a ganar”.

Anuncio