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Ante incremento de crímenes de odio, grupos religiosos toman fuertes medidas de seguridad

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La amenaza de bomba contra un centro comunitario judío en Long Beach y el vandalismo contra un centro musulmán en Roseville, ambas ciudades ubicadas en California, ha puesto en alerta a grupos religiosos, tomando medidas de seguridad ante el incremento de crímenes de odio en la nación.

Los feligreses del Instituto Tarbiya vivieron el más reciente ataque, al descubrir insultos con aerosol en sus instalaciones. “musulmán fuera”, se leía en el texto descubierto después de las oraciones de la madrugada en la mezquita de Roseville, ciudad ubicada a 400 millas al norte de Los Ángeles.

El Consejo de Relaciones Americano-Islámico (CAIR) condenó los hechos. La filial en Sacramento, además, ha pedido a las autoridades estatales y federales que investiguen el vandalismo, ofreciendo una recompensa de 1,000 dólares que conduzca al arresto y la condena del perpetrador.

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“CAIR está instando a los musulmanes e instituciones islámicas estadounidenses a tomar precauciones adicionales de seguridad”, exhortó la organización en un comunicado.

Después de las elecciones del 8 de noviembre, líderes de diferentes credos coinciden en que existen mayores expresiones de racismo y crímenes de odio, razón por la que los centros religiosos han tomado mayor conciencia de los peligros que existen de ataques por personas extremistas.

“Para mantener nuestra propia libertad, hay que mantener la libertad religiosa de otros”, planteó Walter Contreras, reverendo de la Iglesia Presbiteriana de Pasadena.

“Las iglesias están tomando mayor seguridad porque los enemigos no son los de afuera, sino que es interno como el ataque en San Bernardino”, agregó el eclesiástico, señalando que “el presidente [Donald Trump] está animando a que se produzca esta persecusión a través de su retórica”.

Juan Carlos Méndez, obispo bautista del Centro Cristiano Bet-El, en la ciudad de Southgate, preside a más de 300 congregaciones aglutinadas en la Coalición de Iglesias en Acción. Hasta la fecha reconoce que no tienen ninguna denuncia, pero admite que este tipo de ataques no es algo nuevo.

“Las iglesias siempre hemos tenido medidas de precaución, pero desde el ataque del 9-11 [en Nueva York] han incrementado”, valoró el obispo.

En ese sentido, considera que es vital mantener coordinación con las autoridades, es decir la policía y alguaciles, así como funcionarios electos. Méndez asevera que en su iglesia con frecuencia “la policía llega a los servicios para asegurarse que todo está yendo bien”.

“Les digo a mis amigos si miran algo, digan algo”, agregó el pastor bautista.

De acuerdo a la investigación “Islamofobia y su impacto en los Estados Unidos”, elaborada por CAIR y la Universidad de California en Berkeley, entre en el período 2013-2015 documentaron 120 actos vandálicos contra mezquitas, solo el 65% de esos casos, es decir 78, ocurrieron en el 2015.

La comunidad judía, por su parte, en lo que va del 2017 ha reportado que al menos 30 instituciones en 17 estados han recibido amenazas de bombas, hechos que según la JCC Association of North America han ocurrido en New York, Ohio, Florida, California, Maryland y Texas, entre otros.

“Le estamos pidiendo a la gente que se mantenga en contacto con las agencias de la ley”, manifestó Paul Goldenberg, director de la entidad judía Secure Community Networks, en declaraciones recogidas por la Jewish Telegraphic Agency.

Goldenberg explicó que los ataques son más específicos, desde las amenazas de bombas hasta el acoso, “en algunos casos están pidiendo marchas armadas”, acciones que identifica con grupos extremistas. “Los grupos neonazis o de supremacía blanca parecen ser cada vez más vocales”.

En el Sur de California, entretanto, están implementándose diferentes esfuerzos a fin de desalentar acciones discriminatorias.

A juicio de Robin Toma, director ejecutivo de la Comisión de Relaciones Humanas del Condado de L.A., se está estimulando a la población a denunciar las intimidaciones y orientan a las organizaciones para prevenir los crímenes de odio coordinando esfuerzos con las autoridades.

“En nuestro reporte de mejores prácticas citamos como ejemplo incrementar los patrullajes en altos objetivos de probabilidad, como en ciertas instituciones religiosas, por ejemplo, mezquitas y escuelas; y estacionar patrullas durante el tiempo de mayor probabilidad”, indicó el funcionario.

Asimismo, Toma advirtió que es fundamental contar con un guardia de seguridad e instalar cámaras de vigilancia, que envíe una señal a posibles autores de ataques.

Esta agencia está canalizando denuncias de crímenes de odio en el número 213-738-2788, con atención en español. De igual forma, animan a la comunidad que haga el reporte en el portal splcenter.org, a la organización Southern Poverty Law Center (SPLC) que lleva un registro nacional.

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