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“Voy a crear una sirvienta para el quehacer”, padres e hijos encuentran en la robótica un puente de comunicación

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El uso de las redes sociales y el manejo de la tecnología separaba a muchos padres de sus hijos; sin embargo, a través del taller de robótica, ofrecido en una plaza comunitaria de Los Ángeles, un grupo de padres e hijos acortaron distancias entre ellos unidos por el mundo de la ciencia.

Al menos 12 padres y 23 niños participaron en el taller que brindó el Centro de Recursos Centroamericanos (Carecen), como una modalidad de la plaza comunitaria en la que también brindan clases de inglés y alfabetización, así como educación primaria y secundaria para adultos.

Alberta Monroy, de 44 años de edad, acudió al curso junto a sus tres hijos: Miguel (12 años), Gabriel (11) y Rafael (8). Hace pocos meses concluyó sus clases de primaria, al invitarla al taller de robótica aceptó porqué a uno de sus retoños le atraía este campo. “En la escuela no se las ofrecen”, aseguró.

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Al principio, indicó la oriunda del estado de Hidalgo, México “no teníamos idea de cómo iba a ser”, pero al final junto sus pequeños conoció “desde los circuitos y las piezas, así como soldar y quitar soldadura”, aseveró sobre su experiencia. “Fue un tiempo de pasar juntos y aprender con ellos”.

La curiosidad, dijo Yolanda Loera, fue la razón de su participación. Su hija, Nayeli, de 11 años, la acompañó. En la clase aprendió a instalar motores y manejar el funcionamiento de luces, así como las que se utilizan en un semáforo. “Uno se queda con ganas de más”, aseguró.

Esta inmigrante, oriunda de Guanajuato, México manifestó que ahora no tira a la basura los cepillos dentales eléctricos. “Les quito el motor porque sirven para armar cosas y los entretiene a mis hijos”, agregó la mujer de 47 años. “Voy a crear una sirvienta para el quehacer”, enfatizó entre risas.

Los jueves y sábados se ofrecen las clases regulares en Carecen; pero este taller, indicó Olga González, coordinadora de la plaza comunitaria, es parte de “un esquema que se ha ido adaptando a las necesidades” al ver que los padres “no se manejan en las redes sociales que usan sus hijos”.

Los cursos sobre tecnología son costosos; no obstante, para los padres que participaron aquí fue gratis. Además, este entrenamiento sirvió para estimular a los jóvenes en carreras afines a la matemática e ingeniería, en las que los latinos tienen poca representación en las universidades.

“El potencial lo tienen, pero hay que darles el espacio”, advirtió González, detallando que como resultado del taller los padres pueden seguir clases de preparatoria y de la universidad en línea, porque tienen las bases para continuar “lo que se sembró y que investiguen lo que ahora entienden”.

¿Qué son las plazas comunitarias?

Las plazas comunitarias funcionan bajo la cobertura del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (Inea) de México, cuya supervisión desarrollan los consulados. En el Condado de Los Ángeles existen 14 y en el resto de las ciudades californianas hay 61 más.

De acuerdo a Claudia Matus, coordinadora de la Ventanilla de Oportunidades Educativas del consulado en L.A., las organizaciones que brindan el servicio lo realizan de forma voluntaria y los estudiantes son aceptados a partir de los 16 años.

“Te reciben con un examen”, aseguró la funcionaria, destacando que nadie lo reprueba porque sirve para evaluar los conocimientos, así son colocados en los módulos apropiados. Las clases parten desde la enseñanza de la lectura y escritura, de igual forma incluyen el nivel de primaria y secundaria.

“La ventaja que tiene es que no hay un calendario escolar, si llega hoy o en diciembre en ese momento va a empezar”, aclaró al explicar que los interesados pueden seguir después con la educación superior. “Pretextos hay muchos, pero oportunidades hay más”, concluyó Matus.

Plaza Comunitaria en CARECEN

Tel. 213.385.7800

Dirección: 2815 W. 7th Street, Los Ángeles

Ventanilla de Oportunidades Educativas

Tel. 213.351.6827

Sitio web: inea.gob.mx

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