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Historia: Estilista de celebridades venció las drogas y ahora ayuda a la niñez

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Las manos de este estilista han peinado a Karyme Lozano, India, Ana Bárbara, Gabriela Spanic y Laura León, entre otras artistas; moverse entre las celebridades es algo que muchos en su oficio sueñan, pero para este guatemalteco su motivación es diferente, después de haber estado atado a las drogas.

“Para mi el éxito es levantarme y respirar, disfrutar de un nuevo día, porque ahora le encuentro el sabor a la vida”, musitó el estilista de famosos quien en su infancia atravesó una etapa de violencia doméstica y cuyas secuelas lo empujaron al bajo mundo de las drogas.

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Este artesano de la belleza, originario de la Ciudad de Guatemala, luchó durante cinco años contra la adicción al cristal y vivió desamparado en las calles de Los Ángeles.

“Siempre quise ser exitoso pero para que mi mamá y mi papá se dieran cuenta de mi valor y se sintieran orgullosos de mí”, admitió con una mezcla de emociones, porque se crió alejado de su progenitor, quien durante su infancia estaba en Los Ángeles y su madre en vez de cuidarlo lo dejó bajo la tutela de la abuela paterna.

Fue ese deseo de encontrarse con su padre la razón que lo llevó a cruzar la frontera en 1996 y probar suerte en Estados Unidos. Para su disgusto, después de cuatro meses juntos recibió un golpe bajo. Su padre lo sacó del hogar, desprecio demoledor que se sumó a su agitada vida de dolor.

“La última vez que lo vi fue en el 2014”, reconoció.

Cuando llegó a Estados Unidos, tenía 17 años de edad. En ese momento, ya había acumulado al menos dos años de experiencia como estilista en suelo chapín. Sin embargo, al verse expulsado por su padre laboró por un par de semanas en la venta de elotes. Luego trabajó ensamblando accesorios de bebés.

Al poco tiempo, en 1998, comenzó a trabajar en su oficio los sábados y domingos. En la ciudad de Southgate se le abrieron las puertas en un salón de belleza. Al conocer el sistema y establecer clientes, se independizó. Realizaba cortes de cabello a domicilio, algo que hasta la fecha implementa.

Las celebridades

Junto a una amiga, Arévalo acudió a una fiesta en el 2005. Ahí conoció al mánager de la cantante puertorriqueña India. Ese encuentro marcaría su vida. Un mes más tarde, en junio, la intérprete tenía una presentación en la ciudad y necesitaba de emergencia a un peinador.

La llamada cayó en su teléfono para que se hiciera cargo de ese trabajo, pero él tenía dudas porque nunca había tenido una responsabilidad de ese calibre.

“Fue el momento más difícil de mi vida”, aseguró el estilista. “Lo que pasa es que yo no soy el prototipo del estilista que trabaja en Hollywood, aparte que estaba peinando a una estrella de la música y no tenía experiencia con celebridades”.

Arévalo, de 40 años de edad, es de mustia fisonomía y baja estatura. Mide 1.68 metros.

“Ni cuando salgo a correr sudo, pero ese día sudé frío y caliente, y la peiné en menos de 30 minutos, algo que por lo general hago en una hora”, dijo entre risas.

A la artista le gustó el trabajo y esa noche estuvo “back stage” en el concierto de la India.

Desde entonces le ha trabajado a esa cantante al menos tres veces más. Luego llegaron a sus manos Lucía Méndez, Gloria Trevi, María Conchita Alonso, Fey, Marisela De Montecristo y Josephine Ochoa, entre otras.

Las drogas

Sin darse cuenta, Arévalo había tocado el cielo con sus manos. Con el acceso al mundo del entretenimiento, también llegó con mucha facilidad el alcohol y las drogas.

En el 2006, cuando su carrera con las celebridades iba como cohete, empezó a consumir cristal. “A veces andaba drogado y así peinaba”, manifestó, detallando que no pudo controlar la adicción y, por un tiempo, se quedó durmiendo en la calle, por eso siempre andaba con una maleta.

“Me quedé a dormir en Pershing Square, en las gradas del Metro en la estación de Wilshire/Western. A veces me quedaba en casas de amigos, pero no les contaba que no tenía donde vivir”, se sinceró.

El giro radical

En el 2011 creyó que iba a morirse. No sabía cómo salir de esa adicción. En ese año, lo invitaron a un retiro espiritual. Al principio, tenía miedo y desconfianza. “Sentía que nunca iba a regresar”, relató sobre lo que pasaba en su interior en el camino a ese encuentro.

Para su sorpresa, desde entonces Arévalo es una persona diferente y, al mismo tiempo, dejó las drogas.

“Fue un encuentro con Dios y conmigo mismo; por primera vez, hablé de mi pasado, lloré después de muchos años de abuso. Me dio un nuevo propósito de vida”, apuntó.

Por espacio de dos años, se alejó de la farándula para llevar una vida normal. En el 2013, regresó para trabajar con Lucía Méndez para un programa de televisión.

Ahora dedica parte de su tiempo a la organización Miss Guatemala USA y es el presidente de la fundación Love And Care For Our Children, por medio de la cual provee becas a niños y niñas de escasos recursos en su tierra natal. Además, está por patrocinar un programa de becas en cosmetología.

“Los instamos a que sigan estudiando, a que aprendan más y sigan sus sueños”, subrayó.

Arévalo, por su parte, no para de cortar cabello y realizar peinados a famosos, pero de igual forma sigue atendiendo a sus clientes regulares por citas y, en el corto plazo, espera abrir su propio local en la ciudad de Los Ángeles.

“Desde que dejé las drogas mi carrera ha sido mejor”, concluyó.

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