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La reunificación familiar llegó más de 30 años después como un regalo de Navidad

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El árbol de Navidad brilla con algunas luces en el fondo de la casa, los regalos han comenzado a llegar, pero la mayor alegría para la familia Sandoval no serán los presentes, sino el hecho de haber descubierto el paradero de una hermana desaparecida y la llegada de una sobrina que no conocían.

“Esta Navidad va a ser muy diferente, es como la unión de la otra parte de la historia”, dijo Bety después de limpiarse las lágrimas de sus ojos, rodeada de Henry, Ronald e Indra, sus hermanos mayores, quienes comparten la algarabía de tener junto a ellos a Indra Yajaira.

Indra Yajaira, de 28 años de edad, es la hija de Eloísa Fidelia, la hermana de los Sandoval que a finales de los ’70 desapareció en El Salvador. Por mucho tiempo, cuando Ronald viajaba a su tierra natal iba en busca de esa chiquilla de tez blanca y pelo rubio que dejó antes de emigrar.

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“¿Qué pasó con mi mamá? ¿Qué pasó con Cindy?”, se preguntaba.

Con apenas tres años de edad, Cindy, como fue asentada al nacer, salió de la vista de sus hermanos. El padre se la llevó y le cambió el nombre, algo que hizo la localización de Eloísa Fidelia más difícil.

La madre, por su parte, se fue a buscar a la pequeña, pero nunca regresó, lo que se convirtió en la pérdida de dos seres queridos casi de forma consecutiva, de quienes no tuvieron ninguna referencia a pesar del esfuerzo incansable realizado.

En el 2006, Bety encontró en el pueblo en donde nació su hermana, una pista de lo que había sucedido. Incluso le informaron que tenía dos sobrinos, pero se desconocía el paradero.

Esta familia se movió a Guatemala, relató la joven ante la sorpresa de tener en frente a dos de sus tíos con quienes se encontraban por primera vez, al momento de brindar la entrevista. “Mi mamá me dijo que tenía como 12 tíos, pero no sabía que la buscaban, ni sabía cómo se llamaban”, aseguró.

La esperanza, sin embargo, seguía intacta. A principios de noviembre de 2016, como un último cartucho acudieron al Consulado de El Salvador en Los Ángeles, pidiendo apoyo para localizar a su hermana y sus dos sobrinos.

Para su sorpresa, la oficina gubernamental encontró a Indra Yajaira. Al ser contactada, entró en duda. “Si ni siquiera la querían, ¿por qué la andan buscando?”, reflexionó, porque era la información que tenía por parte de su familia paterna.

En el consulado, una funcionaria llamó por teléfono a Bety, para preguntarle si podía llegar a la oficina porque tenían noticias sobre su solicitud. La conversación se realizó en altavoz y la joven escuchó a su tía llorando, lo que le sirvió para confirmar que era verdad el interés en su mamá.

“No lo creía, ¿cómo es posible que aparezca de la noche a la mañana?”, manifestó Henry al ver a su sobrina.

“Nos ha dado paz mental”, manifestó Ronald con los ojos humedecidos, porque a través de su sobrina se enteró que su madre falleció en 1997, atropellada por un tren. Entretanto, su hermana Eloísa Fidelia murió en 1998 en un crimen aún no esclarecido. “Aquí para la búsqueda”, dijo.

“Nos sentimos tranquilos porque ya sabemos lo que pasó”, agregó Bety, con emoción de ver en su sobrina a la hermana que no conoció.

Esta reunificación se logró el 15 de noviembre anterior; sin embargo, la fiesta se realizará este 24 de diciembre con tamales de gallina y pavo.

“No sé cómo explicarlo, siento felicidad y al mismo tiempo tristeza”, comentó Indra Yajaira, al recordar a su madre. Esa mezcla de sentimientos se le controlan cuando cae en la cuenta que no estará sola, tal como se lo ha pasado en la Navidad de otros años.

“Estoy en paz porque querían a mi mamá y no era como me lo habían contado”, concluyó.

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