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Futuro de Daca enferma mentalmente a sus receptores, y no piden ayuda

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Julián Gonzales tiene pesadillas de ser deportado, desde que el gobierno federal anunció que las protecciones en virtud del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), se había cancelado.

El joven sostiene que tiene “dolores de cabeza, sentimientos de tristeza y frustración”.

“No es fácil estar pensando en qué va a pasar con mi futuro si soy deportado, debo detener mis estudios y separarme de mi familia”, dijo Gonzales, quien espera una respuesta de alivio de parte del Congreso en marzo.

Sin embargo, este “dreamer” no es el único con problemas de salud mental a raíz de la anulación de Daca.

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Los jóvenes sin un estatus regular están en mayor riesgo de estrés sicológico, de acuerdo Luz Garcini, becaria postdoctoral en el Departamento de Psicología de la Universidad Rice.

Garcini ha estado estudiando las tensiones psicológicas de rescindir Daca en la comunidad indocumentada. Pero a su juicio, agrega la experta, estos jóvenes no están buscando ayuda.

La investigación de Garcini revela que los jóvenes indocumentados reportan altos niveles de ansiedad, seguidos por la depresión.

Asimismo, los síntomas del trastorno de estrés postraumático también podrían surgir, si el Congreso no resuelve el problema de estos jóvenes.

“Si la deportación ocurre para ellos o para un amigo, podríamos ver síntomas de angustia relacionada con el trauma, como pesadillas y recuerdos, o una obsesión excesiva por pensamientos angustiosos”, señala la especialista.

Garcini y otros de sus colegas encuestaron a casi 260 receptores afectados tras el anuncio de la administración de Donald Trump en septiembre.

Entre los participantes, los encuestados de entre 18 y 25 años fueron los más propensos a presentar problemas psicológicos (63 por ciento).

Además, más del 90 por ciento de todos los encuestados citaron la pérdida de su hogar, condición social, familia y ser simbólico como razones para la angustia de salud mental.

Garcini, dice que los “dreamers” en particular corren el riesgo de sufrir problemas psicológicos y una disminución en la calidad de vida, como resultado de los muchos complejos y factores estresantes que enfrentan

“Los ‘dreamers’ a menudo son marginados y discriminados, y como resultado pueden aislarse de las comunidades educativas y laborales más grandes”, dice Garcini.

Muchos también experimentan la separación de los miembros de la familia deportados, y no tienen la opción de viajar fuera del país para visitarlos.

Finalmente, viven con el temor constante a la deportación y experimentan una sensación de falta de voz, invisibilidad y oportunidades limitadas, debido a su estatus en conflicto, explica

A pesar de sufrir mentalmente, a menudo existen barreras culturales que impiden que los inmigrantes indocumentados encuentren ayuda psicológica en sus escuelas, asevera la experta.

Por ahora, Garcini también se está comunicando con la Asociación Nacional de Psicología Latina y las instituciones educativas que sirven a los hispanos para ayudar a recabar más información que pueda ayudarle a este sector.

Garcini le recomienda a los afectados “aprender a identificar sus síntomas de angustia, para que puedan controlar cómo su salud mental se está moviendo a lo largo de las líneas. En lugar de tratar de suprimirlos o ignorarlos”.

También recomienda que los inmigrantes indocumentados encuentren a alguien con quien hablar, como organizaciones proinmigrantes y redes sociales de apoyo.

Garicini espera que el estudio contribuya al desarrollo de intervenciones y esfuerzos de defensa para este grupo de inmigrantes en situación de riesgo.

“Los debates sobre programas y políticas relacionados con ‘dreamers’ son complejos y multifacéticos, y las diferencias de opinión y las divisiones sobre las opciones de política son de larga data”, concluye.

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