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‘La Navidad es todo el año’: Angelinos sirven a orfanato de niñas en la frontera

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A pesar de sus achaques y enfermedades, un grupo de adultos mayores recauda dinero y artículos usados todo el año, para llevar obsequios a las niñas de un orfanato al otro lado de Arizona, en Sonora.

Para los guadalupanos de la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad, en Los Ángeles, la Navidad no solo es en diciembre.

Este grupo visita la Casa Hogar de Niñas Santa María de Guadalupe por lo menos cuatro de los 12 meses del año para llevar comida, artículos de higiene e implementos escolares, entre otros.

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“En la Navidad a muchos se les olvida que hay personas que no tienen nada”, afirma Roland Portillo, uno de los 30 voluntarios. “En este caso, nosotros servimos a unas 30 niñas de nueve meses a 15 años de edad que no tienen familia”.

“Mucha gente pregunta por qué vamos tan lejos, la realidad es que la necesidad se encuentra en todas partes y todos podemos cooperar de una forma u otra. Por ejemplo, las niñas son felices cuando nos ven llegar, nos abrazan, nos ayudan a cargar y lo más importante es que nos ven como su familia”, agrega Portillo.

Todos los domingos por la mañana el grupo vende artículos usados afuera de la iglesia, en espera de que los feligreses cooperen.

Este año, el grupo recaudó lo suficiente para regalarles a cada una de las niñas un vestido, un par de zapatos y un bolso de mano. Sin embargo, la casa hogar tiene otros gastos como los de la plomería y la reparación del único vehículo que tienen.

“Es entonces cuando nos doblamos las mangas y vemos el presupuesto para ayudar en lo que podemos, después de todo la Navidad y el resto del año es para abrir tu corazón, ver que puedes hacer la diferencia en alguien y dejar huella”, indica Portillo.

“Estas niñas estan viendo nuestras acciones, ellas van a crecer y van a recordar que había gente que se interesaba por su bienestar, y entonces van a retribuir”, agrega.

Graciela Medina, de 72 años de edad recién cumplidos, al igual que Portillo ayuda en las ventas todos los domingos afuera de la iglesia.

“En 1990 yo fui una de las personas que visitó la comunidad de San Luis Río Colorado cuando el orfanato fue inaugurado… Ahí me di cuenta la labor que las madres del lugar tenían como meta y desde entonces mi corazón está ahí”, dice Medina, residente en L.A.

De acuerdo a Medina, la difunta María Hernández empezó a ayudar a las monjas, luego de que éstas llegaran a su casa a pedir ayuda gracias a su hijo, quien había conocido a las hermanas en su escuela.

“Desde entonces la señora Hernández, quien formaba parte de los guadalupanos, empezó a ayudar mensualmente vendiendo donas en nuestra calle”, rememoró.

“Cuando las monjas tuvieron suficiente dinero para financiar la construcción, entonces varios fuimos invitados para la apertura”, manifestó Medina.

La voluntaria reconoce que su grupo no está joven, pero dice tener mucho espíritu para asistir.

“Si podemos seguir trabajandoa ¿por qué dejar de ayudar? mientras pueda, aunque sea renqueando voy a cooperar”, dice Medina, cuya preocupación es no tener el espacio suficiente para guardar los artículos donados.

“La comunidad responde muy bien al donar ropa y artículos para nuestras ventas de ‘yarda’, pero siempre necesitamos espacio y más capital para ayudar en los gastos médicos de las menores, ya que éstas también se enferman”, añadió.

No obstante, a juicio de Medina también se necesita “sangre joven para manejar a la frontera, ayudar con la carga y vender también con nosotros… Queremos que nuestra ayuda pase de generación a generación, porque todo lo que damos se nos regresa… hay que dar mucho amor”.

Para donaciones o voluntariado los interesados pueden llamar al teléfono 323.362-3469.

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